Victus: Gràcies, A. Sánchez Piñol!
Explica una part clau de la història del nostre país i em deixa amb ganes de saber-ne més. Potser s’albira una continuació… En fi, què voleu que us digui que no s’hagi dit ja? Bé, doncs sí, una cosa vull dir: que tothom l’hauria de llegir perquè s’entenen moltes coses (per no dir totes) del què està passant avui en dia. Cal prendre exemple del què no s’ha de fer, dels errors del passat, i veure que ara estem en un moment únic que cal aprofitar i no fer l’orni…
Aquí teniu una selecció del què s’ha dit a la premsa.
Aquí una entrevista a l’editora.
Aquí una a l’A. Sánchez Piñol.
Us deixo amb algunes frases del llibre:
“Nuestras clases dirigentes eran el colmo de la indecisión crónica, siempre a medio camino entre el servilismo y la resistencia.”
“A los poderosos más vale rehuirlos, pues son como grandes árboles: si ascienden nos ensombrecen; si caen nos aplastan.”
“una postura muy típica de los catalanes: asentir sin acatar.”
“En un desierto no hay fronteras: el desierto es la frontera.”
“Olvidan los reyes que la dignidad de un pueblo no se compra.”
“En cuanto a los curas españoles, no los hay peores en el orbe católico. Sus intereses siempre están aliados con los de la estupidez humana, fomentan ambos en cada sermón y no los detienen ni el sentido del ridículo ni la fuerza de la razón.”
“Castilla tuvo su momento de oro con la conquista de las Américas. Luego cayó en un sopor lánguido y mortecino. Estaba escrito en sus raíces. El personaje castellano por excelencia es el hidalgo, invento medieval que aún pervive. Orgulloso hasta el extremo de la locura, desvivido por el honor; capaz de batirse a muerte por un pisotón, pero incapaz del menor empuje constructivo”.
“Para un castellano de pro trabajar era una deshonra; para un catalán, la deshonra era no trabajar”.
“Para los catalanes, España solo era el nombre que se otorgaba a una confederación libre de naciones; los castellanos, en cambio, en la palabra España veían una prolongación imperial del brazo de Castilla.”(…) “De hecho, cuando un catalán y un castellano empleaban la palabra España se estaban refiriendo a dos ideas opuestas, de ahí que los extranjeros no entendieran nada de nada”.
“España no existe; no es un sitio, es un desencuentro.”
“Solo un alma bárbara puede querer enfrontar pueblos y naciones como si fueran ejércitos.”