¡Qué vergüenza!, exclamé al leer que las Cortes de la Comunidad Valenciana habían publicado que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, en su declaración de bienes y actividades manifestaba que era copropietario, junto con su esposa, de un piso, una cuenta corriente de 2.779 euros y un plan de pensiones de 8.309 euros, y además disponía de una cuenta bancaria propia con 905 euros y un coche con 15 años de antigüedad.
En los últimos tiempos la actividad política se ha venido convirtiendo en un mercadeo constante de declaraciones, imágenes, gestos y reproches entre dos enemigos irreconciliables, al menos, en los temas vitales.
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En Joan Fuster ja va dir fa temps que més que classe política calia parlar de casta. En algun post vaig publicar l’article on ho deia.