Oímos hablar a menudo de la crisis como quien habla del sexo de los ángeles: banalizando algo tan serio como la perspectiva de género y las políticas de igualdad.
Es difícil atribuirle un sexo a la crisis. Y sin embargo la crisis tiene género. Tanto en sus causas como en sus consecuencias.
Por mucho que haya quien insista en negar la realidad, las instituciones económicas, financieras y politicas que causaron la crisis son, aún hoy, entes masculinizados.
Pero lo más preocupante tiene que ver con quien la está sufriendo. Y aquí, nuevamente, una certeza: las mujeres. Sólo las mujeres? No, por supuesto. Pero sí fundamentalmente las mujeres. El paro, la precarización del mercado laboral y los recortes, sobretodo en políticas sociales, suponen una triple losa añadida sobre las mujeres, en tanto que trabajadoras y en tanto que usuarias mayoritarias de estas políticas.
Hablar de mujeres y crisis exige ir a la raíz de esta guerra ideológica, a las causas estructurales de la misma. Por ello, el peor de los cinismos es el de quienes, lamentandose de forma paternalista del sufrimiento de tantas personas, la mayoría mujeres, pretenden hacernos creer que el austericidio que tanto defienden y tan bien practican, no tiene nada que ver con ello.
Ah!: i potser seria bó que qui començi a ser auster sigueu els polítics i els dirigents de les empresses i institucions vàries que viviu amb el sou dels ciutadans [robats i estafats]. Els suïssos ens han donat a tots una bònica lliçó de democràcia.
Atentament