Nos despreciaron los gobiernos, los partidos que los sostienen, la patronal, los medios de comunicación del sistema y CCOO y UGT. Y teníamos razón. La huelga de 29 de junio de este año lo confirmó. Ahora, nos la dan a golpes. Todos ellos defendían que no era posible cuestionar las causas de la crisis: la acumulación de capital gracias a las políticas neoliberales; la consiguiente desregulación de la economía; las bolsas de especulación, una tras otra alimentadas con colaboración política; la descapitalización de lo público, privatizando y bajando impuestos a los ricos… Sigue estando prohibido hablar de eso. A quienes lo hacemos se nos castiga y a quienes se adaptan y dejan hacer se les financia. Así está de deteriorada la “vigente democracia” (…)
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