5 de març de 2010
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Xile: després del terratrèmol

Escrit d’un company desde Xile a Resumen

A primera hora después de la catástrofe, solamente porqué

Escrito por Robinson Silva
  
Jueves, 04 de Marzo de 2010 19:17

            A una semana del terremoto y maremoto que azotó el
centro sur de Chile, son tantas las imágenes y sensaciones, ideas y
planteamientos, que también pareciera temblar en la cabeza, es el mareo
que provoca conocer cómo vivimos y cómo viviremos de hoy en adelante.

            El paisaje es la escenografía de nuestra vida, esos
escenarios son el entorno donde hemos creado nuestra vida, nos ha
enseñado cómo comportarnos y qué actitudes individuales y colectivas
vamos construyendo. Ver la ciudad deshecha, convulsionada, destruida,
constatar que lo que pensábamos era sólido y estable no lo es, revuelve
los sentidos. Talcahuano, mi ciudad, un puerto de gran importancia,
parece un puzzle deshecho, físicamente no tiene solución, el paisaje
que conocimos, nunca más lo veremos los choreros.

            Por otra parte, la alusión más evidente hecha por la
gente, es lo desunidos que están todos los vecinos, sin organizaciones
y sólo esperando que alguna autoridad cumpla con su función
administrativa y de respuesta a la emergencia, ese paisaje social y
político, también se derrumbó. Todos los medios de comunicación y el
aparato del Estado fustigó el saqueo que vino el segundo día tras el
terremoto, así como alabó la autodefensa contra los delincuentes del
tercer día.

            Lo que no dijeron son cosas importantísimas, la Armada
de Chile y la Onemi nunca se pusieron de acuerdo y mientras se perdían
en discusiones banales, las olas arrasaron todo el borde costero;
consecuencia, cientos de muertos por toda la costa, digámoslo claro,
ellos son tan responsables de estas muertes, tanto como el terremoto.

altDesde Las Salinas en Talcahuano, Población inundada por el maremoto.           

 Después los saqueos, la gente pensando en que no tendría para comer
por muchos días arrasó con cuanto supermercado encontró cerca de sus
casas, entre ese maremoto humano, iba lumpen que agarró plasmas o
alcohol, es decir, los bienes que la mentalidad de mercado les ha dicho
que es lo que los hace “ganadores”. En esa lógica de mercado, el poder
arremetió declarando una guerra social, los delincuentes saquean a los
empresarios que hacer un servicio social, al distribuir alimentos (como
si lo hicieron gratis), por lo tanto, se deben reprimir: Estado de
sitio!

            Luego la histeria colectiva, desatada la alarma de
guerra social, no sólo son los empresarios, tú también en tu casa
puedes ser una víctima, la estrategia, el rumor extendido por todo el
gran Concepción, se decía, la población A atacará la Población B y esta
a la C en un no acabar, se debe señalar, que si bien, hubo actos de
delincuencia en casas particulares, las hordas que se vieron, eran los
vecinos que defendiendo sus barrios, hacías disparos al aire y fogatas
en las esquinas.

            Para finalizar, el toque de queda, el Estado de
excepción, que esperábamos el primer día para normalizar la situación,
llegó el cuarto día, hoy se ha extendido por increíbles 18 horas
diarias,  sin poder salir a mirar y reconocer nuestra gente y nuestro
territorio, militarizando excesivamente la vida. Si esto sirviera para
regularizar los servicios o la ayuda, valiera la pena, pero ya se torna
más un problema.

            Ahora viene el tiempo de la reflexión, no podemos seguir
viviendo así, en el individualismo y la dependencia de añejas
estructuras administrativas, no nos sirve. Como primer paso, la
Provincia de Concepción debe exigir la persecución de los
especuladores, de los que no se habla en los medios; así como de los
delincuentes que construyen casas bajo mínimos y los funcionarios
ombliguistas del Estado, culpables por ineficiencias, de muertes y
destrucción de nuestro paisaje humano.

            Este artículo, rápido y ripioso, será desarrollado en
detalle con el devenir de los días, cuando la calma que necesita el
análisis nos deje escribir mejor. Por ahora, sólo la amargura que nos
deja constatar la realidad de Chile, nos hace mirar hacia adentro, para
preguntar porqué.       

 

foto: contenedores de Talcahuano exparsidos por el centro de la ciudad

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