En contra:

els Poders i els seus servidors

25 de gener de 2010
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Enviar diners a Haití? No gràcies, primer que marxin els marines!

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Una entrevista d’Amy Goodman a la
periodista haitiana, Kim Yves, que ens explica  com els
nord-americans han destruït Haití en aquest últims anys. Ho introdueixo amb
uns pensaments propis desprès de llegir la història d’Haití, que no
veiem als diaris.

El que estan fent els americans amb l’espectacle tenebrós d’enviar
marines a Haití a ocupar  militarment el país,  és  sabotejar molta ajuda
internacional de la gent solidària. 

Al veure aquests militars, acostumats a matar per tots els continents, tirant menjar als haitians, provocant innecessàriament baralles entre els pobres,  beneficiant als més joves i forts, ja no donen ganes d’ajudar.

Quan
un constata que els diaris i periodistes justifiquen als militars
americans, encara dona menys ganes d’ajudar als haitians.

Està
clar que els haitians ara tenen un problema més  que no tenien abans.
Per experiència, on es fiquen els militars americans per ajudar, els
costa sortir. Normalment se’ls ha de treure a la força amb el cost de
molts morts i destrucció del país.

Ni tan sols han enviat soldats que parlin francés, provocant el caos, ja que criden i la gent no saben el que diuen.


“Este terremoto fue anticipado por otro terremoto político y económico impuesto por Washington”

Democracy Now!

Nos entrevistamos con Kim Ives, corresponsal de Haití Liberté,
con quién hemos estado viajando y trabajando durante nuestra estadía en
Haití. Lleva muchos años viviendo en Haití, entre viajes al exterior.
Kim,
no puedo decir, “bienvenida a Democracy Now!”, pues, hemos estado
juntas a lo largo de esta visita, pero ¡bienvenida a esta entrevista!

Gracias, Amy.

Platiquemos
de esta tremenda catástrofe, esta asolación. Por supuesto se trata de
una catástrofe natural, pero ¿nos puedes hablar de cómo cuadra esta
catástrofe con la realidad haitiana? El grado de devastación que
estamos viendo no sólo tiene que ver con la naturaleza.

No,
desde luego. De hecho, este terremoto fue anticipado por un terremoto
político y económico, cuyo epicentro se encuentra a 2.000 millas al
norte, en Washington, DC, y desde hace 24 años.

Podemos hablar,
en primer lugar, de los dos golpes de Estado perpetrados en un período
de 13 años, respaldados por Estados Unidos, que impuso regímenes
títeres que los haitianos expulsaron del poder. Pero esos golpes de
Estado y las ocupaciones militares posteriores por fuerzas extranjeras
-prohibidas por la Constitución haitiana- fueron destructivas no sólo
para el gobierno y la soberanía nacional, sino también para los
gobiernos y asambleas legislativas locales, las alcaldías y las
asambleas electorales locales encargadas de elegir un consejo electoral
permanente. Nunca se constituyó dicho consejo electoral permanente,
sólo existe de forma provisional y por eso Préval, justo antes del
terremoto, hacía caso omiso a la democracia pupular imponiendo su
propio consejo electoral, el cual aseguraba el dominio de su partido.

Y
para dejarlo claro, cuando hablas de los golpes de 1991 y 2004, hay que
decir que ambos desembocaron en el despojo y destierro del presidente
Jean-Bertrand Aristide.

Es correcto.

Y hablas de la participación de EEUU en esos golpes

Así
es. En ambos casos las fuerzas armadas estadounidenses sacaron Aristide
de Haití. La primera vez pasó su destierro en Washington y la segunda
acabó en Sudáfrica, donde ha pasado los últimos seis años.

Esos
terremotos políticos impuestos desde Washington vinieron acompañados de
terremotos económicos, las políticas económicas que implementaron
cuando expulsaron a Aristide, el cual había manifestado una orientación
nacionalista que pretendía construir la autosuficiencia nacional de
Haití que rechazaba Estados Unidos. Éste quería que se privatizaran las
nueve industrias estatales y que se vendieran a los inversores
estadounidenses y extranjeros.

Hace unos 12 años, bajo la
primera administración de René Préval, se privatizaron la Minoterie
d’Haiti and Ciment d’Haiti y las empresas estatales productoras de
harina de trigo y cemento. En cuanto al trigo, en estos momentos
tenemos una población hambrienta. Podrías imaginar las posibilidades si
el Estado contase con una molina robusta para producir harina,
el pueblo tendría pan para comer. Se vendió esa empresa a una compañía
de la que Henry Kissinger es miembro de la junta directiva. Y punto, se
cerró la empresa. Ahora, Haití no cuenta con una molina de trigo, ni
estatal ni privada.

¿Dónde consigue su trigo Haití? Éste es el país mas pobre del hemisferio.

Tiene que importarlo, una buena parte procede de EEUU.

El
otro caso -más irónico, Amy- es el de la fábrica de cemento. Se trata
de un país cuyos fundamentos geológicos consisten, sobre todo, en la
caliza, que es el insumo básico del cemento. Es un país que
absolutamente debería y podría tener una empresa productora de cemento,
y la tuvo, pero fue privatizada y cerrada apresuradamente. Y comenzaron
aprovechando los muelles de la que fue la empresa del cemento para
importar el cemento. Así que cuando viajamos por el país y vemos los
miles de edifícios de cemento derribados y aplastados, recordamos que
se  van a necesitar millones de toneladas de cemento, y ahora será
necesario importar todo ese cemento en vez de producirlo. Haití bién
podría y debería exportar cemento, no importarlo.

Estamos hablando con Kim Ives de Haití Liberté,
que acaba de publicar una nueva edición en medio de la catástrofe del
terremoto. Hablaste de la compañía del cemento, la molina del trigo y
las privatizaciones. Uno de los problemas mas dolorosos para la
diáspora haitiana y para las familias en el exterior con seres queridos
aquí en Haití es que no han podido averiguar si estan vivos. No se han
podido comunicar con ellos.

Así es.

Y eso nos lleva al tema de la compañía de teléfonos

Exacto.
Teleco fue la sepultura de las empresas estatales en Haití. Durante el
primer golpe de Estado de 1991-1994, los ingresos de Teleco mantuvieron
al gobierno exiliado del Presidente Aristide. Y ahora hemos visto que
una semana antes del terremoto se privatizó esa compañía. La vendieron
a una compañía vietnamita, Viettel. Y si tuviéramos en este país una
empresa nacional de teléfonos fuerte y dinámica se habría evitado una
gran parte de los problemas de comunicaciones que hay. Pero, al
contrario, todas las comunicaciones del país están prácticamente en
manos de tres compañías privadas de celulares: Digicel, Voila y Haitel.

Pero
alguien podría argumentar que la empresa se privatizó hace una semana
porque, por culpa de sus anteriores dueños, era deficiente

Es
precisamente lo que sucedió. El gobierno haitiano, bajo el liderazgo de
Préval y sus ministros, saboteó y socavó la empresa. Hemos hablado de
esto durante estos años. Recuerdo que hace 13 años trajimos aquí a una
delegación para hablar con los sindicalistas. Hace mucho tiempo que
mantenemos esta lucha contra la privatización. Hablamos con un
sindicalista de Teleco, Jean Mabou, un dirigente sindical. Y éste nos
llevó a un cuarto lleno de equipos de telecomunicaciones nuevos y
modernos. Nos dijo: “tenemos estos equipos y no nos permiten
instalarlos. Están socavando la compañía estatal con el propósito de
privatizarla”.

Y la ironía es que tenemos al lobo cuidando el
rebaño. Y de esa manera se socava la propiedad del pueblo en sus
propias empresas estatales.

Kim, sabes que por desgracia el
mundo sólo presta atención cuando hay catástrofes y ahora la atención
del mundo está enfocada en Haití. Comenzaste hablando de los dos golpes
contra Aristide. Tal vez puedas hacer un breve resumen de la historia
de Haití desde 1804.

Ok, en breve. 1804, la primera y última
revolución exitosa de esclavos de la historia, la primera república
negra del mundo, la primera nación independiente de América Latina, que
se convirtió en piedra angular de todas las demás revoluciones. Y
tuvieron que pasar 60 años para que el gobierno de Abraham Lincoln la
reconociera, después de la Guerra Civíl.

Luego, en 1915, los
marines estadounidenses invadieron el país y se apoderaron del banco
central y del gobierno. Se quedaron 19 años, hasta 1934. Después
instalaron la Garde d’Haiti, la Guardia de Haití, que operó
como un brazo de los marines para rproteger los intereses de Estados
Unidos en Haití. La ocupación dió a luz en 1957 a la dictadura de
François “Papa Doc” Duvalier, quien legó su título de presidente
vitalicio a su hijo, Jean-Claude Duvalier, cuando murió en 1971.

¿Y el papel de EEUU en esa historia?

EEUU
siempre respaldó a todos esos gobiernos por razones geopolíticas. Haití
constituyó el baluarte principal contra el “expansionismo comunista”
procedente de la vecina Cuba. Por eso Estados Unidos sostuvo y apoyó
militar y económicamente a los regímenes Duvalier, a pesar de la
oposición del pueblo Haitiano.

¿Una cleptocracia? ¿Se enriquecieron los dictadores a costa del empobrecimiento pueblo?

Exacto.
Y después, en 1986, se dieron cuenta de que ese modelo estaba creando
demasiados “Che Guevaras”, demasiadas revoluciones en América Latina y
optaron por estas elecciones de fachada para instalar a dirigentes
presuntamente más democráticos, pero eran elecciones compradas.

Haití
fue el primer país de América Latina que derrotó el esquema electoral
promovido por EEUU al elegir para la presidencia a un párroco pobre,
Jean Bertrand Aristide. Durante su toma de posesión, el 7 de febrero de
1991, Aristide declaró la segunda independencia de Haití, porque el
país quería independizarse del dominio de Estados Unidos y Francia. Y
éstos respondieron a los ocho meses con un golpe de Estado. Lo mandaron
al destierro. Y así comenzó el terremoto político y económico con el
epicentro en Washington y París desde hace 24 años.

Así se
perpetró el primer golpe contra Aristide. Lo mantuvieron en exilio
durante tres años. Fue durante la administración de George H. W. Bush,
pero continuó con la administración Clinton.

A propósito, uno de los compromisos principales de Aristide al llegar a la presidencia fue aumentar el salario mínimo.

Los oyentes de Democracy Now!
recordarán la segunda vez que Aristide fue elegido, en 2004, y
secuestrado casi de inmediato por las fuerzas armadas y de inteligencia
de EEUU, pues acompañé a una delegación a la República Centroafricana,
adonde botaron y prácticamente dejaron presos al presidente y Mildred
Aristide. Y Maxine Waters, congresista de Los Ángeles, y Randall
Robinson, fundador de la organización TransÁfrica, fueron a recoger a
los Aristide de la República Centroafricana para traerlos a Jamaica.
Finalmente acabaron en Sudáfrica, donde residen en la actualidad. No
pudieron regresar a Haití debido a la presión de los funcionarios de
Estados Unidos. Los cacilleres de la época, Colin Powell y Condoleezza
Rice afirmaron que Aristide no podía regresar a este hemisferio.

Desde
su exilio en Sudáfrica, el Presidente Aristide declaró en una rueda de
prensa que quiere regresar a Haití. He planteado esa inquietud a varias
personas aquí en Haití. En Washington, el presidente Obama designó
inmediatamente a los ex presidentes Clinton y Bush para dirigir el
esfuerzo humanitario, afirmando que sus medidas no son partidistas.
Entonces, ya surge la inquietud con respecto al retorno de Aristide.
Estados Unidos controla el aeropuerto. El presidente Préval cedió el
control sobre el aeropuerto a EEUU. Pero Aristide ha pedido regresar.
¿Qué opinás de la imagen -por no hablar de los recursos- de los dos
presidentes afirmando que el desastre rebasa las diferencias políticas
y que hay que reconstruir el país?

Bueno, es el punto
exacto. Ayer estuve frente al hospital general, donde vi los horrores,
hablando con una multitud en la esquina, y surgió este mismo punto.
¿Por qué no puede regresar el Presidente Aristide? Él quiere. Así lo
dijo. Pero el gobierno no ha renovado su pasaporte diplomático, que ya
venció. No le han otorgado un salvaconducto para regresar al país. Es
lo único que hace falta.

Si el gobierno de Barack Obama o
cualquier otro realmente estuviera dispuesto a apoyarnos, tal vez mejor
que todos los C-130 con sus cargamentos, no solamente de alimentos y
ayuda médica, sino también de montones de fusiles, podrían mandar un
avión a Sudáfrica para recoger a Aristide y traerlo. Sería un gesto que
crearía una onda expansiva, un contra-terremoto de esperanza y orgullo
popular que podría restituir la fuerza moral que el pueblo necesita
para superar esta crísis.

Bueno, Kim Ives, quiero darte las
gracias por estar con nosotros, y hacer una pregunta más, y se refiere
a las organizaciones populares en este país. ¿Quién tiene el poder
aquí? ¿Cómo se organiza el pueblo? En ese aspecto, se plantea
constantemente el tema de la seguridad para justificar por qué no sale
la ayuda del área del aeropuerto -donde esta almacenada- para que
llegue a las comunidades. La ONU, por ejemplo, ha manifestado que no
llegará hasta Léogâne, el epicentro del terremoto, hasta que se
garantice la seguridad de esa zona.

Es el meollo del asunto.
La seguridad es un pretexto. Vemos en todas partes de Haití que la
población se organiza en comités populares para limpiar, sacar los
cadáveres de los escombros, construir campamentos de refugiados,
establecer seguridad para los campamentos de refugiados. Ésta es una
población que es autosuficiente, y lo ha sido desde hace muchos años.

Pero
no pueden serlo cuando llega grupo de marines con sus M-16 y empiezan
por gritarles. El escenario enfrente del hospital general ayer lo decía
todo. Las personas entraban y salían del hospital para llevar comida a
los suyos o porque necesitaban asistencia y un grupo de soldados de la
brigada 82 aerotransportada, apostados frente al hospital, gritaba en
inglés a la multitud. No sabían lo que hacían. Creaban más caos en vez
de disminuirlo. Habría sido cómico si no fuera trágico.

No
tenían que estar allí. Claro, si hubiera un ejército de pandilleros
atacando a la gente -que no es el caso aquí- quizás habría que traer a
esa gente. Pero ahora el pueblo no necesita marines, necesita
medicinas. Esa situación resume lo esencial. Es lo mismo que hicieron
tras el huracán Katrina. Son las víctimas quienes les dan miedo, son
“otros”, son los negros que que llevaron a cabo la única revolución
exitosa de esclavos en la historia. ¿Qué les puede inspirar mas pavor?

¿Y las organizaciones comunitarias que existen aquí?

Ah
sí, las organizaciones comunitarias, ya lo vimos la otra noche en la
comunidad de Matthew 25, donde nos estamos hospedando. Un cargamento de
alimentos llegó durante la noche sin preaviso. Se podía haber producido
una batalla campal. Sin embargo, se comunicó con la organización
popular local, Pity Drop, que movlizó a sus militantes de inmediato.
Salieron a establecer un perímetro y un cordón de seguridad. Formaron
una fila con las 600 personas acampadas en la cancha de fútbol detrás
de la casa, que también es un hospital, y repartieron la comida de
forma ordenada y equitativa. Fueron completamente capaces. No necesitan
a los marines. No necesitan a la ONU. No necesitan ninguna de esas
cosas que los medios, Hillary Clinton y los cancilleres extranjeros nos
aseguran que necesitan. Esas son cosas que el pueblo haitiano puede
hacer por sí mismo y está haciendo para sí mismo.

Muchas gracias, Kim Ives.

Kim Ives escribe para Haiti Liberté.

Traducido por Michael Friedman

 



Fuente: http://www.democracynow.org/2010/1/20/journalist_kim_ives_on_how_decades

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