Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

3 de juny de 2007
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EL PSCV (PSOE) no ha fet autocrítica (al meu entendre)

Per tant ací teniu l’opinió de Josep Torrent a EL PAÍS del dia 29 de maig. Hem de reflexionar totes i tots (i una miqueta més qui més ha "perdut")



El cielo se ha desplomado sobre la cabeza de los socialistas y ellos
siguen sin saber por qué. La mayoría de ellos, prácticamente todos, aún
se preguntan qué más tiene que ocurrir para que un partido sumido en la
división, con notables cargos públicos implicados en casos de
corrupción, con un accidente como el del metro de Valencia con 43
muertos, que ha practicado el sectarismo informativo hasta la náusea
pierda unas elecciones. Como se preguntaba recientemente un lector en
estás páginas: ¿Qué más tiene que ocurrir para que los votantes del PP
dejen de apoyarle? Es una buena pregunta: ¿Qué ha pasado? Un análisis
simplista y nominal, tan habitual por estos pagos, concluiría
cargándole el muerto a Joan Ignasi Pla y a Glòria Marcos por su
incapacidad manifiesta de alcanzar las metas ensoñadas por sus
respectivas clientelas condenadas a vagar por el desierto institucional
durante otros cuatro años como mínimo. En el mismo saco podrían
acompañarles los miembros de las direcciones regionales, comarcales,
locales, ex alcaldes, asesores, etc., etc….. En realidad todos, con
algunas notables y singularísimas excepciones -casi se pueden contar
con los dedos de las manos-, han fracasado. La cuestión, sin embargo,
es que la debacle, el terremoto, el hundimiento, llámenle como quieran
no es exclusivo de la Comunidad Valenciana. La pérdida del Ayuntamiento
de Torrent por los socialistas no es un hecho aislado. Exactamente lo
mismo ha ocurrido en Alcobendas, Madrid, una población similar y con
una trayectoria política idéntica.


¿Qué ha pasado?


El pasado 11 de mayo, en estas mismas páginas, el profesor Joaquín
Azagra escribía: "Lo que en el fondo está generando esa deriva
conservadora es la inseguridad frente el mundo que se apunta. Lo
advierten [las capas sociales] en la exigencia de competir cada vez
más, de estar en permanente formación, en que sus hijos se planten en
los 40 sin lograr un trabajo estable y mucho menos de calidad; incluso
en la perplejidad que origina la creciente multiculturalidad. Si
aquellas clases medias en ascenso de los setenta apostaban por
reformas, estas que ya están bien instaladas, lo que quieren es
conservar su estatus y procurárselo análogo a sus hijos. No se engañe
la izquierda. El modelo económico del PP será todo lo depredador y
corto de miras que se quiera (…) pero genera beneficiarios en amplios
sectores sociales". La cita es larga pero explica muy bien las causas
del desastre de la izquierda que, insisto, no es exclusivo de la
Comunidad Valenciana. Lo alarmante es que este cambio social no haya
sido detectado, mucho menos analizado, por la dirección de los
socialistas valencianos. Ni por los del Compromís, claro está. (Para
ampliar información, el libro de los profesores Azagra y Joan Romero País complex, editado por la Universitat de València)


Dicho más claramente: la sociedad valenciana ha cambiado y la izquierda
no se ha enterado. Como mínimo, no se ha enterado bien. La posición del
PSPV respecto del plan Rabassa ilustra las contradicciones de un
partido incapaz de transmitir una imagen coherente y una idea clara:
Etelvina Andreu, en contra; Pla, a favor; Andreu más en contra y Pla ni
a favor ni en contra. Lo mismo se puede decir de su postura frente al
problema del agua. El PP resolvió todos sus problemas con un lema: Agua
para todos. Los socialistas han oscilado desde la oposición frontal al
trasvase a pedir un mini-trasvase del Ebro hasta Sagunto, colocando de
por medio un rosario de propuestas, peticiones y rogativas que, en
lugar de clarificar su posición, la enturbiaban aún más. Las respuestas
del PP ante una sociedad cambiante y compleja han sido muy simples,
maniqueas e incluso demagógicas, pero comprensibles: El partido de la
confianza, el garante de la seguridad y de la tranquilidad. Todo va
bien y aún irá mejor. Estamos aquí, venían a decir, para preservar su
estatus social, no tengan miedo. La propuesta del PSPV ante la
incertidumbre y la inseguridad del futuro fue la de pagar 3.000 euros
por hijo. Todo un hallazgo.


El fracaso de los socialistas valencianos es global, pero su principal
responsable es Ignasi Pla, que no ha dinamitado el suelo electoral del
PSPV, pero ha estado muy cerca de conseguirlo. Ahora, por
responsabilidad, aguantará en el cargo hasta las elecciones generales,
pero lo hará en precario. Toda la dirección socialista está en
funciones y habrá que ver si es capaz de resistir hasta entonces. La
pregunta inmediata es ¿quién tomará el relevo? La debacle ha sido de
tal magnitud que no parece muy exagerado empezar a hablar de una
necesaria refundación del partido.


Francisco Camps, obvio, es el gran vencedor. ¿Cómo utilizará el enorme
poder que los valencianos han depositado en sus manos? Liquidado el
enemigo interior, ¿seguirá durante 4 años practicando ese victimismo
tan rentable electoralmente? ¿Mantendrá ese canal chavista que es TVV
como herramienta para seguir anestesiando a los valencianos? ¿Seguirá
rodeándose y apoyando a presuntos corruptos autoritarios como Carlos
Fabra que amenazan públicamente a periodistas incómodas? Con el 52,22%
de los votos, Camps tiene la obligación de comportarse como el
presidente de todos los valencianos. Debería ser así, pero sus primeras
declaraciones han sido para ejercer como agente electoral del PP ante
las próximas generales. Por ahí, pues, poco hay que esperar. Nadie
puede reprocharle que se vuelque en apoyar a Mariano Rajoy, pero el
orden de sus prioridades debiera ser otro.







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