Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

9 de maig de 2010
4 comentaris

“La paradoja de la corrupción”, per Víctor Lafuente (EL País)

L’article de Víctor Lafuente, professor de Ciències Polítiques a la Universitat de Gotemburg, Suècia, és per tal d’emmarcar-lo. I l’adjunt sobre xenofòbia i vot, de Susana Pérez de Pablos, també. Bon dia.

TRIBUNA: VÍCTOR LAPUENTE

La paradoja de la corrupción

¿Por qué políticos y partidos relacionados con la corrupción mantienen en España altos niveles de aplauso popular? Podría evitarse con burocracia meritocrática, cambio del sistema electoral y prensa independiente

VÍCTOR LAPUENTE 04/05/2010

 

Tres historias diferentes en tres países muy distintos (Haití, Afganistán y Grecia) han atraído gran parte de la atención internacional en el último año. En Haití, la interpretación dominante es que la pobreza extrema del país hizo que un terremoto terrible se convirtiera en una tragedia humana sin precedentes; en Afganistán, que una ocupación extranjera en aumento es incapaz de frenar la violencia y traer estabilidad; y en Grecia, que la conjunción de una mala política fiscal junto a la imposibilidad de recurrir a una política monetaria propia le está llevando al borde del colapso económico. Sin embargo, si preguntamos a expertos, miembros de los Gobiernos y ciudadanos de esos países qué causa señalarían como la principal responsable de sus problemas, la respuesta sería sorprendentemente bastante similar.

En documentos anteriores al terremoto, como Por qué la ayuda internacional a Haití ha fallado,tanto observadores externos como funcionarios implicados durante décadas en la ayuda a Haití admiten que si el problema hubiera sido la pobreza lo habrían podido afrontar. Pero con lo que sistemáticamente se estrellaban sus esfuerzos era con una corrupción endémica creciente. En Afganistán, el estudio de opinión pública más exhaustivo, llevado a cabo recientemente por Naciones Unidas, señala que la corrupción es considerada como el principal problema del país, por encima de la violencia. Por su parte, el primer ministro griego, Papandreu, ha reconocido en una cumbre europea, provocando el estupor entre sus homólogos, que la corrupción es la principal causa de los problemas económicos.

Haití, Afganistán y Grecia son casos extremos de lo que expertos, como Simon Kurer, llaman la “paradoja de la corrupción”. Por una parte, la corrupción es una actividad impopular en todo el mundo, pero, por otra, los políticos corruptos resultan populares en muchos sistemas políticos y sobreviven en sus cargos, ganando en numerosas ocasiones elecciones democráticas. Otros ejemplos vienen de países como Italia, India, Tailandia o México, donde, en determinadas elecciones, estar procesado por corrupción no daña o incluso aumenta las probabilidades de reelección de un político. Otros estudios -como algunos en EE UU o en Brasil- muestran que estar involucrado en actividades corruptas reduce, modesta, pero significativamente, tus probabilidades de reelección. Por supuesto, en los países menos corruptos del mundo estos estudios no se pueden llevar a cabo porque no hay un número suficiente de casos como para extraer conclusiones.
En documentos anteriores al terremoto, como Por qué la ayuda internacional a Haití ha fallado,tanto observadores externos como funcionarios implicados durante décadas en la ayuda a Haití admiten que si el problema hubiera sido la pobreza lo habrían podido afrontar. Pero con lo que sistemáticamente se estrellaban sus esfuerzos era con una corrupción endémica creciente. En Afganistán, el estudio de opinión pública más exhaustivo, llevado a cabo recientemente por Naciones Unidas, señala que la corrupción es considerada como el principal problema del país, por encima de la violencia. Por su parte, el primer ministro griego, Papandreu, ha reconocido en una cumbre europea, provocando el estupor entre sus homólogos, que la corrupción es la principal causa de los problemas económicos.

En España, mientras vamos cayendo año a año en las comparativas internacionales de “buen gobierno” y los ciudadanos están crecientemente preocupados por la corrupción, nuestras instituciones parecen tener problemas para eliminar a los políticos corruptos. Por un lado, más del 70% de los alcaldes envueltos en escándalos de corrupción mantuvieron la alcaldía tras las últimas municipales. Por el otro, las encuestas muestran cómo partidos con numerosos dirigentes procesados en algunas autonomías mantienen (o aumentan) su ventaja electoral sobre la oposición.

La causa de que nos encontremos cada vez más hundidos en la paradoja de la corrupción hay que buscarla en la ausencia de tres mecanismos que, en otros países de nuestro entorno, facilitan que los políticos corruptos sean castigados en las urnas.

El primero, y que he mencionado ya en otras ocasiones aquí, es la adopción de una burocracia meritocrática impermeable al clientelismo. Los políticos corruptos sobreviven en sus cargos gracias a que ofrecen bienes particularizados a miembros de redes clientelares, ya sean legales, como puestos en la Administración pública, o ilegales, como tratos de favor en contratos públicos. Los países donde los políticos corruptos se consolidan a perpetuidad en el cargo suelen tener términos específicos -padrino, cacique, o jao pho (en Tailandia)- reservados para designar a los cabecillas de las redes clientelares que distribuyen trabajos en la Administración, accesos preferenciales a servicios públicos, contratos públicos o licencias de negocios. Los políticos corruptos exitosos electoralmente son aquellos que, cuando llegan al poder, no llegan solos sino que son capaces de colonizar la Administración pública con los miembros de una red clientelar. Y en España es bastante sencillo. Por el contrario, la fortaleza de los cuerpos de la Administración central del Estado impiden que ésta pueda ser politizada. Esto explicaría el misterioso caso de la trama Gürtel, que se gesta al comienzo de la era Aznar y que extiende sus tentáculos en numerosos municipios y comunidades autónomas, pero que no logra contaminar una sola institución de la Administración central del Estado. Las diferencias entre la relativamente incorruptible Administración central española y la relativamente corruptible italiana, tradicionalmente mucho más politizada, podrían explicarse también por la ausencia en esta última de una burocracia central resistente al clientelismo político.

El segundo mecanismo sería el sistema electoral. Por una parte, votar a candidatos individuales es mejor que a listas de partido cerradas, porque aumentan los incentivos a comportarse honestamente. Si los votantes te pueden echar a ti directamente, intentarás mantener tu reputación intacta. Esta es una característica buena de los sistemas electorales denominados “mayoritarios” (como los anglosajones) y que nosotros no tenemos, pues votamos a una tribu entera. Por otra parte, la falta de responsabilidad individual se compensa en muchos países europeos -que, como nosotros, tienen sistemas electorales denominados “proporcionales”- con un instrumento para limpiar la política de partidos corruptos: diseñar circunscripciones electorales que elijan simultáneamente a muchos representantes. En otras palabras, en esos países hay pocas “barreras de entrada” para que una opción política nueva pueda entrar en la vida política, pues incluso un modesto porcentaje de voto te garantiza representación. Esa característica está muy limitada en España, donde abundan las circunscripciones electorales minúsculas y los incentivos para favorecer el bipartidismo. En resumen, a la hora de limpiar las instituciones de políticos corruptos tenemos lo peor de cada sistema electoral: ni candidatos a los que podemos castigar individualmente (como sucede en los sistemas mayoritarios) ni la opción de dirigir el voto hacia alternativas nuevas o minoritarias (como sucede en los sistemas verdaderamente proporcionales).

En tercer lugar, disponer de medios de comunicación independientes juega un papel clave para que la corrupción tenga efectos electorales. En España tenemos una gran pluralidad externa (entre medios de comunicación), pero la pluralidad interna (dentro de cada medio) es limitada. El extremo opuesto sería el mundo anglosajón, donde la pluralidad externa es mucho menor, pero a costa de una mayor pluralidad interna. Así, nosotros podemos elegir entre un mayor número de medios, pero estos medios ofrecen un mensaje más monolítico. El mayor paralelismo entre medios de comunicación y partidos políticos que existe en España hace que, al contrario que en otros países, las noticias de corrupción se perciban como el resultado de intereses políticos encubiertos. Podemos discutir cuáles son las causas -aunque, la alta discrecionalidad política que tienen los Gobiernos, sobre todo autónomos, para moldear a su imagen y semejanza canales públicos regionales y para asignar subvenciones, licencias de radio y televisión u otras vías de subsistencia a grupos privados de comunicación es una seria candidata-.

Por tanto, si los dirigentes políticos españoles estuvieran realmente interesados en eliminar la corrupción, deberían proponer tres acciones opuestas a las que han estado implementando en los últimos años y que, en un ejercicio de ignorancia o de cinismo, siguen postulando hoy día como solución. En lugar de “prestigiar la política”, deberían aspirar a prestigiar la Administración. Y enfatizo que eso no nos acercaría al franquismo, sino a las democracias más avanzadas. En lugar de dar más fuerza a los partidos, deberían dar más peso a los políticos individuales. Y en lugar de fomentar una pluralidad externa y sectaria de los medios de comunicación, deberían mimar la pluralidad interna. O esto o, sin ánimo de ser Casandra, nos deberíamos ir preparando para una tragedia griega.

Víctor Lapuente Giné es profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo, Suecia.

vida&artes 
Un xenófobo, un voto 

España ha sido ejemplo de tolerancia con el inmigrante hasta el estallido de la crisis – Pero el paro dispara el miedo y hay políticos que lo alimentan con mensajes racistas que dan réditos en las urnas

SUSANA PÉREZ DE PABLOS 

EL PAÍS  –  Sociedad – 04-05-2010

La captación del voto xenófobo no empieza en el Congreso de los Diputados. Pero ya se ha iniciado. El caldo de cultivo ideal para los mensajes destructivos contra los extranjeros -que despiertan las más bajas pasiones de los que viven en un hilo, por el aumento del paro y el estrechamiento de los recortes sociales- son los cinturones rojos de las grandes ciudades. Allí donde los inmigrantes rumanos, latinoamericanos o marroquíes se agrupan en un barrio en busca de comunidad y allí donde las políticas de integración municipales, autonómicas y nacionales tienen el punto de mira. El político local sin demasiados escrúpulos utiliza el choque de costumbres entre autóctonos y recién llegados, la necesidad de repartir los servicios sociales (básicamente las guarderías, la sanidad y las viviendas) entre más personas y la crisis, con el paro en la primera línea de fuego, está haciendo el resto.

El panfleto en contra de los inmigrantes rumanos promovido por el PP de Badalona y la negativa del alcalde de Vic, de CiU, a empadronar a los “sin papeles”, unida al anuncio de denunciarles, son apuestas arriesgadas de los mandatarios locales de los grandes partidos, pero nada improvisadas. Los resultados de las elecciones autónomicas y locales en la pasada legislatura en determinados municipios muestran que estos duros mensajes calan en una parte de la población, la más vulnerable, y pueden arañar un puñado de votos, a veces suficiente como para hacerse con el poder municipal. La huella social que dejan estos brotes es de dinosaurio. Un mensaje puede cambiar el clima de la zona y destruir de un plumazo años de políticas destinadas a la integración. Pero las encuestas también demuestran que los picos más altos de preocupación de la población española en general por la llegada masiva de inmigrantes no están tanto ligados a estas cuestiones, tan locales, sino a las noticias sobre la llegada de extranjeros sin papeles en pateras o a determinados episodios de violencia.

 

“Lo que ha pasado en Vic, Badalona o Alcorcón, los problemas también con el padrón, demuestra que estamos convergiendo con la UE en lo malo, es un indicio de que hay tensiones en el nivel local y de que algunas políticas empiezan a identificarse como rentables electoralmente”, señala el sociólogo Héctor Cebolla, profesor de Estructura Social Contemporánea en la UNED y experto en inmigración. “Nuestro sistema dificulta la creación de nuevos partidos políticos que tengan éxito con mensajes de ese tipo en las localidades en las que se pueden arañar esa clase de votos, los están usando algunos responsables políticos que pertenecen a grandes partidos y todo esto significa que nos está pasando lo mismo que ocurrió antes en otras naciones de Europa, es decir, implica que no estamos inmunizados ante la xenofobia, a pesar de lo que creía alguna gente. Es el mismo fenómeno que se vio en otros países europeos: ante la llegada masiva de inmigrantes a una parte de los cinturones rojos de las ciudades, el autóctono que puede se va; muchos de los que se quedan, se rallan”.

 

Pero Cebolla, al igual que otros sociólogos, advierte de que las encuestas de opinión -señalan la inmigración como el tercer problema que más preocupa a los españoles- no tienen sentido en este caso utilizando muestras nacionales, al ser la xenofobia un fenómeno que arraiga, en el caso de España, en ámbitos exclusivamente locales. “Los efectos se diluyen cuando se hacen muestras de todo el país. Porque donde estas tensiones son más visibles es en grandes ciudades que tienen más inmigrantes y donde los servicios públicos se han congestionado. Y no es una tensión episódica, ni creo que los últimos casos, de Badalona o Vic, vayan a ser un fenómeno aislado, existen en otros países europeos que llevan mucho más tiempo que nosotros acogiendo gran cantidad de inmigrantes”, añade Cebolla. “Otra cosa es que el sistema de partidos español no permita que el fenómeno sea amplio, pero en el nivel micro no nos vamos a diferenciar”.

 

Tomás Calvo Buezas coincide en el análisis. Tiene la perspectiva que le dan varias décadas dedicado a este tema. Es catedrático emérito de la Universidad Complutense y fundador del Centro de Estudios sobre Inmigración de esta institución. “La crisis no es el caldo propicio para la solidaridad, con ella crece el recelo. Es cierto que los inmigrantes se ven también muy afectados por ella con un 29% de paro entre ellos, pero también hay un 31% entre los jóvenes. No se puede decir estadísticamente que la xenofobia crezca por estos fenómenos, pero está claro que está latente y que ha aumentado”. Calvo Buezas recuerda el episodio que hizo saltar las primeras alarmas hace unos años: el crimen racista de Aravaca, en noviembre de 1992. La preocupación que despertó hizo que se tomara conciencia de la situación a todos los niveles, político, social, reglamentario, y se pusieron en marcha muchas iniciativas para favorecer los mensajes positivos y la integración. Esta actuación hizo que se rebajaran los índices de xenofobia y que cuando en 2007 creció la inmigración hubiera más tolerancia.

 

También resalta este experto el atentado terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid. “Hizo mucho mal. Contribuyó a la asociación de los musulmanes con la violencia, por eso hay que tener mucho cuidado con los mensajes que se dan”, advierte.

 

A pesar de todo, nadie discute que España haya sido, como país y hasta ahora, un ejemplo de tolerancia ante la llegada masiva de inmigrantes que ha ocurrido en los últimos 12 años. La política de inmigración en España se ha construido sostenida en el consenso. No ha sido un espacio, como ha ocurrido con otros temas sociales como la educación o la sanidad, pasto de la confrontación política en las cámaras parlamentarias o en los pasillos e incluso en las calles. Los partidos mayoritarios se han portado en esta cuestión de una forma coherente. Es verdad que lo dicen ellos mismos, sus responsables, pero la inmensa mayoría de los expertos lo certifica.

 

“La sociedad española ha sido muy receptiva al fenómeno migratorio y la mayoría de los ayuntamientos están haciendo un importante trabajo para favorecer la integración, pero es un proceso largo y complejo y la obligación de los responsables políticos es acompañarlo, invertir en él y poner las condiciones para que transcurra con normalidad”, opina la directora general de Integración de los Inmigrantes del Ministerio de Trabajo e Inmigración, Estrella Rodríguez Pardo. “Los discursos que alimentan el odio a lo diferente y enfrentan a unos con otros son peligrosos a largo plazo porque en estas cuestiones en muy difícil construir y facilísimo destruir. Es fácil despertar en la gente el miedo al futuro, al paro, y culpar al que viene de fuera y alimentar los odios. Es difícil explicar bien las cosas, prevenir y resolver. La responsabilidad es compartida, entre los programas del Gobierno y los recursos del Gobierno y los que han puesto por su parte las comunidades y ayuntamientos para la integración de inmigrantes. Y después de todo ese trabajo, el destrozo que hacen a la sociedad esos mensajes destructivos, ¿cómo se arregla y quién lo paga?”, advierte la directora general.

 

Aparte de los dos momentos más delicados para la política de inmigración en España (en 2000, con los dos cambios normativos sucesivos, y en 2005, con la regularización extraordinaria de extranjeros), España, a pesar de las encuestas, no ha vivido grandes confrontaciones por este tema. Pero hay cuestiones que flotan de forma permanente sobre esta calma, una de las cuales suscitó la polémica de Vic: el derecho al empadronamiento reconocido por la legislación española, se esté en una situación legal o no en el país. Esto es para no pocos especialistas, nacionales e internacionales, una situación anómala que debería revisarse y es un derecho que resulta difícil tanto de entender como de explicar bien a los ciudadanos. Y se trata de una de las cuestiones más usadas para lanzar mensajes xenófobos.

 

“Hay un aumento del rechazo del otro y se produce en los territorios más vulnerables y no en los que tienen más nivel de renta”, advierte la portavoz de Inmigración del PSOE en el Congreso de los Diputados, Esperanza Esteve. “Es normal que en un momento de crisis haya cierto temor a que el otro te acabe desplazando a ti, pero lo grave es que una institución, un partido, use esta situación para crear confrontación entre vecinos, agudice las diferencias y ponga la culpabilidad en el que acaba de llegar, eso es muy sucio”, señala Esteve. “Estos mensajes juegan con un proceso de cambio social delicado en un momento en el que la percepción de la diversidad es muy alta y, aunque hay déficits, se está trabajando duro en los sitios en los que hay más problemas y son lugares en los que hay que cuidar mucho la convivencia, huir de los agravios comparativos y desmontar mensajes negativos. Así que el daño que hacen esas políticas xenófobas es enorme y es muy irresponsable por parte de esos partidos permitir que se quiebre así la convivencia para arañar apenas unos votos”, concluye la portavoz socialista.

 

Su homólogo en el PP, el portavoz de Inmigración Rafael Hernando, considera que “hay datos preocupantes en el intento de utilizar este tema para captar votos, porque la sociedad ha sido bastante tolerante en los últimos tiempos, dado que España es el país que ha recibido más inmigrantes en los últimos 25 años, y no se han producido elementos de xenofobia, como pasó en Francia”. Pero opina que la cuestión es que el Gobierno “no ha tomado medidas serias para atajar el problema de la llegada masiva de inmigrantes, como demuestra que el año pasado, a pesar de la crisis, se dieran 325.000 tarjetas”. Hernando insiste en que la ley ha dejado muchas cosas sin resolver: “Es más fácil venir ilegalmente que de forma legal para los inmigrantes y a través del arraigo se está produciendo además un nuevo proceso de regularización”, advierte.

 

El portavoz popular califica como “desafortunado” el panfleto repartido en Badalona y menciona que también lo han sido “las redadas de Interior contra los marroquíes”. “El problema es que se han primado mucho los derechos y muy poco las obligaciones de los que vienen, como el respetar nuestra legislación. Venir a nuestro país es un privilegio para muchos extranjeros, reciben sanidad y educación gratuita, pero tienen que tener en cuenta que también hay unas normas que deben cumplir que hablan de la igualdad entre hombres y mujeres, por ejemplo, en referencia al uso del velo islámico en los lugares públicos”, explica. “Para evitar el rechazo hay que conseguir que la gente venga legalmente y que cumpla con las normas que tenemos, que son iguales para todos. Es en ellas, en nuestras leyes, en nuestro ordenamiento, donde está el límite de lo que se puede hacer o no, se sea español o inmigrante”, concluye.

 

Carles Campuzano, portavoz de Inmigración de CiU en el Congreso, que conoce de cerca los últimos casos, opina que “si hay xenofobia es por el discurso populista que se ha utilizado pero también por la realidad, por los problemas que no se han abordado bien”. Campuzano también insiste en que, dada la intensidad del fenómeno de la inmigración en España, ha imperado mayoritariamente el sentido común, pero subraya que “el discurso que culpabiliza tiene éxito porque hay problemas en la calle que no han resuelto”. Y lo explica: “Alrededor de las personas a las que se dirige ese discurso está el paro, pero también cuestiones cercanas, como el cambio de su barrio, que ya no tiene nada que ver con el que era y muchos que llevan allí toda la vida lo sienten extraño. No se puede culpabilizar al votante, es un error, porque a base de eso no se va a evitar que continúen votando a los populistas. Hay que tomar iniciativas. El modelo legal, por el marco y la puesta en práctica no es bueno, y cuando superemos esta crisis económica hay que abrir una reflexión sobre qué modelo de inmigración va a necesitar España. Porque la demografía exigiría más trabajadores de origen extranjero y no podemos repetir el mismo modelo que hay ahora”, advierte el portavoz de CiU.

 



Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!

  1. que es remunten fins a 1707-1714. En eixa pugna no tenim res a dir. Som mers comparses de l’estat del seu Estat.
    Ens cal un estat nou i propi. Avançat i més americà en estructura i socialment europeu. Una nova estructura política que encara no eixstix enlloc. Podríem ser-ne dels primers.
    Ens veiem dissabte. Vindran els amics que et vaig dir.
     Una abraçada

  2. La corrupció no són uns actes delictius venials d’un determinat politic o partit politic.

    La vertitable corrupció la provoca la legalitat vigent i les seves administracions, que no és capaç d’organitzar i servir els veritables interessos d’aquells que diu representar.

    Què fa que la gent tinga cada vegadda més tinga que ser fora de la legalitat per a sobreviure o confie més en uns determinats polítics o polítiques que en els propis estats.

    Per què l’actual crisi econòmica no la ha provocada un politic que pressumpatament ha acceptat uns trajes o adjudicat uns encarrecs a un empresa determinada o altra.

    L’actual crisi econòmica ve determinanda per la ineptud de la classe política que governa en contra de la pròpia ciutadania i sistema productiu en benefici d’un sistema financer o un interesos multinacionals corruptes que fa que la gent desconfie del propi Estat i les seves administracions.

    En aquest cas la gent votarà o no a Camps per uns trajes o qüestions de formalitat política menors.

    Votarà o no a Camps en funció de la confiança ciutadana en l’administració legal del govern autonòmic que representa respecte a la confiança que li genera l’Administració de l’Estat i política del govern central.

  3. Una qüestió és el pressumpte delicte administratiu en l’acceptació d’uns trajes o otorgar de forma més o menys ‘legal’ unes activitats a una empresa u altra.

    I un altra qüestió molt diferent és el nul nivell de confiança i credibilitat que n’hi ha al País Valencià respecte de l’administració espanyola i govern de l’Estat Central ‘legal’. 

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Aquest lloc està protegit per reCAPTCHA i s’apliquen la política de privadesa i les condicions del servei de Google.