Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

29 de gener de 2010
0 comentaris

Del bloc “PARLEM D’UNA ALTRA COSA”, de Jesús Pàrraga

Aulas callejeras y clericalismo social-laicista

Un aforisme de l’amic Tobies Grimaltos al seu blocVista Parcial i algunes entrades recents del bloc d’Àngel Canet m’han dut a la memòria un article que vaig enviar fa quatre anys (Déu meu, fa ja quatre anys!) al diari Levante-EMV. Òbviament no el van publicar. L’avantatge d’aquestos diaris íntims personals-virtuals (i virtuosos) és que pots publicar allò que et deixe l’autocensura. Com que el tema (desgraciadament) continua d’actualitat el copie a continuació

Levante-EMV publica hoy (2 de febrero de 2006) la noticia de un ciudadano acalorado que, después de bloquear con su furgoneta el aparcamiento de un instituto de educación secundaria “para que no pudiera salir ningún vehículo”, se dirigió a un profesor “a gritos, amenazándole de muerte”, “al creer que éste había pegado a uno de sus hijos.” Unas páginas atrás, un artículo de opinión de la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA-Valencia) nos informa de que “un centro escolar es un espacio público, como lo es un parque, una sala de justicia, un hospital o una calle.” Cierto. Hete aquí que, igual que en la calle, podemos ver en el instituto una colorista escena callejera, con bloqueo circulatorio y amenazas de muerte incluidas. Lo hemos conseguido, las escuelas son como los hospitales… con sus divertidos carteles del Colegio de Médicos y de los sindicatos de enfermería en los que reclaman el respeto de la ciudadanía ofuscada y advierten de las medidas legales que emprenderán contra los actos de violencia que sufre el personal sanitario. (Algo quizás muy drástico: el claustro de profesores bloqueados se ha limitado a “condenar las amenazas sufridas por uno de los profesores”. Los claustros son así de guays.) Es verdad; hace poco tiempo hemos podido ver en televisión una sala de justicia en la que un muchacho se sentaba en la silla de los testigos medio tendido para poder dar pataditas al micrófono y era reprendido por la fiscal que le conminaba a que se dirigiera a ella de usted. ¡Igual que en clase! Los parques. Esos sí que son espacios similares a los colegios, con sus camellitos del menudeo, sus kíes, sus bandas multicolores amontonadas en los bancos imponiéndose de manera fascista… Qué maravilla.
…Qué amargura…
El sarcasmo es el último refugio de los derrotados y no tengo más remedio que reconocer en mí esa derrota… Pero ¿Qué otra forma discursiva podemos adoptar ante la letanía de los burócratas sindicales? ¿Qué pensarán de ese compañero agredido y vejado? ¿Algo habrá hecho? ¿Él se lo habrá buscado? ¿De qué otra manera podemos acercarnos al sermón de los paniaguados formadores del profesorado que no pisan las aulas desde los tiempos de la Ley Moyano? ¿Qué pensarán de ese compañero humillado y desautorizado? ¿Que no ha sabido reconducir la situación? ¿Que sería necesaria la figura del mediador? ¿Que el conflicto es positivo y necesario para el proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Cómo podemos argumentar ante el rosario de falacias monjiles de las asociaciones de madres y padres que actúan como correa de trasmisión del “partido”? (Lo pongo con minúscula porque el Partido es el Partido)
Pero el sarcasmo deja de serlo cuando la deformación irónica tiene como objeto algo de por sí deforme: la algazara antirreligiosa de hace algunos meses se fundamenta en un run-run de sacristía laicista que repitead nauseam (y es físicamente verdad que dan ganas de vomitar) cuatro pamplinas de “sea usted pedagogo en media hora” Y qué bien aprendidas tiene la FAPA-Valencia esas plegarias: “el espacio público precisa de la participación, de la ilusión, de las voluntades de las personas para crear espacios de convivencia. Sólo así se combate a la desidia y a la segregación, fermento de muchas soluciones violentas” Parece que estén hablando de la negociación con ETA, caramba. Pero, no: se trata de engarzar como sea las palabras “participación”, “ilusión”, “voluntad”, “espacio”, “convivencia”, hare krisna, hare krisna, hare krisna, hare hare. Y si te dan para el pelo es que tú tienes la culpa por no entender que “un espacio público es aquel en que las personas podemos comunicarnos.” Vamos que si te grita un energúmeno es que quiere comunicarse mejor, caray.
No hay manera. Vuelve el sarcástico mal sabor de boca. Y si al menos… Si al menos viese que estos personajes están satisfechos de su victoria, de su hegemonía discursiva… Pero no es el caso; ellos vuelven una y otra vez con su taladradora victimista: el fanatismo, los viejos hábitos pedagógicos, el autoritarismo, la falta de medios, la Iglesia, blablablá, blablablá. No tratan de convencer a nadie pues para convencer hay que argumentar y eso, blablablá, es una imposición de la jerarquía oscurantista, blablablá, blablablá. Lo que quieren es ser amados porque (como se dice en el panfletito este de FAPA que venimos comentando) “seguimos adelante”. Hale, como en los setenta con Lluís Llach, “més lluny, hem d’anar més lluny”. A uno le da por pensar en la novela de Orwell 1984: “no basta con obedecer al Gran Compañero, tienes que amarlo. Después te mataremos.”



Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Aquest lloc està protegit per reCAPTCHA i s’apliquen la política de privadesa i les condicions del servei de Google.