“Para afirmar su españolidad el español español colgó una bandera de su balcón, al modo de los vascos vascos o de los belgas belgas o de los alemanes alemanes. Más tarde decidió que necesitaba una religión y se hizo católico porque era lo que predominaba en su familia. Ello le condujo a odiar a los homosexuales y a los mahometanos, por este orden. Podría haber odiado también a los negros y a los japoneses, o a los ingenieros y a los catedráticos de literatura comparada, pero prefirió especializarse para resultar más eficaz. Enseguida, y como una cosa lleva a otra, se vio en la necesidad de hacerse taurino o antitaurino, eligiendo la primera de las opciones, pues siendo ya hombre, español y católico, le pareció que lo lógico era que le gustaran los toros. Y llegó a amarlos de tal modo que José Tomás se convirtió no ya en su modelo de torero, sino en el de arquitecto, literato, pediatra, lingüista, cineasta, geógrafo e ingeniero de caminos. Le tocabas a José Tomás y sacaba la pistola de español y el odio de católico. Por fin, tras hacerse socio de un equipo de fútbol, se presentó a unas oposiciones a hombre y sacó el número uno.”
“En el poema La Tierra Baldía, T. S. Eliot dice: “Leo casi toda la noche / y en invierno viajo al sur”. Este verso lo tenía Manuel Vázquez Montalbán como un referente de vida, como un objetivo a conseguir. Sólo aquellos que son dueños de su tiempo pueden leer hasta entrada la noche y en invierno viajar al sur. Pero Vázquez Montalbán agregaba a este verso una dimensión ética, social, y decía: “… y además, pagar mis deudas y enterrar a mis muertos”.
Lo que hoy vemos cada día es que hay muchas personas que no tienen ni tiempo ni dinero (paro, crisis, precariedad). Otras no pagan sus deudas (corrupciones político-económicas). Y a otras no nos dejan enterrar a nuestros muertos: Varela, Falange e hijos.”
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