Raül Romeva i Rueda

REFLEXIONS PERISCÒPIQUES

Publicat el 7 d'abril de 2008

Les propostes de Pedro Arrojo

Pedro Arrojo, del Departament d’Anàlisi Econòmica de la Universitat de Saragossa i una de les veus més influents en el marc de la Nova Cultura de l’Aigua, aporta avui noves reflexions en relació a la gestió de l’actual crisi aigua/sequera en un article que publica a El País titulat: La sed de Barcelona tiene solución. La tesi central del seu article es pot resumir en el següent extracte: “Se
trata, por tanto, de poner en marcha un plan de emergencia coyuntural muy
especial, que probablemente no haya que reeditar nunca más en el futuro. Un
plan en el que hemos de poner sobre la mesa todas las posibilidades, para
acabar escogiendo las que sean más razonables desde el punto de vista
ambiental, social y económico
“. Al mateix temps que suggereix mesures com la següent: “
Una
opción razonable para la escasez de agua en Barcelona sería organizar la cesión
de derechos de riego al área metropolitana mientras dure la sequía, a cambio de
las pertinentes compensaciones económicas
“. Tanmateix, considero l’article prou complert com per llegir-lo sencer: (segueix…)

La
sed de Barcelona tiene solución

Una
opción razonable para la escasez de agua en Barcelona sería organizar la cesión
de derechos de riego al área metropolitana mientras dure la sequía, a cambio de
las pertinentes compensaciones económicas

PEDRO
ARROJO AGUDO

El País, 07/04/2008

La
sequía aprieta en Cataluña y pone de nuevo sobre la mesa el debate sobre el
agua, que vuelve a usarse como arma política. Ante todo, es importante aclarar
que, más allá de la grave situación de emergencia actual, Barcelona tendrá
asegurada la provisión de recursos hídricos en un futuro cercano, incluso en
circunstancias de sequía extrema. Barcelona vive sobre un acuífero: el que
forman las aguas subterráneas del aluvial del Besòs y del Llobregat. De hecho,
el metro de Barcelona ha venido bombeando en el pasado millones de metros
cúbicos al año para evitar que se inundaran sus galerías.

Para
paliar la sequía de Sevilla bastó ofrecer siete pesetas por metro cúbico a
quienes cedieran agua

El
mar y el acuífero ofrecen a Barcelona agua más que suficiente si se saben
utilizar

El
problema, al igual que en otras cuencas y comunidades autónomas, es que hemos
contaminado de forma irresponsable esos acuíferos. Aunque la Directiva Marco
del Agua nos obliga a cuidar el buen estado de las masas de agua, recuperar un
acuífero puede requerir décadas. Sin embargo, obtener hoy aguas de calidad de
esos acuíferos es perfectamente viable, aplicando una ósmosis inversa, similar
a la que permite desalar aguas marinas. Hoy, con las nuevas tecnologías disponibles
(cámaras isobáricas, membranas de baja presión…) podemos obtener aguas
excelentes de esos acuíferos por menos de 0,25 euros por metro cúbico (€/m3); y
conviene recordar que un metro cúbico son mil litros. En todo caso, Barcelona,
al igual que el resto de ciudades costeras, dispone del mar, que puede ser
fuente de aguas desalinizadas por ósmosis inversa, incluso en circunstancias de
sequía, por apenas 0,4 €/m3.

Respecto
al clamor demagógico de esas “aguas que se perdieron en el mar”
durante la última crecida del Ebro, de nuevo sería necesario llamar a la
sensatez a quienes tienen la obligación de disponer de información y de un
mínimo de formación. Más allá de la importancia ecológica de esas crecidas y de
su vital trascendencia para las pesquerías marinas, cuando un río baja en
crecida, sea el Ebro, el Júcar o el Segura, lo único que se puede hacer es
evacuar caudales al mar. Por un gran canal, para eventuales trasvases, apenas
podría derivarse el 2% de una riada ordinaria.

Ante
los agrios debates reabiertos, es necesario aclarar que los trasvases son una
pésima estrategia para prevenir y gestionar sequías. La razón radica en que las
sequías no son locales sino regionales. En nuestro caso suelen afectar, cuando
menos al área mediterránea. Por ello, cuando el Segura entra en sequía, el
Júcar, el Ebro y el Llobregat suelen sufrir también, en una u otra medida,
estrés hídrico. El propio Plan Hidrológico promovido en su día por el Partido
Popular preveía, eso sí, en la letra pequeña de los anexos, que el 20% de los
años, es decir, los años de sequía, no se podría trasvasar ni un metro cúbico.

La
Agencia Catalana del Agua es consciente de todo ello y, de hecho, tiene
diseñado un plan muy razonable basado en las opciones de desalar aguas de mar y
desalobrar aguas del acuífero del Llobregat (la desalobración del acuífero del
Besòs ya está en servicio). El problema es que la gran planta de ósmosis
inversa del Llobregat, en construcción, que ofrecerá 200.000 metros cúbicos al
día, por desalación de aguas marinas o de aguas del acuífero, no llega a tiempo
para resolver las angustias actuales.

Se
trata, por tanto, de poner en marcha un plan de emergencia coyuntural muy
especial, que probablemente no haya que reeditar nunca más en el futuro. Un
plan en el que hemos de poner sobre la mesa todas las posibilidades, para
acabar escogiendo las que sean más razonables desde el punto de vista
ambiental, social y económico.

La
ministra Narbona, en su primera intervención sobre la cuestión, ofreció una
opción muy razonable: organizar con urgencia lo que se denomina en la Ley de
Aguas un “centro de intercambio”, similar a los famosos bancos de
agua de California. Tal centro debería negociar la cesión de derechos de riego
al área metropolitana de Barcelona, mientras dure la sequía, a cambio de las
pertinentes compensaciones económicas. A principios de los noventa, Sevilla
sufrió dramáticos cortes de agua que afectaron a cientos de miles de familias.
Hoy, probablemente, pocos recuerden cómo se resolvió la situación. Pues bien,
no fue preciso ni un trasvase desde el Miño, ni una desaladora en Sanlúcar.
Bastó con un anuncio en prensa que ofrecía 7 pesetas por metro cúbico a los
regantes del Bajo Guadalquivir que quisieran ceder caudales a Sevilla (por
entonces, regando arroz o algodón obtenían un beneficio neto que no llegaba a 4
pesetas por metro cúbico).

Obviamente
el regadío en Cuencas Internas de Cataluña no es el del Bajo Guadalquivir; pero
esta opción puede ofrecer caudales no despreciables. Aunque en el Llobregat, al
parecer, ya se han intercambiado las aguas de riego por retornos depurados, y
en el Besòs hay poco regadío, habría que explorar a fondo todas las
posibilidades, incluyendo los regadíos del Ter. Regadíos que demandarían
compensaciones de cierta entidad, al estar en juego cosechas de fruta y
hortaliza. Sin embargo, reservando caudales para garantizar la vida de los
árboles, la compensación de las cosechas sería el único coste a cubrir, al
existir infraestructuras de transporte a Barcelona. Desgraciadamente, en esta
ocasión, el Ter también sufre la sequía y hay escasos caudales de riego.

El
transporte de aguas en barco desde el sur de Francia debería suponer menos de 5
€/m3. Sin embargo, la premura de la situación y la falta de escrúpulos de las
navieras están disparando los costes. Por otro lado, un trasvase de emergencia
desde el Alto Segre tiene varios problemas: en primer lugar, el Segre, que
también está en sequía, no ofrece hoy por hoy caudales disponibles; por otro
lado, si llegara a haber caudales, los regantes leridanos reclamarían sus
derechos; y por último, los movimientos ciudadanos del Bajo Ebro reclamarían
esas aguas para preservar el Delta. La opción de trasvasar desde el Alto Segre
sólo caudales adquiridos previamente a los regantes, permitiría garantizar en el
Delta el mismo caudal que hubiera llegado si no se produjese ese trasvase
coyuntural. En todo caso, el coste del metro cúbico podría elevarse por encima
de 3 o 4 €/m3, sobre todo por la amortización de unas obras que sólo servirían
en esta ocasión, para luego desmontarse.

El
resto de opciones de trasvase barajadas, en ningún caso llegarían a tiempo para
resolver la emergencia en cuestión y, por tanto, deberían contrastarse con la
alternativa de desalación en curso, explicada anteriormente. A este respecto
convendría recordar que hace ya más de una década, los presupuestos previstos
para el trasvase del Ródano suponían 0,7 €/m3. Hoy no sería menos de 1 €/m3; es
decir, cuatro veces más que desalobrar aguas del acuífero y más del doble que
desalar aguas marinas.

Me
temo que el calendario electoral y la irresponsabilidad política de unos y
otros nos han llevado a un punto en el que, una situación de por sí difícil se
está convirtiendo en mucho más difícil. Y hablo de irresponsabilidad de unos y
otros porque, más allá de las responsabilidades evidentes de la Generalitat,
debemos considerar las de una oposición dispuesta a transformarlo todo en arma
electoral.

En
este contexto se puede comprender, aunque no justificar, la tardanza en abordar
los pertinentes procesos de negociación con las diversas partes implicadas en
posibles soluciones. Emergen incluso responsabilidades del Gobierno central y
de Gobiernos autónomos, como el de Aragón y el de Navarra, a la hora de asumir
los caudales ambientales mínimos en el Delta que los expertos propusieron hace
ya tiempo. Ello exige, de una vez por todas, redimensionar las pretensiones
insostenibles de nuevos regadíos en estas comunidades, e incluso en Cataluña,
donde la Generalitat sigue promoviendo enormes superficies de nuevos regadíos.
Mientras esto no quede claro, cualquier propuesta de trasvases desde la Cuenca
del Ebro contará, y con razón, con una fuerte oposición, cuando menos en el
Delta.

Se
dice que no hay mal que por bien no venga. Esperemos que así sea y que este mal
trago nos lleve a organizar adecuadamente nuestra inteligencia colectiva frente
al cambio climático.

Pedro
Arrojo Agudo
pertenece al Departamento de Análisis Económico de la Universidad
de Zaragoza.

Foto: Pedro Arrojo. Font: El País.



  1. A més de ser professor del Departament d’Anàlisi Econòmic de la Universitat de Saragossa, aquest doctor en físiques dirigeix el la Fundació  Nova Cultura de l’Aigua i va rebre el 2003 el Premi Goldman per la seva oposició al Pla Hidrològic Nacional impulsat pel PP.

    El Premi Goldman és el màxim guardó a nivell medi ambiental; sovint anomenat com l’equivalent medi ambiental al Premi Nobel.

  2. Només escolto el que diuen en Ramón Folch i en Pedro Rojo; la resta és tot demagogia, política i amagar el cap sota l’ala i el que més greu em sap, és que cada vegada els catalans, la societat civil,  estem més fustigats i ací no es mou ningú, ni tan sols per defensar el que diuen aquestes dues persones que en saben un pou de tot el que s’ha de fer per no patir sequeres dures i trobar solucions.

    Però, hélas, els polítics fan la seva feina, com sempre, escombrar cap a casa seva …

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