Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

2 de març de 2007
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3 comentaris

Dedicat a La veu de les llambordes (Arnau Cunillera)


No repetiré que són uns miserables perquè, si ho faig, mossén Gàlim em dirà que em quede curt… però, de veritat, no penseu que se’ls ha anat "completament" la pinça… Au, llegiu… que sempre va bé.

Todos apóstatas


PILAR RAHOLA


EL PAÍS – 24-02-2007


Me lo sugiere Javier Angulo, a la vuelta de un viaje a Mallorca, donde
fuimos a hablar de nuestros hijos del corazón: "¿Y si apostatamos
todos? En serio, de verdad, en plan campaña masiva, y que a los tipos
se les monte un lío descomunal". Me comenta que él ya ha empezado su
campañita en la SER y que, a poco que nos pongamos serios, la cosa
puede superar el estadio de provocación dialéctica para pasar a ser una
auténtica rebelión. Como Javier es vasco, y los vascos son dados a la
pasión verbal, me queda la duda de si mi colega está en la fase previa
a cantar A las barricadas,
o sólo está descargando la lengua de la mala leche acumulada. Pero más
allá de la anécdota de una tarde de invierno (sin invierno), las
palabras de Javier Angulo resuenan insistentes.


Lo cierto es que tiene razón. Lo cierto es que, a las puertas de la
enésima manifestación en Madrid, usando el nombre de las víctimas para
hacer una soez campaña política, con la radio episcopal encendiendo día
a día el infierno interior de las terrenales almas, tendríamos que
empezar a hablar de la responsabilidad de la Iglesia católica; es
decir, de los que tienen el poder terrenal de la marca, más allá de las
bondades espirituales de cada cual. Se trata, pues, de la Iglesia, de
cómo continuamos chocando con ella, cual Quijotes con mala conciencia
atea; se trata de hablar de la impunidad con que actúa, y de la
indulgencia con que la tratamos. La jerarquía católica, de la mano de
su Conferencia Episcopal, es la responsable directa de que hoy, en
España, se pueda escuchar diariamente un verbo incendiario que enfrenta
territorios, intenta crear un clima pregolpista, juega a ser Mortadelo y Filemón
con un trágico atentado y, sin ninguna caridad cristiana, difama,
insulta y arremete contra la práctica totalidad del espectro
politicosocial, sector díscolo del PP incluido.


Las soflamas sanjurjistas de la radio episcopal han hecho más daño a la
convivencia y a la serenidad política que todos los grupos de extrema
derecha juntos y multiplicados, y esa contaminación perversa de la
atmósfera democrática es posible gracias a los herederos del bajo palio
que dominan las rancias estructuras apostólicas españolas. ¿Cómo hemos
llegado a esto? Es decir, más allá de la libertad de expresión que
tienen algunos para convertirla en libertad de insulto -feliz expresión
de Josep Cuní-, lo cierto es que sin el sustento económico de los
dirigentes eclesiásticos, mucho del ruido y del estruendo sufridos,
sencillamente no existirían. Repito, pues, ¿cómo hemos llegado a esta normalidad
de la enorme anormalidad que representa la COPE en el panorama
mediático? Me dirán que la Iglesia es soberana incluso para pagar a
provocadores, insultadores y otras especies de la fauna. Cierto. Pero
entonces, que se acaben privilegios, se terminen concordatos, y se deje
de tratar a la Iglesia católica con los algodones que la tratamos,
quizá aún presos de nuestro pesado pasado histórico.


El tema del concordato es emblemático. ¿Es comprensible que el mismo
gobernante que ha sido capaz de sacar las tropas de Irak y enfrentarse
por ello a la presión internacional, no haya sido capaz de viajar al
Vaticano y acabar, de una vez, con los privilegios públicos que la
Iglesia mantiene en España? Una Iglesia que usa su poder económico para
hacerle la cama cada día desde la radio que paga. Para hacérsela a José
Luis Rodríguez Zapatero y a la inmensa mayoría de los que no practican
el pensamiento guerracivilista.


La Iglesia no es inocente con lo que está ocurriendo. No lo es con la
gente que hoy gritará consignas en la calle, algunas de ellas
abiertamente golpistas. No lo es con las banderitas rojigualdas -quizá
con alguna águila despistada- que ondearán al viento del chillido y el
cabreo. No lo es con la locura de usar un atentado terrible para crear
un clima de desestabilización y desgobierno. No lo es con los discursos
de enfrentamiento entre pueblos, activos transgresores del principio
católico del amor universal. Por serlo, no lo es del hecho insólito
que, alguien que habita en el extremo más trentino del periodismo, se
convierta en el referente de muchos. La Iglesia no es inocente, pero,
por lo que parece, es impune.


Malos tiempos para la lírica del racionalismo. Lejos de superar la
influencia de las religiones, estamos avanzando hacia atrás, y a los
privilegios de la Iglesia católica, que no hemos resuelto en décadas de
democracia, se sumarán ahora las religiones recién llegadas, que piden
lógicamente su turno. El tema del islam no es irrelevante, tanto por su
capacidad de presión como por su alto nivel organizativo, su militancia
proselitista y su peso demográfico. ¿Cómo podemos encarar un futuro
netamente laico, con los dioses en las casas de cada cual y las
administraciones en la de todos, si ni siquiera hemos resuelto nuestras
muchas dependencias con la religión dominante? El error se multiplica
por momentos.


No sé si la solución es la que plantea Javier Angulo, aunque tiene su
divertimiento. Pero como nos hemos vuelto aburguesados, cómodos y un
tanto pasivos, veo difícil organizar ese boicoteo de apostasía, y menos
tener éxito. Además, la Iglesia complica tanto el simple hecho de
borrarse de sus filas, que el cansancio es previo a la acción,
cansancio de puro aburrido. Pero algo habrá que hacer para no parecer
más tontos de lo que somos. O rompemos con la impunidad o la Iglesia
hará con nosotros lo de aquel pobre marido del dicho catalán: que era
cornudo y encima pagaba la bebida.


www.pilarrahola.com



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  1. Després de llegir això no tinc res a afegir. És exactament el que penso, i també penso que aquesta situació és fruit d’aquella semi-transició en la que l’església hi va jugar un paper massa important. Tot i així crec que això no és res que no es pugui canviar amb una mica de voluntat. Jo no impedeixo a ningú les seves creences però crec que actualment els que veuen perjudicades les seves creences són els que no creuen en res, i aquests també han de ser respectats i això no es pot fer d’altra manera que construint un estat vertaderament laic (que no ateu, com diuen alguns amb la voluntat de contaminar).

    Excel·lent article (com la majoria del de la Pilar) i gràcies per la dedicatòria.

    A reveure!

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