En contra:

els Poders i els seus servidors

16 d'agost de 2011
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Video sobre Sara Berenger, poeta i revolucionaria anarquista. Ens va deixar l’any passat. La seva casa fou un lloc de trobada i d’acollida d’anarquistes.

Sara, una mujer de temple — Sara, a woman of mettle (2010 — Zer Ikusi A) from Stuart Christie on Vimeo.

Una vida llibertària i solidària.
Una emottiva i sentida iniciació a l’anarquisme,  la revolució del 36, la tragedia de la victòria feixista, el dur exili, i les vergonyoses baralles internes.

OBITUARIO: IN MEMÓRIAM

Sara Berenguer, la lucha de una mujer antifascista

ANTONINA RODRIGO 31/07/2010

Sara Berenguer (Barcelona, 1919- Montady, Francia,
2010), infatigable luchadora antifascista en España y en Francia, acaba
de terminar su trayectoria vital, convertida ya en materia de estudio.
Formaba parte de esa generación de adultos precoces, que a partir de
julio de 1936, adquirieron una madurez y un sentido de la
responsabilidad, que no correspondía a su edad cro-nológica.
Adolescentes que de la noche a la mañana colaboraron con los comités y
grupos de acción surgidos de la clase trabajadora, en los barrios
obreros de Barcelona.

Había nacido en una familia obrera de Poble Sec y era
la mayor de cinco hermanos. Su formación escolar fue muy corta, a los
13 años trabajaba en una carnicería, desde las seis de mañana al cierre
del mercado del Ninot. Más tarde, en un taller del Eixample aprendió el
oficio de corsetera, y a los 16 años se establecía por su cuenta. En su
condición de joven obrera, libró la batalla de la explotación y el
machismo.

La sublevación militar del 18 de julio de 1936 convierte
a Sara en activa militante, voluntariosa y obstinada en “ser útil a la
revolución”. Decide irse con su padre al frente aragonés con la columna
confederal de Los Aguiluchos. El padre se niega y la acompaña al comité
revolucionario del barrio de Las Corts, donde vivían. En noviembre, por
los días de Durruti, caía el abanderado Francisco Berenguer en el frente
de Almudévar. Los compañeros le entregaron a Sara el banderín y, ella
entendió aquel gesto como el deber de seguir en la lucha.

Su
denodada actividad la implica en las luchas de mayo de 1937. Más tarde
asumirá un cargo en el comité de las Industrias de la Edificación de la
CNT. Y a principios de 1938 se integra en la Sección del Combatiente de
Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), se desplaza a los frentes
de guerra y visita hospitales y guarderías infantiles. A finales de 1938
es secretaria del comité regional Mujeres Libres.

Con las tropas
fascistas cerca de Barcelona, salió hacia Francia con otras compañeras y
el hijo de una de ellas. Tras cuatro jornadas caminando las acogió en
Perpiñán la Federación de Comités de Ayuda Antifascista, liberándolas,
momentáneamente, del internamiento en campos de concentración y
refugios.

Sara se reintegró en SIA, prestando ayuda a los
refugiados. Después, destinada al Centro Español de Beziers, viviría en
casa de un familiar, que había acogido a sus tres hermanos pequeños.
Aquel hogar se convirtió en punto de encuentro postal para las familias
españolas dispersadas al entrar en Francia.

Embarazada de su
primer hijo, Germinal -luego tendría tres más- pidió a la directora de
la Maternidad que la acogiera a cambio de participar en tareas
domésticas y hacer de intérprete para las españolas refugiadas que
salían de los campos de concentración a dar a luz.

Cuando se
declara la II Guerra Mundial, Sara y su compañero, Jesús Guillén, se
incorporan a la Resistencia. En 1941 se trasladan a Bram, cerca de
Carcassone, donde ella presta arriesgados servicios en los grupos
clandestinos que operaban en la Montaña Negra.

Su vida estuvo
marcada por un indesmayable altruismo, hasta sus últimos días,
convencida de que la plenitud estriba en ocuparse de los demás. Sin
abandonar su labor solidaria, construyó una obra poética escrita en
francés, catalán y español.

A mediados de los sesenta, ancladas ya
sus vidas definitivamente en la Europa o la América de sus exilios, un
grupo de compañeras decidió reivindicar la revista Mujeres Libres de su juventud. Sara Berenguer, desde Montady, y Suceso Portales, desde Londres, hicieron realidad el sueño al editar Mujeres Libres en el Exilio, modesta publicación escrita y sufragada por ellas en recuerdo de la que fuera portavoz de su liberación como seres libres.

A
Sara Berenguer, Francia le rendía honores el 31 de octubre de 1998 al
concederle la Orden de Caballero de la Legión de Honor, pero ella
honraba a su vez a la alta distinción por su calidez humana y su
capacidad de lucha contra el fascismo en España y en la Resistencia
durante la II Guerra Mundial.

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