Els Papers de Santa Maria de Nassiu

Antes de que alguien suspire y lo mire como un romántico, Francisco Cardells-Martí avisa: «No es una visión nostálgica ni retrógrada. Es más bien cuestión de supervivencia». El profesor Cardells es el director del Congreso de Historia Comarcal que la Universidad Católica de València inaugura hoy para analizar el ciclo de la vida y los momentos que vertebran las comunidades. Palabras abstractas y gruesas. Él intenta bajar al suelo la cuestión. O mejor: a las raíces.

Sostiene que se está desgarrando la vida en comunidad. Que la «despersonalización y la deshumanización» del presente han puesto en jaque el concepto de comarca y su sustrato identitario y cultural como espacio natural de la vida de las personas. «Las comarcas salvan el territorio. Es el espacio natural en la vida de las personas. El resto de estructuras son artificiales. La provincia es un invento del siglo XIX. El municipio, con tanto poder como ahora tiene, es una idea del siglo XX. Lo que de verdad ha vinculado siempre a las personas es la comarca. Hoy, en cambio, ha perdido fuerza. Está despersonalizada y se encuentra en la UVI. Y si no tenemos comarca, no tenemos futuro. Porque si negamos nuestra realidad cultural e histórica seguiremos debilitando nuestra identidad individual y colectiva», defiende.

Ese es el marco de la desvertebración territorial a la que el congreso tratará de dar respuestas durante tres días. «La sociedad se ha despersonalizado. Un ejemplo: antes, las campanas nos comunicaban la muerte de una persona de un pueblo a otro. Ahora, si muere alguien en tu finca te enteras si ves el féretro bajar por la escalera. La posmodernidad y el capitalismo han comportado una despersonalización, individual y colectiva, y una fuerte deshumanización. Hemos de repensar la forma en la que vivimos», insta.

Crisis de los ritos de paso
Sobre las personas, advierte de una cuestión que será analizada ampliamente en el congreso: los grandes ritos de paso que marcaban la vida de las personas en el pasado se han desdibujado. Cardells habla del nacimiento sin bautizo. Alude a la muerte, que ha dejado de ser un hecho comunitario. Los matrimonios se han convertido en «uniones a prueba». No hay un trabajo para toda la vida, sino una concatenación de empleos precarios.

Cardells se disculpa por si su visión es demasiado apasionado y apocalíptica. «Antes existía una comunidad verdadera. Ahora la gente va a la suya: el vínculo comunitario se ha perdido. En la familia se ha perdido. En la escuela también se ha dejado atrás: prepara más a los alumnos para una sociedad competitiva que en la construcción de personas. Hay más depresiones que nunca. Hay más suicidios que en el pasado. La gente tiene más medios, pero no es más feliz. Se palpa el desarraigo», sostiene Cardells.