Declaración con motivo de la nota de la Conferencia Episcopal
Española sobre las elecciones generales.
En relación con la “Nota
de la Comisión
Permanente de la Conferencia Episcopal
Española ante las elecciones generales de 2008” y todo el debate público que la han
sucedido, los que firmamos este documento y aquellos quien se quieran añadir,
hacemos las siguientes consideraciones.
1. Creemos que la Iglesia –tanto el pueblo
fiel como sus pastores- tiene derecho a intervenir públicamente en los debates
sociales. Su opinión ha de ser valorada y respetada como la de otros agentes
sociales. Por eso, hacemos nuestro el tercer punto de la Nota, donde se pide “libertad
y respeto para proponer libremente nuestra manera de ver las cosas, sin
que nadie se sienta amenazado ni nuestra intervención sea interpretada como una
ofensa o como un peligro para la libertad de los demás”. A la vez, como
cristianos también acogemos con respeto y atención la palabra de nuestros
obispos.
2. Apostamos por una
laicidad integradora y no excluyente, la “sana laicidad” que recogiendo la
tradición de la Iglesia
ha descrito el Papa Benedicto XVI: “la comunidad política y la Iglesia son entre sí
independientes y autónomas en su propio campo. Sin embargo, ambas, aunque por
diverso título, están al servicio de la vocación personal y social de los
mismos hombres (GS 76). (…) Así pues, es legítima una sana laicidad del Estado,
en virtud de la cual las realidades temporales se rigen según sus normas
propias, pero sin excluir las referencias éticas que tienen su fundamento
último en la religión” [Benedicto XVI, Discurso al presidente Carlo A. Ciampi,
24 de Junio de 2005].
3. Hacemos nuestras las
palabras del Abad de Montserrat y las que, en la misma línea, han expresado
varios miembros del episcopado sobre la legítima pluralidad de opciones
políticas entre los cristianos: “Sabemos que ningún proyecto contingente, de
carácter sociológico o político, puede pretender tener la exclusividad de
representar el Evangelio. En nuestra sociedad plural, los miembros de la Iglesia no podemos
pretender tener ningún monopolio; tenemos que proponer de una manera serena,
atrayente y esperanzada, sin imposiciones, la luz que
nos viene del Evangelio sobre la persona humana y la convivencia en sociedad.
Lo tenemos que hacer a través del diálogo y de la misericordia, y no de la
confrontación.” [Homilía Abad Josep M. Soler, 3 de Febrero de 2008].
4. En este sentido,
pensamos que el contenido de la nota de la Conferencia Episcopal
y su presentación pública se contradicen con esta visión esperanzada de la
sociedad y de la libertad de opción política de los cristianos. Por un lado,
una lectura literal de la nota impide que los cristianos puedan orientar su
voto a cualquier de los partidos que actualmente están representados
democráticamente en el Congreso de los Diputados. Por otro lado, el contenido de la
nota acentúa aquellos aspectos que se asimilan al discurso de un determinado
espectro político y arrincona al final de la misma nota otras consideraciones
que también son fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia y que para muchos
cristianos también son determinantes para discernir su voto.
Estos y otros factores han
conducido que la Nota
haya contribuido a identificar la voz de la Iglesia con los intereses de una opción política.
Esta situación nos crea una especial preocupación y decepción. La asimilación
de la Iglesia
con una opción política o con un determinado modelo social es un riesgo que,
por un lado, rompe la unidad de la comunidad católica y que, por otro lado, no
aporta ningún beneficio a la difusión del mensaje de la Iglesia. El mismo Papa
Benedicto XVI ha advertido a los cristianos sobre este riesgo: “En el curso
de los siglos, bajo distintas formas, ha
existido esta tentación de asegurar la fe a través del poder, y la fe
ha corrido siempre el riesgo de ser sofocada precisamente por el abrazo del
poder. La lucha por la libertad de la Iglesia, la lucha para que el reino de Jesús no
pueda ser identificado con ninguna estructura política, hay que librarla en
todos los siglos. En efecto, la fusión entre fe y poder político siempre tiene
un precio: la fe se pone al servicio del poder y debe doblegarse a sus
criterios”. [Benedicto XVI. Jesús de Nazaret, 2007].
5. De manera particular,
manifestamos nuestra preocupación sobre el punto 8 de la Nota, que hace referencia al
diálogo con los grupos terroristas. La búsqueda de la paz y de la justicia se
encuentra en el núcleo indisociable del mensaje cristiano y ha sido la orientación
de la acción de la Iglesia
para luchar contra la violencia por todo el mundo. Desde Irlanda hasta Timor,
desde Perú hasta Italia, desde el Congo hasta el mismo País Vasco. No podemos
entender que la Iglesia,
que ha sido espacio de encuentro y mediación en muchos conflictos, levante
ahora una voz en contra del diálogo y una posible negociación. Nos duele que su
posición se asemeje demasiado a la posición expresada reiteradamente tan solo
por el Partido Popular, y que la
Nota contribuya a avivar la polémica sobre un tema que crea
graves fracturas sociales.
6. Al margen de la Nota, la polémica creada
culmina un proceso de los últimos años en el cual muchas voces de la Iglesia que llegan a la
sociedad española aparecen más como un elemento de confrontación que de
reconciliación. La actitud y las declaraciones de una parte de los miembros de la Conferencia Episcopal
Española, el modelo de presencia pública que promueven algunas entidades
católicas, así como el papel de algunos medios de comunicación de la Iglesia, no favorecen el
necesario clima de diálogo que la
Iglesia debería de testimoniar. En este sentido nos parece
especialmente relevante la reflexión aportada por los obispos
de Cataluña en su reciente documento “Creer en el Evangelio y anunciarlo con
nuevo ardor”: “A través del diálogo, no buscando la confrontación, los cristianos
laicos, “no pueden abdicar de la política, como actividad destinada a
consolidar y a promover el bien común”[CPT, 106]. El diálogo pide sentido de
identidad y, a la vez, aceptación del otro con voluntad de convivencia. La
historia de nuestro siglo XX nos advierte sobre los males de la confrontación
excluyente: ni queremos contribuir a ello, ni queremos ser víctimas de ello.
Por esto animamos a los fieles cristianos, por una parte, a no avergonzarse
nunca de ser discípulos de Jesús y, por otra, a dar testimonio de Él desde la
proximidad, desde la comprensión, desde la voluntad de salvación, imitando a
Cristo, que no vino a condenar el mundo sino a salvarlo”. [Creer en el
Evangelio y anunciarlo con nuevo ardor”. Los obispos de Cataluña, 2007. Punto
7].
7. Muchos católicos no nos
sentimos cómodos en esta situación y por eso queremos manifestar con
contundencia nuestro desacuerdo y disgusto. Como dice el citado documento de
los obispos de Cataluña: “La evangelización pide que todos contemos con todos,
que todas las sensibilidades en la fe se sientan acogidas y comprendidas en la
casa del Padre, que no rompamos la caña resquebrajada” [Punto 8]. Por contra,
la nota de la
Conferencia Episcopal Española y algunas de las reacciones
que ha provocado en los últimos días hacen que muchos católicos tengamos la
sensación de estar excluidos de la
Iglesia de la cual formamos parte.
Por todo ello, hemos hacho
estas consideraciones. Los que firmamos este documento lo hacemos como
católicos, a título personal, y desde el sentimiento de comunión que da nuestra
pertenencia eclesial. Y lo hacemos para atender también al derecho y al deber
de los fieles, tal y como dice el derecho canónico, “de manifestar a los
Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a
los demás fieles”, ya que entendemos que son consideraciones sobre temas
opinables que no afectan “la integridad de la fe y
de las costumbres” (CDC 212).
19 de febrero de 2008
Las adhesiones a la declaración son
a título personal. A modo informativo se adjunta
la siguiente lista:
Jordi Albertí i Oriol. Filólogo y
Historiador. Autor del libro El silencio de las campanas
Carles Armengol Siscares. Pedagogo.
Vicepresidente del Grup Sant Jordi.
Josep Fèlix Ballesteros Casanova.
Alcalde de Tarragona
Joan Antoni Baron i Espinar. Alcalde
de Mataró
Ramon Bassas Segura. Primer Teniente
de Alcalde del Ayuntamiento de Mataró
Antoni Bayés de Luna. Catedrático de
Cardiología de la UAB
Roser Bofill Portabella. Directora
de la revista El Ciervo
Miquel Calsina. Director de la
revista VIA. Valors, Idees, Actituds del Centre d’Estudis
Jordi Pujol
Santiago Camós. Expresidente de
Justícia i Pau de Tarragona
Josep Maria Carbonell Abelló.
Presidente del Consell de l’Audiovisual de Catalunya
Pere Casanellas i Bassols.
Codirector del Corpus Biblicum Catalanicum
Alfons Collado i Rafi Cáceres.
Presidentes de Acció Catòlica Obrera (ACO)
Antoni Comín Oliveres. Diputado al
Parlament de Catalunya. Profesor de ESADE
Miquel Esquirol Clavero. Presidente
de Tribuna Catalana
Joan Estruch i Gibert. Catedrático
de Sociología de la UAB.
Director del grupo de
investigación Investigacions en
Sociologia de la Religió
(ISOR)
Eduard Fornés Gili. Director de
Editorial Mediterrània
Ignasi Garcia i Clavel. Exdirector
general d’Afers Religiosos de la
Generalitat de
Catalunya.
Esther Giménez-Salinas i Colomer.
Rectora de la URL.
Catedrática de Derecho Penal
de la Facultat de Dret de ESADE
Marcel·lí Joan Alsinella.
Periodista. Exdelegado de Mitjans de Comunicació de
l’Arquebisbat de Barcelona.
David Jou i Mirabent. Poeta y
físico. Catedrático de Física de la Matéria Condensada
de la UAB.
Eduard Ibáñez Pulido. Director de
Justícia i Pau de Barcelona. Presidente de la
Federació Catalana d’ONG per al
Desenvolupament.
Jordi Llisterri i Boix. Director de
la revista Foc Nou
Pere Lluís Font. Filósofo. Miembro
de l’Institut d’Estudis Catalans
Jordi López Camps. Presidente de la Comissió Executiva
del Patronat de la Muntanya
de Montserrat. Ex-director general
d’Afers Religiosos de la
Generalitat de Catalunya.
Albert Manent i Segimon.
Historiador. Codirector del Diccionari d’Història Eclesiàstica
de Catalunya
Manuel Manonelles i Tarragó.
Director de la
Fundació Cultura de Pau – Barcelona
Fèlix Martí Ambel. Filósofo,
Presidente de honor de l’Institut Linguapax i exdirector del
Centre UNESCO Catalunya
Artur Mas i Gavarró. Presidente de la Federació de
Convergència i Unió y secretario
general de Convergència Democràtica
de Catalunya
Àlex Masllorens i Escubós.
Periodista. Exdirector de l’Agència Catalana de Cooperació
al Desenvolupament. Ex-diputat al
Parlament.
Àngels Mataró i Pau. Directora
general de la Associació
per a les Nacions Unides a
Espanya
Federico Mayor Zaragoza. Presidente
de la Fundació
Cultura de Pau y exdirector
general de la UNESCO
Arcadi Oliveres i Boadella.
Presidente de Justícia i Pau de Barcelona. Profesor Titular
d’Economía Aplicada a la UAB
Ramon Pascual. Profesor de Física
Teórica. Presidente de la
Comissió Executiva del
Consorci del Laboratori del
Sincrotró. Exrector de la UAB
Joan Pera. Actor y doblador
Ramon Pla i Arxé. Crítico de arte y
literatura. Profesor de la UB
Jordi Porta i Ribalta. President de Òmnium
Cultural
Joan Rigol i Roig. Expresident del
Parlament de Catalunya
Àngel Ros Domingo. Alcalde de Lleida
Albert Sáez i Casas. Presidente de la Corporació Catalana
de Mitjans Audiovisuals
Núria Sastre Domènech. Abogada.
Presidenta del Centre d’Estudis Francesc
Eiximenis
Montserrat Subirana. Presidenta del
Moviment de Professionals Catòlics de Barcelona
Carles Torner i Pifarré. Escriptor.
Jefe de la área de Humanitats i Ciència de l’Institut
Ramon Llull
Xavier Trias i Vidal de Llobatera.
Presidente del grupo municipal de CiU en el
l’Ajuntament de Barcelona
Antoni Vives. Exdirector de la Fundació Trias
Fargas
Joan Viñas Salas. Rector de la Universitat de Lleida
M. Rosa Virós Galtier. Presidenta
del Consell Econòmic i Social de Barcelona.
Exrectora de la Universitat Pompeu
Fabra. Catedrática de Ciencia Política y de la
Administración
Bernat Vivancos i Farràs. Compositor
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