Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

4 de juny de 2025
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Javier Arias Artacho València04 JUN 2025 6:00 Nuestro sistema educativo, sin censuras

La situación es grave, pero silenciosa, solo advertida por el profesorado que, según el primer estudio sobre el Estado de Ánimo de los Docentes elaborado por la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), eleva al 40 % el número de docentes que ha manifestado algún síntoma asociado con la depresión. Se sigue tirando del mantra de la buena vida de los maestros, pero si la realidad no cambia, la vocación docente disminuirá con los años y, lo que es peor, las futuras generaciones de adultos serán tan caprichosas como frustradas.

Es difícil advertir el naufragio educativo y, en un futuro no muy lejano, nadie será responsable de la permisividad y el deterioro de un sistema que cada vez educa menos y se dedica a gestionar más. Los docentes sentimos que la espada de Damocles burocrática es el fin último y primordial de nuestras obligaciones, sin exagerarlo. Somos sabedores de que, para no ser cuestionados o expedientados, deberemos cumplir con un papeleo que se convertirá en nuestro seguro de vida y la constatación de que somos buenos profesionales, más allá de lo que hagamos sobre la tarima. El sistema exprime las vocaciones y expone a los profes a ratios de treintenas de alumnos donde hay que atender la diversidad, a la inclusión, a la disrupción y a todo lo que conlleva la niñez y la adolescencia a la vez. Nuestro sistema educativo se construye desde la magia o el engaño, donde un docente debe impartir su materia con alumnos que saben que pasarán de curso sin esfuerzo, al mismo tiempo que se atiende a los extranjeros, a quienes tienen necesidades específicas por el amplio espectro autista, a aquellos que necesitan adaptaciones y, como nueva moda educativa, a todos aquellos buenos alumnos de toda la vida, los que ahora se quieren llamar de altas capacidades.

Se exige lo imposible y se fomenta enseñar desde el ‘cumpli-miento’.

Sin embargo, la desmotivación del profesorado no es lo más grave del sistema, sino el deterioro de los valores educativos, comenzando por el esfuerzo, pasando por el respeto y el agradecimiento y terminando por la educación, en el más amplio sentido de la palabra. No se trata de todos, desde luego, pero sí de un número más que importante de alumnos, el que suele imponerse en las aulas.

En nuestro sueldo asumimos las faltas de respeto, las impertinencias, las burlas y, en algunos casos, la violencia. Las aulas están preparadas para que los niños, los adolescentes y los jóvenes impongan sus antojos, esos caprichos amparados por un sistema que los sobreprotege para que sean felices, tal y como propone nuestra última ley educativa. También, por supuesto, animados por muchos padres que se comportan como esos papás hooligans que van a gritarle al árbitro y a otros niños desde las gradas de los benjamines. Todos los docentes sabemos que las familias están siendo protagonistas de este gran deterioro del sistema: sentencian que sus hijos no mienten, niegan la autoridad del profesorado y dan coartada a sus malas acciones. Las familias aúpan a los profes cuando todo marcha bien, pero niegan las verdades del barquero cuando este señala una carencia o pone sobre la mesa un merecido mal resultado. Entonces llegan las extorsiones, las denuncias al colegio y a las inspecciones educativas. Se sienten con impunidad para engañar, manipular y difamar, todo un ruido que anima al profesorado más débil a soltar un 5 aunque no lo sea, porque sienten que el sistema educativo otorga a los maestros un minúsculo papel donde les toca luchar contra gigantes. Justificar y demostrar la autoridad del docente puede llevar estrés, papeleo y un importante desgaste emocional.

Algo tiene que cambiar para no quebrarse. A las autoridades educativas les importa más evitar problemas que educar. Pero esto no está exento de un precio: los docentes cada vez lo son menos y nuestro alumnado camina hacia el abismo de los frustrados, esos hombres y mujeres que descubrirán que todo fue un engaño y que no fueron preparados para enfrentar el mundo.


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