Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

21 de juny de 2007
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15 anys de la mort de JOAN FUSTER

Avui, 21 de juny, fa quinze anys (era diumenge) en què cap a les 14h00 ens assabentàvem de la mort de l’escriptor Joan Fuster. Aquest humil text sols vol ser un record emocionat a aquest "homenot". Homenot que fou incomprés per algunes valencianes i alguns valencians i que, podem dir-ho ben alt, tot el que el movia era una estimada grandíssima per la seua terra, llengua i cultura. Sabeu, i ho he dit més d’una vegada, que la millor manera de tindre un record per un escriptor és llegir-lo i/o rellegir-lo. Doncs això és el que cal fer i el que més content el posarà des d’on vulga estar-s’hi ara.

I avui el Levante-EMV duia tres articles al voltant de l’intent de posar-li lletra a l’himne de l’estat. De tots tres destaque el de Francesc Jarque, Himnos. Llegiu-lo (és bo, de veritat). Destacaria, sobretot, el primer paràgraf. Aquesta és la "trista" realitat del nostre PV.

Himnos
VICENTE JARQUE

Eso de ponerle letra el himno de España es la cosa más graciosa de la
que he sabido desde que el PP ganara las elecciones en la Comunitat. Lo
digo porque hay cosas con las que es mejor reír que llorar. Y lo de las
elecciones tiene su gracia, ya que la mayoría absoluta de los
valencianos debe de estar contenta y orgullosa de su triunfo. Por mi
parte, no puedo sino solidarizarme con mis paisanos, así que
¡felicidades! Los imputados por corrupción se sienten redimidos; las
víctimas del metro, ignoradas; la central eléctrica de Patraix,
bendecida; el olvido de Nazaret, reafirmado; la destrucción del
Cabanyal, confirmada. Y encima, tendremos una prueba de fórmula 1 en
las calles de la capital. ¡Ya era hora! He cumplido cincuenta años y no
creía que eso fuera posible. Pero gracias a Camps lo hemos conseguido,
¡por fin! En cuanto a lo demás?

Pero
más gracioso es lo del himno nacional. Parece que se echa de menos que
los deportistas españoles, y los futbolistas en particular, puedan
cantar esa pieza musical que, por razones discutibles, se considera
preceptiva en los preámbulos de los partidos internacionales. Se dice
que cantar el himno en común con los seguidores en las gradas ayuda a
ganar los partidos, porque de ese modo los miembros del equipo se
sienten más arropados, desde el principio, por sus hinchas.
Ciertamente, este argumento es algo superficial, puesto que el problema
podría resolverse concertando para entonar alguna otra canción distinta
del himno nacional, mediante la cual se instaurase esa especie de
comunión sin la cual, por lo visto, no hay manera. Los brasileños se
unen tocando y bailando samba. Nosotros podríamos apelar al
porompompero.

La idea de poner letra a una música que no la
tiene, y que se constituye como un símbolo de la unidad nacional, es
tan ridícula y demagógica como sólo puede atribuirse a un personaje
como Rajoy. Que alguien se invente una letra ad hoc y que, de repente,
se nos obligue a aprenderla, roza los límites de la irracionalidad. Y
que el problema -la ocurrencia- provenga de una necesidad deportiva, es
el colmo. Sólo Ortega y Gasset supo algo de estas cosas, cuando hablaba
del origen deportivo del Estado. Pero él no pedía letras para himnos,
sino que se refería al espíritu de los símbolos.

Todas esas
bobadas tienen que ver, por un lado, con la situación de crispación
nacionalista-españolista que impera en Madrid y en Valencia. Hay quien
ha sospechado de jugadores catalanes como Xavi y Puyol por darle la
vuelta a sus medias ocultando los colores rojigualdo que las coronan.
Esto es increíble, puesto que, para cualquiera que tenga ojos en la
cara y se fije un poco, lo evidente es que en esas medias no aparece la
bandera española (la que protagonizaba la emotiva canción que en
tiempos nos enseñaban en la mili), sino pura y simplemente ¡la
cuatribarrada!

Entretanto, Luis Aragonés habla de la contrastada
«españolía» de sus jugadores. En la rueda de prensa en la que introdujo
el feo neologismo, tuvo serias dificultades para hacerse entender. ¿Qué
quería decir con eso de «españolía»? Nosotros los valencianos lo
sabemos bien. Sabemos dónde aprendió la palabreja. Significa lo mismo
que se quiere decir cuando se habla de «valencianía». Algo que no
significa nada -al menos para cualquier valenciano sin más-, excepto
una afirmación de autoritarismo insensato.

Los himnos son
fundacionales o no son tales. Si se quiere poner letra a un himno que
no la tiene, mejor sería cambiar la música. Yo mismo no me sé
enteramente la letra del himno valenciano. Sé que habla de ofrendar
nuevas glorias a España y de unos talleres en donde se cantan, a su
vez, himnos de paz. Lo cual hace de nuestro himno una especie de
meta-himno? Entretanto, lo que me pregunto es por qué no se tiene en
mayor aprecio al silencio. Cuando suena el himno nacional, y si se
lleva tan dentro del alma, ¿por qué no escucharlo respetuosamente, con
la boca cerrada, en lugar de tomarlo como excusa para vociferar
estupideces -que son las que dominan en casi todos los himnos- a fin de
tomar ánimos para ganar un partido de fútbol?

Que yo sepa, el
Valencia CF tiene dos himnos. El uno -me temo que el oficial- es una
charanga. El otro (Amunt!) es más solemne, me recuerda al antiguo himno
de la Unión Soviética. El Levante tiene también su charanga. Yo mismo
no podría entonar nada de eso (en realidad, me echaron del coro del
colegio). Ni tampoco el himno nacional de España. A mis cincuenta años?
casi prefiero el Cara al sol, que tiene más marcha y me lo sé desde
pequeño.


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  1. Recordo perfectament el dia que es va morir. Tots perguérem alguna cosa. Vaig créixer nacionalment al costat del mestre Fuster, es va convertir en un dels meus mites d’adolescència. Vaig ser present al seu enterrament amb una bona colla de companys ebrencs. Visca la Terra!

  2. Francesc Jarque és el gran fotògraf d’obres reeixides com la del Corpus, el Gòtic, etc. Mentre que Vicent Jarque és el biògraf d’Anfdreu Alfaro, crític d’art i proffessor a hores d’ara a Conca en un Institut de secundària. Uns grans intel·lectuals, cadascú en la seua especialitat.

    Cordialment, Àngel

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