Pere Meroño

Diari d'un eurocomunista del #PSUC

13 d'octubre de 2009
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?Caperucita Roja? en Euskadi

. Hablando de vacaciones, ¿Qué tal fue la visita a Euskadi durante agosto -tu que ya eres medio catalán, residiendo aquí en Barcelona-? porque tenéis chico nuevo en la oficina –otro lehendakari, un lehendakari de los “otros” (…)

. Sí, tenemos lehendakari nuevo. Pero más que lehendakari, parece el gobernador civil de las provincias vascongadas. En Euskadi, al contrario que otras veces, percibí un ambiente muy enrarecido. Noté, incluso, miedo. Sí, miedo. El miedo este del que tanto han estado hablando los Patxi López, los Rodolfo Ares, las Rosa Díez, los Antonio Basagoiti, los Fernando Savater, y un largo etcétera.

 

. ¿Y a “Caperucita Roja” no la incluyes en esa lista?

 

. No. “Caperucita Roja”, como la llamaban cariñosamente en los comités provinciales del PSOE vasco -y actual alcaldesa de Lasarte-Oria (Gipuzkoa)-, no entra como todos los demás en la categoría de demagogos y españolazos. Esta chica, por el contrario, a parte de tener un gran prestigio, merecido, en su municipio, rara vez hace declaraciones incendiarias contra los nacionalismos, se limita a hacer su labor, bien hecha, de alcaldesa, y cuando la provocan, eso sí, salta. Y puede saltar de manera peligrosa.

 

. Ilústrame, por favor.

 

. A parte de que era temida por todos los miembros del comité provincial del PSOE guipuzcoano, Ana Urchueguía el apodo se lo ganó, bien ganado, durante un atentado fallido contra su persona en la plaza del ayuntamiento de Lasarte. Fue hace unos veinte años, mes arriba, mes abajo, justo cuando iba a entrar en la casa consistorial, un militante de ETA intentó matarla, y ella, con todo el coraje del mundo, se le enfrentó, le insultó –“canalla”, “criminal”, “¿por qué no me matas”?, “no hay huevos”-, y como vio que no bajaba la browning de 31 milímetros, ella, de corta estatura, le agarró de los pelos, le pegó una patada en medio de los cojones, le tiró a tierra, y le arreó una somanta de golpes, y con los zapatos de tacón que llevaba le pateó la cara hasta que acertó a meterle uno de los tacones por la boca, y así, le arrastró unos veinte metros, hasta la puerta del Ayuntamiento, destrozándole el paladar y toda la mandíbula superior, así como la parte superior, también, de la tráquea, y la laringe. En fin, los hechos hablan por si mismos. 

 

CAT ’06  La nit dels somriures glaçats

El vídeo

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