Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

2 d'agost de 2007
4 comentaris

DIUMENGE PASSAT

José Martí Gómez escrivia un article (llarg) sobre viure en català i castellà a EL PAÍS. És llarg… però fa de bon llegir. Us deixe una xicoteta part a continuació, i si el voleu llegir tot, pitgeu on sabeu.



BILINGÜISMO



Vivir en catalán y en castellano


No hay persecución lingüística. La convivencia entre los dos idiomas se da con la inmigración

JOSÉ MARTÍ GÓMEZ


DOMINGO – 29-07-2007


Meses antes de morir, el mágico Joan Perucho me explicó sus dos
postreras epifanías como ciudadano. Como juez que era, le preguntó a un
acusado: "¿Quiere usted decirme su nombre y apellido, por favor?" El
acusado le respondió: "Se lo diré si me pasa por los cojones". Mientras
se afeitaba a la mañana siguiente, el juez tomó una decisión: jubílate,
Perucho. La autoridad de este país está en crisis.


Como ciudadano que almorzaba en un restaurante, Perucho vivió su
segunda epifanía cuando pidió en catalán, como postre, melón con jamón.
"Lo que quiera, me lo pide en castellano", aulló el camarero. Mientras
sorbía el café, Perucho reflexionó: ni decretos de la Generalitat ni
inmersión lingüística servirán de nada. El catalán tiene un futuro
difícil.


Y sin embargo, a partir de unos casos, pocos y concretos, parece que el
castellano esté sufriendo una persecución. Que esos casos se dan es
cierto. El fundamentalismo de algunos sectores, la falta de tacto y la
estupidez van por libre. Está la señora que se niega a hablar en
castellano cuando entra en una tienda, pero tiene una ecuatoriana como canguro de sus hijos porque sale más barato que tener a una catalana, aunque en lugar de aprender el noi de la mare los niños aprendan los pollitos dicen pío, pío, pío.


Está la bibliotecaria que solicitó información en catalán a una
biblioteca de Oviedo y se indignó cuando la respuesta llegó en bable. Y
están los comisarios culturales que quisieran convertir a cada maestro
en un agente al servicio de la pureza lingüística: "Vigile lo que
hablan los niños en el patio", sería la orden del comisario.


¿Tan perseguido está el castellano en escuelas e institutos de
Cataluña? Reflexión de Jaume Fabre, profesor de instituto: "Me gustaría
saber de dónde salen esos padres angustiados de los que escriben
algunos diarios porque a su hijo alguien les habla en catalán en la
escuela. Llevo muchos años de profesor de instituto y jamás he
encontrado ninguno. Si escuchas a los que hablan de esos padres
angustiados, parece como si todas las clases fuesen en catalán y que
existiesen comisarios políticos en las clases para comprobar quiénes no
usan esa lengua. La realidad fácilmente comprobable es que muchos
profesores, en todos los niveles, dan sus clases en castellano. No
hablemos ya de la Universidad, donde el catalán sigue siendo una
rareza".


Viajemos hasta Santa Coloma de Gramenet, población en la que en su día
Federico Jiménez Losantos expulsó de una asamblea a un estudiante que
se dirigió a él en catalán, y otro día el automóvil de Jordi Pujol fue
apedreado por un grupo de vecinos cuando presidía la Generalitat. Santa
Coloma es un buen observatorio de lo que está cambiando.Tiene 120.000
habitantes, 30% catalanoparlantes. Tiene también 5.000 chinos, 3.000
marroquíes, 3.000 ecuatorianos y miles de ciudadanos de procedencias
diversas, hasta configurar un censo en el que están empadronadas gentes
de 108 países.


A su aire. De esa forma vive la sociedad catalana, la que habla
castellano y la que se expresa en catalán, la convivencia de las dos
lenguas. Los datos no revelan que el castellano esté en peligro: sigue
siendo hegemónico.


¿Qué aporta sobre este tema Eladio Gutiérrez, experto en el tema de la
edición? "En el año 2004, últimos datos del Gremi d’ Editors de
Catalunya, solía leer sólo en catalán el 4,4% de la población;
alternaba de forma indistinta la lectura en castellano y catalán el
45,8%, y a veces leía en catalán el 18,8%. Según datos de la Federación
de Gremios de Editores de España sobre Cataluña, del 50,3% que no suele
leer en catalán, un 36,8% lee en este idioma a veces, y en total lee en
catalán el 68,2% de los catalanes".


¿Qué aporta un recorrido por las calles barcelonesas del Hospital y del
Carme anotando cuantos establecimientos están rotulados en catalán, en
castellano o en idiomas extranjeros? El reportero hizo el recorrido.
Las anotaciones en su cuaderno reflejan que en las escuelas de uno de
los barrios barceloneses con más complejidad étnica y cultural se
enseña catalán, pero en esas dos calles, cruciales en el tejido del
barrio, el comercio se ajusta con precisión a la diversidad: en la
calle del Hospital, 39 comercios tienen los rótulos de sus puertas en
castellano, 30 en catalán y 16 en otros idiomas, la mayoría de grafía
árabe (supermercados, barberías, carnicerías, restaurantes y tiendas todo a cien).
En la calle del Carme, la proporción se mantiene: 15 comercios rotulan
en idiomas extranjeros, 24 en castellano y 12 en catalán.


¿Qué dice la policía autonómica catalana cuando se le pide datos sobre
denuncias en castellano y en catalán? Responden que de los
cuestionarios tramitados a través de Internet en el periodo comprendido
entre noviembre del año pasado y enero de éste, el 78,4% se presentaron
en catalán; el 19,6%, en castellano; el 1,5%, en inglés, y en menor
porcentaje, en francés, alemán e italiano. Ni una denuncia en árabe.


¿Cuántas películas en catalán pueden verse en Barcelona? Según la
cartelera de diciembre pasado, en los 33 cines sólo podían verse seis
películas en catalán.


Y la justicia, ¿en qué proporción ve casos en catalán, en castellano o
a través de intérprete, por ser extranjero el procesado? Habla la juez
Araceli Aiguaviva: "En teoría, se ha de preguntar a las partes la
lengua en la que se han de hacer las resoluciones. En la práctica, en
cada juicio se habla como se quiere, y es habitual que en un mismo
juicio se hable en castellano y en catalán, lo cual no deja de
complicar el trabajo".


También la calle de muchos barrios de Barcelona y su gran periferia es
una babel. El bilingüismo, tan negativo para muchos, es positivo para
Carles Combarros, un joven que al regresar tras unos años trabajando en
Francfort, Nueva York y Seúl, explica que le ha enriquecido sumergirse
en otras culturas y lenguas.


El comerciante Miguel Molina tiene una percepción distinta. Asegura que
el cliente se identifica por su lengua, que la imposición de un idioma
molesta, que la clientela es bilingüe y que muchos de los que
reivindican anticatalanismo son los mismos que gritan ‘Visca
el Barça’ más que un club, salvo cuando durante el franquismo, la gente
del textil que dominaba el club pedía ser recibida en audiencia en El
Pardo por Franco para negociar la enésima reconversión del sector o
cupos de algodón en los años de autarquía.


¿Qué más observa o le explican al reportero las gentes a las que se ha
aproximado? Que las universidades barcelonesas van a la búsqueda del
estudiante latinoamericano con dinero, y alguna prestigiosa escuela de
negocios dará sus cursos en inglés como lengua vehicular. Que la
mayoría de los cofrades de las hermandades de Semana Santa que salen a
la calle en las poblaciones del cinturón barcelonés hablan en catalán,
y que Santa Coloma, que se puede considerar séptima provincia andaluza,
tiene altísimas tasas de paro y de fracaso escolar, pero si se ponen en
línea sus coches, explica Manel Olivés, concejal de Convergència i Unió
que llevó a cabo el cálculo, la población tiene seis kilómetros más de
automóviles que de calles.


El profesor de instituto acaba su discurso: "Se han creado dos mundos:
las clases y el patio. En las clases, los alumnos usan el catalán, si
hace falta, con toda normalidad, sin ningún acento. Imposible
distinguir una colombiana de una alumna nacida en Vic. O el castellano,
si el profesor o algún alumno lo prefiere. En el patio domina el
castellano en buena parte de los institutos y no sólo en los del
cinturón barcelonés. Es decir, entre ellos les une la lengua familiar,
mientras que en las clases usan otra lengua, sin siquiera ser
conscientes de ello. Con total normalidad. Ésa es la grandeza de la
introducción del catalán en la escuela desde hace un par de décadas.
Los alumnos aprenden dos lenguas, lo que es una riqueza, de la misma
manera que antes aprendían sólo una. Tanto los chicos como sus padres
lo ven bueno y saludable. Los casos que aparecen en algunos medios de
información son auténticas rarezas, piezas de museo".


En los barrios en los que la inmigración foránea supera el 30%, los
recién llegados de otros países se quedan los pisos de 60 metros
cuadrados que dejan los que hace unos años llegaron desde Andalucía,
Castilla, Murcia o Extremadura y ahora buscan zonas mejores porque se
sienten incómodos con los recién llegados. Han olvidado sus años de
hambre. Se sienten clase media.


Es algo mucho más profundo que el debate entre el catalán y el
castellano lo que está en juego: es un nuevo modelo social, el que la
inmigración, autóctona y foránea, está poniendo en marcha, guste o no,
mientras lo que queda del naufragio de la burguesía catalana, en su
mayoría sociológicamente franquista, sigue mirándose el ombligo o
viviendo de las fortunas amasadas en los años de las grandes oleadas
migratorias de los sesenta, con la construcción de barrios sin
servicios y edificios levantados con malos materiales en calles
estrechas por las que ahora no pueden circular los modernos camiones de
limpieza. Algunos de esos hombres que hicieron fortuna como
constructores eran alcaldes con Franco, y sus hijos son alcaldes con la
democracia.


La lengua pasa factura. Por eso, el empresariado catalán, por muy
partidario que sea de la normalización lingüística, aparca sin rubor el
tema del etiquetaje de productos en catalán. Es consciente de que su
mercado está en el resto de España, donde comprar un producto
etiquetado en inglés está bien visto, pero en el que antes que comprar
un agua mineral etiquetada en catalán, mejor Perrier, que la
multinacional Nestlé distribuye en la península Ibérica con etiquetaje
en tres idiomas.


Evaristu se ha hecho mayor. La empresa textil en la que trabajaba
quebró por culpa de la competencia china y ha tenido que buscar trabajo
como contable, a ocho euros la hora, en la tienda de un ciudadano
paquistaní. Ésa sería hoy la historia de Evaristu, si Manolo Vázquez Montalbán y Jaume Lorés la recuperasen en el punto en que la dejaron a principios de los años setenta. Evaristu
era el protagonista de una película sobre el Barça que esbozaban
Vázquez Montalbán y Lorés. Pero no cuajó. Los que tenían que poner el
dinero estaban de acuerdo con las cartas que Evaristu escribía
recriminando a los árbitros las derrotas del Barça, pero que la
película finalizase con el monasterio de Montserrat desmoronándose,
amasijo de cascotes tras una derrota azulgrana ante el Madrid, era
intolerable.


¿Qué es hoy intolerable en la sociedad catalana, con poca fe en sus
políticos, en su jerarquía eclesiástica, en sus vecinos, en casi todo?
No lo es la imposición del catalán en la escuela. Mientras se discute
si catalán o castellano, galgos o podencos, la sociedad va por otro
lado. En palabras del profesor Manuel Castells al autor de este
reportaje, "en la sociedad multicultural no hay más remedio que ser
tolerantes, aunque no se tengan muchas ganas".



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  1. L’article podria estar molt bé si es limités a explicar la realitat social dels que sobrevivim en català a Catalunya, com sempre José Martí parla com de qui posseeix la veritat suprema i com a bon polanquista responsabilitza la burgesia catalana de tots els mals del planeta  "mientras lo que queda del naufragio de la burguesía catalana, en su mayoría sociológicamente franquista"

    A veure, burgesia catalana va ser franquista, de la mateixa manera que va ser antifranquista, i la nova generació va ser marxista, o és que ens volen fer creure què en Pujol i la seva tropa eren burgesia, però en canvi en Serra, Maragall, Clos, Castells, Obiols.. provenien de la classe obrera?. Sempre tindran en Montilla com a exemple d’immigrant obrer, això sí, obrer que de ben jove ja havia viatjat per tot el món en una època on francament, només les millors fortunes s’ho podien permetre. Com si d’obrers franquistes no n’hi haguessin hagut, ¿i tota la tropa que controlava els sindicats verticals, associacions de veïns, guàrdia civils, policies, funcionaris, professors vinguts de tot l’estat, els lloguers i pisos assequibles amb el cartellet "tanto monta monta tanto" del ministerio de la vivienda?

    Seguim sempre el mateix esquema, el burgès és dolent per definició, el burgès és català i l’obrer és castellà, en conclusió la llengua castellana és la de la bona gent i la catalana la dels explotadors i franquistes. No hi ha matisos, teoria de classe pura i dura.

    Això sí, el que no dirà mai José Martí és que el senyor Polanco era sociològicament i plenament franquista, i els seus llibres de text servien per adoctrinar els joves durant el règim.

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