Oi?

Algunes notes d'un bloc d'Oriol Izquierdo

A les “Páginas de Babel”

Manel Haro ha incorporat una lectura de Moments feliços a les seves Páginas de Babel, pocs dies després d’haver-li dedicat un comentari al programa “Llegir en cas d’incendi” de Ràdio Cornellà (on també va gosar assajar una suggerent lectura en eco del poema “Silenci“). Diu Haro: […]

Aunque Moments feliços (Momentos felices)
sea el primer poemario que se publica de Oriol Izquierdo, lo cierto es
que este escritor ya llevaba tiempo componiendo versos. Como suele
suceder muchas veces con otros autores, Izquierdo daba forma a un yo
poético que luego encerraba bajo llave en algún cajón de su despacho. A
finales del año pasado, ese cajón se abrió para liberar, por fin, los
poemas y Edicions 62 ha sido el encargado de sacarlos a la luz.

Un tema determinante se pasea a lo largo de estos Moments feliços:
la muerte prematura de la hija del autor, Carla. El poemario está
dividido en cuatro partes, en las tres primeras hay una diversidad de
emociones que son solamente premonitorias de lo que nos vamos a
encontrar en la cuarta parte: el dolor por la pérdida.

El
yo poético empieza errático, algo desubicado en el mundo en el que se
encuentra, por lo que inicia una búsqueda. Mira el paisaje desde la
distancia, se abstrae de la realidad, pero sabiendo que la vida es lo
que es y que es difícil huir. Aunque ese yo poético queda a veces
agotado a mitad del camino, sabe que debe perseverar, quizá sabiendo
que, finalmente, nos salvan las palabras.

En
la segunda parte nos encontramos con la insatisfacción con el entorno:
una multitud mirándose el ombligo, gente que habla por no callar, la
insolidaridad, la capacidad de crueldad, la incomunicación, la
muchedumbre invisible y la obstinación por ser un disfraz de uno mismo.

Pero llega el
deseo en la tercera parte, dando una sensación de plenitud y de paz,
como si el yo poético se asentara en el paraíso. El deseo se mezcla con
cierto temor a morir, pero quizá también a vivir. Es difícil mantener
el equilibrio ante estos momentos felices.

Seguramente
muchos lectores pueden estar desconcertados ante el título, pero el
autor tiene una explicación: ¿no es, acaso, relativa la felicidad? ¿No
puede ser uno igual de feliz ante una ausencia que te acerca a la
plenitud y a la paz? En la cuarta parte cae como una losa la tragedia:
la muñeca queda tirada en el suelo, al lado de la cama, como
advertencia de lo que acaba de ocurrir: la muerte de la hija. El poema Cançó (Canción) atraviesa al lector como una lanza y lo sacude hasta el final.

Pero
ante la ausencia, quedan dos opciones: la angustia o la búsqueda: el
sentimiento de que todavía está ahí. La sensación de que en las
pequeñas cosas está encerrado el recuerdo mágico del ser querido
desaparecido, esperando a ser descubierto y, al hacerlo, nuevamente la
paz.

Estamos seguramente ante un poemario circular: volver al principio después de leer los últimos versos de Moments feliços
es comprobar que la nueva lectura es diferente de la primera, que hay
otro contenido, otra esencia y otro yo poético. De alguna manera, son
dos poemarios en uno: el primero –la lectura- es el que provoca la
llaga y el segundo –la relectura- el que ahonda en ella o el que la
cicatriza, depende del lector. Sea como sea, resulta imposible no
sucumbir a estos momentos felices.


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