La Santa Sede nombró
ayer a arzobispo Carlos
Osoro administrador
apostólico de Oviedo. El
administrador diocesano
tiene su potestad limitada,
pero no el apostólico. Osoro
cesará como administrador
apostólico el 18 de
abril, día en el que tomará
posesión de la sede levantina.
También cesaría si antes
de esa fecha es nombrado
un nuevo arzobispo de
Oviedo. Lo llamativo de
este segundo nombramiento
es que no ha sido simultáneo
con el primero.
Por otra parte, el Gobierno
del Principado deseó
ayer «toda suerte de
aciertos y éxitos» a Osoro
como nuevo titular de. Valencia.
En un comunicado,
el ejecutivo regional expresa
que durante sus siete
años en Asturias Osoro ha
dejado «buena impronta»,
ya que «ha sido una persona
trabajadora, comprometida
y muy leal con las
instituciones, en particular
con el Gobierno del Principado
». Finalmente, Bloque
por Asturies acusó de «hipocresía
» al nuevo arzobispo
de Valencia por manifestar
que estudia valenciano,
mientras que «prohibió
el asturiano en las celebraciones
religiosas». preservándose
de rozaduras y
tensiones excesivas, así
como su adecuada visión y
movilidad.”
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El cardenal de los
grandes eventos
6/7 endomingo
11 de enero de 2009
Los grandes acontecimientos, actos masivos y
construcciones monumentales que
han marcado el
gobierno de García-Gasco al frente de la diócesis de Valencia
le han valido la respuesta en la calle pero no han sido
suficientes
para lograr un efecto similar entre el clero, del que
sólo ha obtenido frialdad.
Alfons García, VALENCIA
FOTO: AVAN
Ha estado 16 años en Valencia,
pero Valencia no ha
pasado por él».
El juicio
sobre
Agustín García-Gasco (Corral
de Almaguer, Toledo, 1931) lo
realizaba el pasado jueves, día
del nombramiento de Carlos
Osoro como nuevo arzobispo
de la diócesis, un sacerdote que
ha trabajado al lado del cardenal
bastantes años. La afirmación,
en opinión del periodista
encargado de trazar esta crónica
de la era Gasco, no es del todo
exacta.
Don Agustín puede haber
mostrado demasiado poco interés
por las señas de identidad valencianas
—empezando por la
lengua, despreciada como forma
de comunicación y cultura—,
pero ha entendido algunos
rasgos de ese magma invisible
que debe fluir por el ahora florido
lecho del viejo Turia. Como
es el gusto por lo monumental y
espectacular, diría uno, aún a
riesgo de ahogarse en el tópico.
Pero ahí están las fallas, posiblemente
el mejor resumen sin
palabras de la esencia valenciana.
¿Y qué fue, si no, el magno
altar para las 26 horas de visita
de Benedicto XVI en 2006?
¿Qué fue, si no, aquella exagerada
—e inflada en cifras— concentración
en torno a los monumentos
de vidrio y hormigón
blanco de Calatrava? ¿Qué fue,
si no, la multitudinaria peregrinación
de marzo de 2001
a la
plaza de San Pedro, el centro de
la Cristiandad, para asistir a la
beatificación más masiva hasta
entonces: la de 233 «mártires de
la Guerra Civil»? ¿Qué son, si
no, los templos grandiosos que
ha impulsado en los nuevos barrios
de la capital, como el dedicado
al fundador del Opus
Dei o el proyecto fallido del
Centro ecuménico de Oliva?
O fue una cadena de casualidades
o el prelado entendió
algo, porque estos hechos no se
han dado en otras diócesis españolas.
Como la política de
«grandes eventos» es casi ya
una
marca local.
No podemos asegurar que en
los últimos años Valencia haya
sido más católica (las estadísticas
de asistencia a misa o de vocaciones
dicen lo contrario),
pero sí que la
Iglesia ha estado
mucho más visible. Incluso alguien
dirá que recuperando
aquel papel de fuerza viva que
perdió en los años posteriores al
innombrable Concilio Vaticano
II. «El capellán de palacio» fue
el calificativo que un clérigo de
lengua afilada puso a García-
Gasco por sus frecuentes visitas
al Palau en el que reinaba entonces
Eduardo Zaplana.
El cardenal entendió pronto
los signos que venían de la Santa
Sede, dijo adiós al estilo del
Concilio Vaticano II y abrió las
puertas a los nuevos movimientos
católicos (Opus Dei, Camino
Neocatecumenal), tan queridos
por el Papa Wojtila.
El perfil de los colaboradores
más directos de los que se rodeó
—muy neocon diríamos si
aquí pisáramos Massachusetts
y no Massarrochos— encaja
con ese cambio, lo que obviamente
no fue bien entendido por
un sector importante del clero,
amamantado en seminarios sesenteros
donde las ideas progres
del Concilio dominaban. Para
otros curas, con menos carga
ideológica, simplemente su arzobispo
quedaba detrás de una
barrera demasiado alta. Y un
día, el obispo auxiliar Rafael Sanus,
cansado de ese ambiente y
de ser la sotana de las lamentaciones
de los olvidados, dio un
paso adelante y dijo que se iba.
«Ha sido un hombre del poder
», replica el interlocutor que
abría esta crónica. Se refiere a
sus tratos con el Vaticano y a su
voluntad de intervenir en el poder
político (la vida pública, en
versión eufemística), muy en la
línea también de los nuevos modos
de entender la
Iglesia que
desprendía Juan Pablo II. Ahí
queda la
Universidad Católica
San Vicente Mártir, para ofrecer
una formación contra el «laicismo
» dominante.
Y ahí queda su imagen en
púrpura en el altar de la plaza
de Colón de Madrid el 28 de diciembre
de 2007, al lado de los
cardenales Rouco Varela y Cañizares,
los jefes del episcopado
español. Él, inferior en el escalafón,
hizo notar su presencia
con el verbo apocalíptico: el
aborto, el divorcio express y las
ideologías que pretenden manipular
la educación de los jóvenes,
clamó, conducen a «la disolución
de la democracia».
Y si los adversarios plantan
cara, pues mejor dos tazas: ante
el desparpajo de los Jo no t’Espere
y las centenares de solicitudes
de apostasía recibidas en
el Palacio Arzobispal, previa
concentración en las puertas,
respuesta negativa y cientos de
recursos en la Audiencia Nacional
y el Tribunal Supremo, pese
al coste que pueda implicar.
Nada igual se ha visto en otra
diócesis.
García-Gasco lo ha alcanzado
casi todo en la carrera eclesial:
arzobispo de una de las diócesis
grandes, un gran hito como
un encuentro mundial católico
—y con el Papa, además—, consideración
de la Santa
Sede hasta
el punto de incluirlo en el colegio
cardenalicio. Si echó en falta
algo fue peso en Añastro, la
calle madrileña donde se encuentra
la
Conferencia Episcopal
(CEE). Nunca obtuvo cargos
importantes en los órganos
importantes de los obispos más
que los que le correspondían
como representante de la provincia
valentina. Incluso cuando
en 2008 pasó a presidir una
de las comisiones con más nombre
(la heredera de la antigua Inquisición)
fue por la muerte del
prelado que ocupaba el puesto,
el auxiliar de Madrid Eugenio
Romero Pose.
El cardenal renovó las estructuras
del arzobispado —el
moderno edificio de la calle Avellanas
es la mejor muestra— y,
en esa línea de la presencia pública,
levantó un importante
aparato de comunicación (en
otros tiempos también se decía
propaganda) que ya querrían
para sí algunas instituciones políticas.
¿Y ahora qué? Pues habrá
que ver qué relación entabla con
el sucesor. Si acepta un discreto
segundo plano o quiere alargar
su influencia desde el retiro en
su nueva casa del Seminario.
Las cruces de Osoro
Carlos Osoro también ha tenido sus «cruces» en la
diócesis de Oviedo. Son tres «casos» que han marcado buena
parte de los años precedentes. La asociación Lumen Dei, la
comunidad de Los Cabos y el de un monasterio cisterciense
J. Morán, GIJÓN
FOTO: EFE
Tres asuntos diocesanos
delicados —Lumen Dei,
Los Cabos y Valdediós— han alcanzado
su apogeo en 2008, el
Año Santo de la
Cruz, cuya clausura
presidirá el arzobispo Osoro
mañana en la
Catedral. Han
sido las otras cruces del Año
Santo, tres problemas que Osoro
también ha querido clausurar
antes de su partida a la sede de
Valencia, para la que ha sido
nombrado este jueves. Se trata
de asuntos que Osoro ha conducido
casi en solitario, y que
surgieron por iniciativa suya, y
después se transformaron en
conflictos abiertos.
El caso de Lumen Dei (LD) ha
sido el de mayor calado, pues el
problema de esta asociación
fundada por el jesuita asturiano
Rodrigo Molina (1920 -2002)
recibió incluso la atención del
Papa Benedicto XVI, que en diciembre
de 2008 confirmó al arzobispo
emérito Fernando Sebastián
como comisario pontificio
al frente de LD para reconducir
la asociación. Lumen Dei
cuenta con unos 600 miembros
—entre sacerdotes, hermanas y
matrimonios— que trabajan
principalmente en obras sociales
de Latinoamérica.
La intervención del Vaticano
en la asociación Lumen Dei se
produjo a raíz de denuncias sobre
desórdenes morales y económicos
que involucraban a superiores
de la asociación, la cual
cuenta en Asturias con dos comunidades
de hermanas, una en
Gijón y otra en el Palacio Episcopal
de Oviedo, establecida en
abril de 2007 por invitación del
propio Osoro.
Según ha podido saber este
periódico, dicha comunidad
desaparecerá el próximo día 15
de enero, cuando la hermanas
abandonen el Palacio, con lo
que finalizará una relación tan
directa entre el arzobispo y la
asociación intervenida por la
Santa Sede.
Sin embargo, el propio comisario
acaba de difundir una
carta en la que explica cómo «algunos
miembros de Lumen Dei,
arrogándose una autoridad y
una representatividad que no
tienen —matiza el texto que ha
remitido el comisario—, os
aconsejan salir de Lumen Dei
para luego constituir con ellos
una nueva asociación». Y agrega:
«Ese proyecto es una verdadera
burla de la autoridad del
Papa».
COMUNIDAD DE CREACIÓN.
En cuanto a Los Cabos, es el
caso de una comunidad de vida
y de creación artística que Osoro
creó en 2003, bajo la dirección
del cantautor Luis Alfredo
Díaz Britos (Uruguay, 1952) y
de su esposa, Monserrat Pons.
Osoro cedió para ello el antiguo
colegio de Los Cabos, en
Pravia, propiedad de la familia
Armada.
La comunidad llegó a contar
con unos 20 miembros, procedentes
en su mayoría de varios
países latinoamericanos y su trabajo
mantenía Producciones La
Raíz —sello discográfico de Britos—,
David Radio o la organización
del Multifestival David,
entre otras actividades.
Los lazos entre Osoro y la
comunidad de Los Cabos se estrecharon
más en enero de
2006, cuando los miembros del
grupo formularon en una capilla
de la Catedral
compromisos
de obediencia al Arzobispo y de
servicio a la diócesis que el dirigía.
«Nunca me habéis desobedecido»
Sin embargo, la comunidad
fue disuelta por Osoro en mayo
de 2008, después de que varios
ex miembros se quejaran de que
«nos invitaron a trabajar para
el Señor, pero trabajábamos
para otro señor».
El pasado mes de noviembre
Osoro cesó a Díaz Britos como
responsable del área diocesana
de comunicación y nuevas tecnologías.
Finalmente, el caso de Valdediós
(Villaviciosa), monasterio
cisterciense desde hace ochos siglos,
comenzó con el intento de
Osoro y del prior, Jorge Gibert,
por solucionar el problema de
un cenobio con sólo cuatro
miembros y sin perspectivas vocacionales.
Pero Gibert y Osoro discrepan
profundamente cuando el
arzobispo plantea al prior entregar
el monasterio a la
Comunidad
de San Juan, una congregación
francesa fundada en
1975.
Tras los informes que Osoro
remite a la
Santa Sede, la Congregación
para los Institutos de
Vida Consagrada determina que
el 26 de enero sea suprimido
Valdediós como monasterio del
Cister.
Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!
Poc es pot dir davant la nefasta actuacio de qui no te mes capacitat, i el que es mes greu no te respecte del que xafa i les seues tradicons.
Podria tractarse-me de purità si en lloc de dir Asturià com a llengua, li diem Bable, per que no te el perquè d’anar lligat el nom de la llengua al gentilici (es diu aixi veritat?). A mes que bable es una paraula que sempre ma paregu bella.
I despres l’ipocresia de que estga aprenent valencià, per a nosaltres no es tanta, pero crec que li interessa o en cuatre dies no podra ixir del cap i casal. Pero crec que encara se’ls agreuja mes, sobretot al Osoro per que deu de ser tant analfabet que fins i tot dubtaria jo del seu Llatí i “Mera” que jo no tinc ni idea.
Tambe es veritat que per arrivar a BLAURA o el pegues un trompada o no hi arrives, igual la d’ell es aprendre per obligacio la llengua que tindria que aprendre per devocio.
Ai Àngel que’l nostre Senyor ens pille confessos i Combregats!!!!!