Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

22 de març de 2008
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I el que diu el bisbe actual Juan María Uriarte

2. Confortar la esperanza de la sociedad

Somos conscientes del alcance reducido de nuestra audiencia social. Sabemos bien que somos en Europa una Iglesia debilitada en una sociedad poderosa. Pero no nos engañamos al afirmar que esta Iglesia nuestra mantiene un crédito moral nada desdeñable incluso más allá de los confines de la explícita comunidad diocesana. No podemos renunciar a este crédito moral, porque estamos convencidos de que, a través de él, la Iglesia enriquece a la sociedad con el humanismo del Evangelio. No queremos imaginarnos una sociedad en la que la adoración de la técnica, la obsesión del bienestar, la idolatría del dinero, la banalización de la sexualidad, la exaltación de la fuerza bruta y violenta, la desintegración de los vínculos comunitarios, le privaran del oxígeno que puede insuflarle una Iglesia que se lo ofrece con humildad, desinterés y convicción.

(segueix més avall)


Son
aún numerosos los cristianos implicados en responsabilidades políticas
de gobierno o de partidos. Su condición de personas públicas les
convierte en símbolo de la sociedad civil y espejo en el que se miran
los ciudadanos. Sus palabras, gestos y acciones son un testimonio que
puede suscitar esperanza o desaliento. Reconocemos de buen grado sus
realizaciones y dificultades. Les pedimos que, en virtud de su fe, sean
generadores de esperanza. Lo son cuando saben anteponer el bien común a
los intereses de partido; practican la autocrítica y huyen de la
descalificación sistemática de sus adversarios políticos; realizan el
máximo servicio con la mínima voluntad de protagonismo.

Los
Medios de Comunicación Social tienen, en nuestro mundo, un enorme
potencial configurador de la mentalidad, de la sensibilidad y de la
conducta de los ciudadanos. La realidad engendra noticias alentadoras y
preocupantes, incluso terribles. Es normal que la prensa refleje
también estas últimas. No puede escamotear su servicio a la verdad.

Pero
la moral de un pueblo es un gran tesoro que es preciso preservar. Si
por motivos comerciales o servidumbres ideológicas se describen y
comentan de manera reiterada y duramente sesgada los aspectos sombríos
de la realidad, el ánimo de los ciudadanos se encoge y, lejos de
sentirse estimulado, puede ir hundiéndose en un derrotismo pasivo.

El género literario preferente para generar esperanza no es el lamento ni el insulto, sino la propuesta constructiva.

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Entre
los hombres y mujeres profesionales de los Medios de Comunicación se
encuentra un número apreciable de cristianos sinceros y convencidos. El
sedimento activo de esperanza que anida en su alma creyente les ayudará
a sostener y transmitir que las situaciones en las que vivimos, lejos
de ser un callejón ciego, tienen una salida que hemos de buscar, labrar
y pedir.

Los Medios de Comunicación de la Iglesia tienen el
deber de ser ejemplares también a la hora de suscitar la esperanza.
Muchos de sus escritos y programas son coherentes con este deber
ineludible. Lamentablemente no todos. La Iglesia debe procurar que
todos sus profesionales siembren concordia, respeto al diferente,
serenidad valorativa. Estas actitudes nutren la moral de los
ciudadanos. Debe asimis o evitar que ninguno destile animosidad, ironía
mordaz, sectarismo. Tales comportamientos desmoralizan, desaniman y
siembran desesperanza.

En esta tierra nuestra, fuertemente
tocada en su esperanza colectiva por el azote de la amenaza terrorista,
el desencuentro político, la incertidumbre del respeto efectivo de los
derechos humanos y el alejamiento de la perspectiva de la paz, todos y
cada uno de los cristianos somos requeridos por el Señor a mantener
viva, es decir, expresada en obras y palabras, la esperanza de una paz
justa y estable.

Es ésta una de las grandes esperanzas humanas que son signo, fruto y anticipo de la Gran Esperanza final.

San Sebastián, 2 de diciembre de 2007
Primer Domingo de Adviento

† Juan María Uriarte
Obispo de San Sebastián

PD: NO CAL DIR QUE AQUEST BISBE NO PRESIDEIX LA CEE.


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