Y es que ésta es una semana de parque temático, donde la aristocracia (¿pero aún existe eso?) se exhibe en la tele asomándose a los balcones engalanados o incorporándose a las procesiones con lágrimas de cocodrilo manifestando su fervor por éste o aquel paso, fervor que olvidan el resto del año cuando rellenan el papel cuché y esconden sus riquezas (nadie sabe cómo obtenidas) mirando con desprecio a los más débiles. Una fe muy epidérmica, que dura unos minutos y que está al servicio de las cámaras de fotos. Luego nos enteramos de que 70 personas en el mundo tienen más dinero que 1.500 millones de pobres asiáticos. Y nos parece lógico. O que la reina de Inglaterra celebra su cumpleaños con fastos y trompetas, con desfiles y cabalgatas de carrozas doradas, más propias de una película coloreada que de una realidad social del siglo XXI. Una burla a la sociedad y una hipocresía total de aquellos que acumulan riquezas y se olvidan del resto del mundo. Como ocurrió en la Alguien dijo una vez que no sepa tu mano derecha lo que haga la |
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