Raül Romeva i Rueda

REFLEXIONS PERISCÒPIQUES

Bé per Gemma Lienas (La fabricación de una caricatura interesada)

En un moment en què sembla que és més fàcil destruir que construir, criticar que aplaudir, insultar que felicitar, vomitar que raonar, s’agraixen perles de sentit comú com les que avui ens ofereix Gemma Lienas a El País (La fabricación de una caricatura interesada). En tant que persona feminista que em considero, trobo que Lienas exposa de manera perfecta el sentiment que molta gent tenim en llegir/escoltar postures, de vegades simplement poc raonades i d’altres interessadament manipuladores, que pretenen tergiversar una demanda (la igualtat entre dones i homes) tan urgent com possible. Bé per Gemma Lienas.

La fabricación de una
caricatura interesada
(per Gemma Lienas, a El País, 06/07/2009)

El recién fallecido Álvaro
García Messeguer, autor del ya antiguo y no por ello anticuado libro Lenguaje
y discriminación sexual, decía que “el lenguaje, antes que una técnica
de expresión, es una clasificación y distribución de la experiencia existente
en una determinada cultura”.

El recién fallecido Álvaro
García Messeguer, autor del ya antiguo y no por ello anticuado libro Lenguaje
y discriminación sexual, decía que “el lenguaje, antes que una técnica
de expresión, es una clasificación y distribución de la experiencia existente
en una determinada cultura”.

Al hilo de esta reflexión,
he ido recopilando expresiones que insistentemente aparecen en los medios de
comunicación con relación al feminismo.

La primera de ellas es el
binomio falsamente antitético feminismo y machismo usado como si se
tratara de dos caras distintas de la misma moneda. Y sin embargo, nada más
alejado de la realidad.
El machismo es
(segueix…)

una actitud discriminatoria que considera al
hombre superior a la mujer.
El feminismo, en cambio, es una doctrina que reconoce a la
mujer los mismos derechos que a los hombres.

Otra palabra profusamente
usada es el adjetivo radical unido al nombre feminista. Un
radical es alguien que no admite términos medios, es decir, una persona
feminista radical es aquella que defiende los derechos de la mujer sin fisuras.
Vamos, lo mismo que hace una persona demócrata cabal con relación a los valores
democráticos, y sin embargo, nadie habla nunca de un demócrata radical. Se es
demócrata o no se es.

Ultrafeministas y feminazis son también dos
vocablos que se leen con frecuencia. El prefijo ultra indica que alguien
defiende una postura hasta el extremo, incluso empleando la violencia para
imponer su criterio, lo cual es contrario al feminismo, única revolución en el
mundo que se ha realizado de manera incruenta. Feminazi es usado
despectivamente por personas conservadoras para definir a las feministas, con
lo que demuestran su ignorancia supina con relación al nazismo o al feminismo o
a ambos.

Sólo a través de estos
ejemplos ya resulta obvio que nuestra cultura se afana, por medio del lenguaje,
en desprestigiar a quienes son feministas fabricándoles una caricatura. Con
ello consiguen minimizar sus logros, laminar sus intenciones, distorsionar sus
éxitos, pervertir su discurso y, sobre todo, ahuyentar posibles nuevas
adhesiones al movimiento. Se comprende: las personas feministas son una piedra
en el zapato, un peligro para el orden patriarcal establecido, sobre el que se
asientan la mayoría de las sociedades en el planeta.

Y sin embargo, resulta
difícil de entender que sean las propias mujeres quienes se presten a ese acoso
y derribo. ¿Acaso han olvidado de dónde venimos? De una época en que nos
veíamos obligadas a dejar de trabajar cuando nos casábamos (nuestras madres,
ahora viudas y con pensiones miserables), en que alcanzábamos la mayoría de
edad después que ellos, en que no podíamos abrir una cuenta corriente ni salir
del país sin permiso del padre o del marido, en que el adulterio femenino
estaba castigado con la
cárcel… Tal vez no lo recuerdan porque ignoran que muchas
mujeres ya consiguieron estos derechos para ellas.

En 2008, en el Museo de
Historia de Cataluña pudimos disfrutar de una exposición sobre la evolución de
la mujer y sus derechos titulada Dones. Camins de la llibertat, cuyas
comisarias fueron la
historiadora Mary Nash y la profesora Maria Lluïsa
Penelas. Lamentablemente fue sólo temporal, aunque por su interés debiera
plantearse como permanente. Tal vez así, muchas personas comprenderían que el
feminismo sigue siendo necesario ya que no hemos llegado aún a la meta de la
igualdad real hombre-mujer. Nos queda mucho.

Nos queda conseguir que
las mujeres tengan las mismas posibilidades de alcanzar puestos de poder que
los varones (sólo un 6,5% de rectoras en la universidad española), que no se
vean obligadas a abandonar su puesto de trabajo para ocuparse de la familia
(nueve de cada 10 personas que lo hacen son mujeres), que se desmonte el
argumento de su menor salario para forzarlas a quedarse en casa (de promedio
ganan un 40% menos que ellos) y, por supuesto, nos queda que ninguna mujer
sufra violencia por el mero hecho de serlo (contando sólo las asesinadas, casi
100 mujeres al año).

Font foto: Portada del llibre sobre l’exposició Dones. Els camins de la llibertat. Font: Generalitat de Catalunya.



Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Aquest lloc està protegit per reCAPTCHA i s’apliquen la política de privadesa i les condicions del servei de Google.

Aquesta entrada s'ha publicat dins de Gènere i igualtat d'oportunitats per raulromeva | Deixa un comentari. Afegeix a les adreces d'interès l'enllaç permanent