Pere Meroño

He aquí la entrevista realizada a U.R. natural de Zamora, 56 años, que vive y trabaja en Catalunya desde los años 70.

. ¿Cuando votaste por primera vez a Ciudadanos?

La fecha exacta no la tengo presente, pero creo recordar que fue la primera vez que se presentaron. Los nombres de los impulsores (algunos de ellos los conozco personalmente) así como algunos de sus postulados me parecieron aire fresco en un panorama donde por entonces se hablaba mucho del oasis catalán. Me pareció que su presencia podía actuar de revulsivo en el Parlament. Como de hecho así ha sido.

. Tengo entendido que, anteriormente, tu voto iba a la izquierda, ¿por qué ese cambio?

Tradicionalmente, ya sabes, que votaba primero PSUC y después IC. Con el tiempo he visto que el mapa político ya no responde a los antiguos esquemas de derecha/izquierda. Me fijo más en las personas y sobre todo en sus propuestas. La línea que separa -en términos electorales- la derecha y la izquierda cada vez la percibo más borrosa. Mis convicciones en cambio se mantienen en lo esencial como siempre. La escuela pública, con lo que comporta de igualdad de oportunidades para todos, amplitud de miras, sensibilidad social respecto a los que menos tienen y honestidad son cuestiones que continúan aún marcando la diferencia.

Volviendo a la primera pregunta te diré que la curiosidad me llevó a asistir a uno de los primeros actos electorales que organizó Ciutadans en el Palau de la Música. La gente no es tonta y allí comprobé que el sambenito de “derechas” por los flirteos que se atribuyen a su cabeza de lista con el PP en su juventud se magnificaban a tenor del público asistente. Un público muy transversal y una parte de rara avis procedentes de todas partes, o sea como yo misma.

La tendencia ascendente de esta fuerza política, pese al escaso eco mediático que se mueven entre ignorarlos o sólo hablar de ellos en clave negativa, demuestra que había un puñado creciente de electores que no se sentían representados por los partidos existentes. Como suele ocurrir hay cosas de ellos que me gustan más y otras menos, pero creo que eso en mi caso ya es lo normal. Nunca me identifico al cien por cien con ningún partido. Y ya puesta en plan confidencias te diré que me parece democráticamente saludable el uso que su portavoz hace de ambas lenguas indistintamente y con naturalidad en la Cámara catalana, sin complejos ni prejuicios. Eso,nos guste o no, refleja la realidad del país. En cambio no comparto para nada sus planteamientos que podrían llevar a separar a los alumnos en función de la lengua que eligen sus progenitores para la enseñanza lo cual me parecería contraproducente y un paso atrás intolerable.

. ¿Debe ser consultado el pueblo catalán sobre su permanencia en España, sí o no? ¿Por qué?

Rotundamente sí, porque podremos constatar al fin  y salir de dudas

de la voluntad del pueblo catalán. De lo contrario corremos el

riesgo de pasarnos la vida debatiendo si son galgos o podencos.

. Sobre su realización, en caso de que el gobierno Rajoy niegue la

propuesta de una consulta pactada con el Estado, ¿debe hacerse en base a la legislación catalana que se va a realizar?

Sobre la casuística legal en base a la cual debe celebrarse no entro

ni salgo, como dicen en mi otra tierra “doctores tiene la iglesia” que

conocen la legislación vigente y que pueden buscar el encaje que mejor convenga a todas las partes. Para mí este asunto es secundario. Lo que importa -o al menos a mí entender- es como se gestiona el día después.

. Si el Constitucional impugna dicha vía catalana, quedan dos opciones: convocatoria de elecciones plebiscitarias -todo a una carta-, en caso de victoria d’una mayoría favorable a la proclamación de independencia, declaración unilateral. ¿Qué te parece esta opción?. La opción es, sin marco legal para la consulta, declaración unilateral de independencia sin elecciones? ¿Qué opinas de ésta segunda posibilidad?

De la proclamación unilateral de independencia tenemos precedentes en la historia de Catalunya que acabaron abruptamente con la misma

rapidez con la que se llevó a cabo. Modestamente no veo que esta sea la via. Forzar los tiempos en política casi nunca resultan bien. El

paso a dar es tan trascendental que hay que hacerlo , si así lo decide

por amplia mayoría el pueblo catalán, con todas las garantias legales

necesarias y sabiendo muy bien a priori a donde nos conducirá. La hoja de ruta del proceso debería estar meridianamente  clara. Ya sabes, el refranero dice: no por mucho madrugar amanece más temprano.

Antes de llegar a ese punto que planteas quedan por despejar innumerables incógnitas que ahora en el contexto socio-económico en que nos encontramos se perfilan tremendamente complejas. Muchos posicionamientos -sobre todo desde las filas pro-independentistas- adolecen, a mi entender, de un gran simplismo inspirado tal vez en  el hecho de confundir los deseos con la realidad. No podemos olvidar que el electorado catalán es heterogéneo y por tanto no tiene una posición monolítica ni sobre la independencia ni sobre la mayor parte de los retos que plantea el mundo global del que

formamos parte.

Ahora si me permites, y fuera ya de la entrevista quisiera hacer un último apunte que me viene ahora a la cabeza. Adoro la Catalunya abierta y receptiva que se ha ido forjando con el aliento de tantas generaciones de gentes venidas de las zonas rurales de Catalunya y de toda España. Me encanta el mestizaje cultural. Me gusta pensar que en el ADN de mis hijos y de mis sobrinos se cruzan todas las tierras de la península. Por el contrario huyo como de la peste de todo lo que me suene a esencialismos. La Catalunya que yo quiero no distingue a las personas por sus apellidos, ni por la lengua en la que se expresa. Nada que ver con aquellos que quisieran vivir en un país en el que las 200 familias de siempre sigan moviendo los hilos.

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