Comparteixo amb vosaltres un altre dels sempre interessants bitllets que publica regularment en Gustavo Duch a diversos mitjans. El d’avui va aparèixer abans d’ahir a Galicia Hoxe i mostra una impactant fotografia de la situació del món actual, i dels riscos que comporta aquest model.
Si el mundo fuera una aldea de 100 personas…, de Gustavo Duch
… 25 son pequeñas campesinas y campesinos en sus fincas, huertos o chacras distribuidas por la aldea. 3 personas más son población nómada que vive del pastoreo de animales. 2 personas están involucradas en actividades pesqueras artesanales para el consumo humano. 13 hombres y mujeres cuidan huertos urbanos para su propio consumo y tres de ellas distribuyen sus excedentes en los mercados locales. Por último, 7 personas viven en o junto a los bosques y selvas recolectando parte de sus propios alimentos.
En esa aldea la mitad de las tierras cultivables estaría repartida en parcelas inferiores a cinco hectáreas entre una gran mayoría de campesinas y campesinos. La otra mitad, la de muy pocos, sufre una invasión de plantaciones de soja, eucaliptos, palma africana y caña de azúcar, que no nos alimentan, ocupando el 20% del total de las tierras fértiles.
En la aldea el 50% de los alimentos que nutren a sus habitantes está producido por el campesinado a pequeña escala; un 12’5% llega de la recolección y de la caza; y el 7’5% se produce en pequeños huertos y balcones de las ciudades y extrarradios por sus propios habitantes. Entonces, sólo un 30% del porcentaje de alimentos de la aldea proviene de la ‘cadena alimentaria industrial’.
Sí, aunque nos pueda sorprender, -entrelazando ambas estadísticas- en esta aldea y en nuestro mundo también, la mitad de la población dedican su tiempo a producir alimentos a pequeña escala: mujeres y hombres que cultivan, cosechan, recolectan, crían ganado, cazan, pescan, pastorean, trabajan tierra que no les pertenece… generando finalmente la comida necesaria para más de 70 personas de la aldea.
Además, la seguridad alimentaria que ellas y ellos nos ofrecen, en su mayor parte, se produce sin abusos químicos y favoreciendo el mantenimiento de la biodiversidad. Mientras que en la ganadería industrial trabaja con sólo cien variedades de sólo cinco especies de ganado, las campesinas y campesinos crían 40 especies de ganado y casi ocho mil variedades. Y si las corporaciones semilleras centran sus inversiones en una docena de cultivos, el campesinado cultiva cinco mil variedades vegetales y han aportado casi dos millones de nuevas variedades al haber genético del planeta.
¿Podemos rebajar más ese 30% industrial generador no de alimentos sino de hambre?
Foto: campesinos. Font: Gustavo Duch