Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

26 de febrer de 2008
2 comentaris

En campanya electoral (VI)

Un article de Julio A. Máñez, publicat a EL PAÍS, us penge avui en la meua "particular" campanya electoral. Es tracta de Farrucos ellos. Ací el teniu:

Farrucos ellos

JULIO A. MÁÑEZ

 

EL
PAÍS – 07-02-2008

Ya va siendo un poco cansino ocuparse de esos obispos
trabucaires habituados a arremeter contra algunas medidas del Gobierno que no
comparten, haciéndoles de paso el caldo gordo a sujetos como Zaplana o Acebes.
Pero las declaraciones del cardenal primado de Toledo el domingo pasado, cuando
tocaba hablar de las Bienaventuranzas, exceden ya todos los límites. En un
pasaje de esas declaraciones brilla por derecho propio la gran agudeza mental
de esta gente, cuando dice: "Nuestra exhortación no procede de error o de
motivos turbios, ni usa engaños, y lo predicamos no para contentar a los
hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones". Nada más natural:
se inventan un Dios a su medida, que no puede por menos que estar de acuerdo
con cualquier atrocidad que se les ocurra, como buena criatura suya. Pero
ocurre que como Dios tiene la sensata precaución de no manifestarse jamás, ni
para lo bueno ni para lo malo, cualquier cantamañanas puede jurar que habla en
su nombre, a sabiendas de que no habrá de ser desmentido jamás, lo que autoriza
a los obispos a bramar que no callarán jamás tampoco. Así las cosas, se ve que
hasta las trolas injuriosas de Federico Jiménez Losantos están pactadas con el
Altísimo por mediación de la cadena de radio de los obispos, que, o mucho me
equivoco o financiamos en buena parte todos los contribuyentes españoles y
algunos miles de extranjeros de obediencia no muy católica en materia
religiosa. También Dios se equivoca, pero siempre a favor de sus obispos.

(Continua més avall)

Volviendo al terreno estrictamente
humano, porque aquí todos somos humanos, incluidos César Vidal, Pedro Yihad
Ramírez y García-Gasco; cosa distinta, y susceptible de tratamiento médico, es
que algunos se crean divinos. Hay otro parrafito en la declaración que se las
trae: "La Iglesia
no callará jamás la palabra de Cristo, no la silenciará a pesar de los poderes
de este mundo que quisieran silenciarla o verla reducida a los espacios
sacrales". Hombre, si se me pone usted así de cabreado, vamos listos.
Primero, porque la palabra de Cristo, o la versión que los obispos prefieren de
ella, es tan contradictoria y estrafalaria como cualquier otra expresión
redentorista de la experiencia humana, esto es, un cúmulo de despropósitos. Segundo,
porque no se conocen fehacientemente poderes distintos de los que culebrean en
este mundo, de lo que constituye un buen ejemplo la muy humana actitud de lo
más florido de los obispos, y tercero porque es precisamente la insuficiencia
recaudadora de los "espacios sacrales" lo que lleva a la Iglesia a convertir
cualquier otro lugar en púlpito privilegiado de su aparatosa como caprichosa
colección de obsesiones restrictivas.

Lo que más sorprende de todo esto es
que no se alcanza a comprender en qué reside exactamente la fuerza que los
obispos creen tener a su disposición, más allá de lo que consiguen de los
presupuestos públicos. ¿Amedrentar al personal? Pero, hombre, si ya casi nadie
cree en lo que hace, cómo va a temer que su vida concluya en otro Infierno.
Excomulgar cuando ya casi nadie comulga tampoco parece una amenaza susceptible
de acoquinar a nadie. Y en cuanto a las llamadas a la rectitud de conciencia,
que convoquen a capítulo a sus banqueros, a sus pederastas, a sus profesores de
religión que atemorizan a los niños con las expectativas más atroces. ¿En qué
reside, pues, la fuerza que se atribuyen? ¿En qué? En su patética, humana
desconsideración.

 


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  1. Darrerament, l’església (la jerarquia) està que fa feredat. Fan ganes d’esborrar-se’n. Jo també pense que això que diuen que parlen en nom de l’evangeli i de Déu és més fals que Judes. Estan fent-li molt de mal a la imatge de l’església i fan oblidar la gran tasca que fan els cristians de base en aquells llocs que la societat fa aigües. No em sent gens representat ni per Rouco, Cañizares ni Agustín G. Queasco. Em fan fàstic, tots plegats.

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