Ron Ben-Yshai és un analista israelià especialitzar en qüestions militars que va publicar el passat 14 de novembre aqueix article al diari Yediot Ajaronot l’endemà mateix dels atemptats gihadistes a Paris que avui reprodueixo en llengua castellana (versionat pel digital Hatzad Hasheni) atesa la vigència dels seu contingut. El seu diagnòstic coincideix amb l’expressat fa més d’un any pel general francès Vincent Desportes quan va escriure “Nous sommes en guerre ,et pour longtemps“:
“Los ataques terroristas de ISIS en París están directamente relacionados con lo que está sucediendo en Siria e Irak. No es un error de la inteligencia sino un error de concepto del mundo occidental, que debe salir a un combate verdadero contra el islam radical – por tierra, aire y mar.
Es hora que lo reconozcamos: Estamos en medio de la Tercera Guerra Mundial. Una guerra que será diferente a las otras dos pero que también ella se llevará a cabo en todo el mundo. Por tierra, mar y aire. Esta es una guerra entre el Islam yihadista y la civilización occidental, una guerra entre el Islam radical y todos aquellos que se niegan a renunciar a sus valores y frente a sus exigencias políticas. Esta guerra la tendremos que luchar en el suelo – con tanques divisiones y americana, con franceses y británicos que actuarán en Siria e Irak, así como con medidas de seguridad adoptadas en los cruces fronterizos y por las fuerzas especiales y las agencias de inteligencia en Bélgica, Francia, Alemania, así como en Filipinas, China y Rusia. Llevaremos a cabo esta guerra en el Mar Mediterráneo y con aviones de combate que bombardearán desde el aire las concentraciones de ISIS y de Al-Qaeda a lo largo de Asia y África y con medidas de seguridad adoptadas en los aeropuertos y los aviones de pasajeros en todo el mundo. Esta será la imagen de la tercera guerra mundial, la cual también nosotros somos parte, y no desde ahora.
Las señales nos indicaban que de inmediato que se trataba de una acción de ISIS, quién después ha asumido su responsabilidad – y puede ser visto como un reflejo de la estrategia establecida por la organización: Asestar golpes terroristas dolorosos en donde le es fácil actuar y en donde puede lograr una victoria propagandística con el mínimo esfuerzo y riesgo.
Podemos ver el comienzo de la ofensiva actual en la explosión del avión ruso sobre el Sinaí hace tres semanas. El ataque en Paris opera de acuerdo con la misma estrategia. Es probable que el ataque haya sido planeado durante muchos meses aunque el trasfondo es el mismo que en el avión: ISIS sufre ahora fuertes golpes en Siria e Irak y pierde bases importantes en el corazón del Califato Islámico que desea establecer. Así, ISIS golpe en la retaguardia del enemigo y Europa, como de costumbre, es la primera en absorber el ataque.
ISIS y Al-Qaeda prefieren atacar en Europa ya que la consideran la cuna del cristianismo y debido a que las organizaciones fundamentalistas islámicas todavía la ven como la patria de los Cruzados, quienes en el pasado y en los actuales tiempos emprenden una guerra religiosa y cultural contra el Islam. Francia y París han sido seleccionadas para este asalto combinado ya que Francia se situó en la vanguardia de la lucha cultural y religiosa contra el Islam radical. También es el blanco más fácil para el ataque.
¿Por qué Francia?
Francia fue el blanco para este asalto combinado del Islam radical no sólo porque tiene una tradición de defensa de los derechos humanos y la libertad de movimiento, sino porque Francia y la cultura francesa son un símbolo de todo lo que el Islam radical teme y por lo que ha dedicado su guerra santa. Francia promulgó una prohibición para que las mujeres usen la Hijab en lugares públicos, la Corte Suprema permitió que la revista “Charlie Hebdo” publique caricaturas del profeta Mahoma y últimamente el Presidente Hollande rechazó la petición del presidente de la musulmana Irán, Rouhani, de no ofrecer alcohol en una cena en su honor. Todo esto es un desafío a los yihadistas, algo que nadie desde Occidente los ha emulado hasta ahora. Así que esa es la razón principal por la que Francia está de luto tras el asesinato de 150 personas inocentes.
La segunda razón es que en Francia tiene la población musulmana más grande y más antigua de Europa que vive en las grandes concentraciones urbanas, en su mayoría en barrios pobres. Es el terreno ideal para predicar el Islam radical en las mezquitas de los barrios. Los terroristas de ayer hablaban francés con fluidez y podemos asumir, al menos, que algunos de ellos eran ciudadanos franceses de ascendencia del norte de África y de otros países musulmanes de África y Asia. De este modo pueden integrarse en la población civil para escoger sus objetivos, recoger información y huir después de hacer el atentado.
No queda claro si todos los terroristas eran suicidas o si parte de ellos escaparon. Es por ello que el gobierno francés ha impuesto un toque de queda parcial y ha ordenado la introducción de tropas militares a las calles en muchas ciudades, las mismas medidas adoptadas por Israel cuando comenzó la actual ola de terrorismo. El objetivo es que la presencia de grandes fuerzas de seguridad ayude a disuadir “ataques de imitación” o atentados de “continuación”; tanto de terroristas que sobrevivieron al asalto original o por parte de otras personas y grupos de musulmanes.
La tercera de las razones es por el hecho que Francia está en el corazón de Europa Occidental y el medio de países con grandes comunidades de inmigrantes musulmanes. La libertad de movimiento entre los países europeos según el Acuerdo de Schengen permite a los combatientes que se ayuden de otros que ya han hecho su “bautismo de fuego” en el Medio Oriente y también permite el contrabando de armas requeridas para llevar a cabo ataques terroristas.
Enormes cantidades de armas y municiones llegan a Europa desde Libia, a través de Sicilia, Malta, Grecia y muchos otros lugares. Las armas libias se mueven como una ola por Europa y están disponibles para todos lo que las deseen y se pueden transferir sin ninguna dificultad, como hemos visto en los ataques anteriores, incluso de estado a estado. Lo mismo ocurre con los explosivos, aunque en este asunto resulta fácil para los terroristas fabricar explosivos con medios locales – acetona y peróxido de hidrógeno, por ejemplo. La información está disponible para todos, y Hamás ya ha demostrado que durante la segunda intifada los terroristas se pueden equipar con un cinturón explosivo que contenía explosivos, hecho en casa, y que no es menos mortal. Un proceso similar ocurrió en Irak, y ahora es Francia que sufre por lo mismo.
Otra de las razones para la elección de Francia es el hecho que París es considerado el centro de la cultura europea y la central de los medios de comunicación. Así… el ataque tiene el mayor efecto en las conciencias de las personas. El horror se dispersa eficazmente. Parece que los atacantes estaban equipados con una serie de mensajes que transmitieron para que las víctimas que sobreviviesen los citasen en los medios de comunicación, sedientos de todos los detalles: “Ustedes nos bombardean en Siria y nosotros los bombardeamos en París”. También estaban vestidos para crear intimidación, como si fueran actores de las películas de terror de Hollywood, aunque las armas y explosivos eran reales. ISIS entremezcla eficazmente el mundo virtual con el mundo real y este es el secreto de su éxito y la magia que provoca entre los jóvenes musulmanes en Occidente.
Cambiar la percepción
Para llevar a cabo ataques terroristas en siete objetivos diferentes se necesita un montón de tiempo y una organización elaborada. Debe haber un plan para almacenar armas y explosivos, se deben elegir objetivos, recopilar información en la fase de preparación, se tienen que reclutar al menos algunos que estén dispuestos a ser terroristas suicidas y que estén dispuestos a morir, deberían visitar la escena del ataque y prepararse cerca antes de la ejecución. Por lo tanto, es posible estimar que el ataque fue planeado desde hace meses pero se esperó una oportunidad estratégica.
No hay ninguna conexión entre la presente ola de emigración hacia Europa y el ataque actual. Los inmigrantes se escaparon hace poco, aunque algunos de ellos sean musulmanes radicales, aún no están listos para llevar a cabo ataques terroristas. Ellos no conocen la escena como si lo conocen los ciudadanos franceses con plenos derechos.
Tenemos que prepararnos para nuevos ataques, no sólo en Francia, sino en toda Europa. Para eso, Europa tendrá que retomar el pleno control de sus fronteras y deberá lidiar con audacia con el dilema de defender los derechos humanos e individuales frente a la necesidad de garantizar su seguridad. Hasta el momento, los países de la UE, y no podemos condenarlos por eso, han escogido por la libertad individual de los ciudadanos sobre la defensa contra el terrorismo. Ahora Europa y especialmente Francia… tendrán que concluir que el derecho individual más importante es el derecho a la vida.
No hay aquí un fracaso específico en los servicios de inteligencia sino que hay un defecto en toda una percepción que debe ser repensado. Occidente tendrá que establecer un aparato de inteligencia conjunta para realizar evaluaciones y emitir alertas inmediatas – y eso refiere no sólo a Francia y a los países de Europa occidental, sino también a Rusia, China y otros países. Los países europeos tendrán que establecer fuerzas especiales en las grandes concentraciones urbanas, también en las medianas y en las pequeñas, para poder reaccionar rápidamente ante cualquier advertencia y la inteligencia. La forma en que Israel se las arregla para reunir información de inteligencia y actuar rápidamente como SWAT (IAMAM), la unidad operativa de Shin Bet tanto como las unidades especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel, deben servirles como modelo.
Israel debe servir como un modelo a imitar. Obviamente los burócratas europeos, los dirigentes profesionales de la UE, en un primer momento, se van a oponer a la adopción de este modelo, pero la realidad, probablemente, se les terminará imponiendo. Ellos también tendrán que promulgar leyes para que estos mecanismos de recopilación de unidades de contrainteligencia puedan responder rápidamente para actuar con rapidez y decisión para evitar los ataques antes de que ocurran y manejarlos de forma rápida cuando ya están en ejecución.
La Guerra Mundial entre el Islam fundamentalista radical-asesino y la civilización occidental – de hecho cualquier persona que no sea musulmana – tiene que ejecutarse sin compromiso y sin medias tintas… por tierra, aire y mar. En Bruselas puede no gustarle eso pero todos estamos en el mismo barco y no, la ola de terrorismo que no tiene ningún tipo de relación con la “Ocupación de Palestina”.
Post Scriptum, 4 de febrer del 2025.
Amit Halevi, ahir al Jerusalem Post, publica un article coincident amb que encapçala aqueix apunt: “Netanyahu’s ‘Iran first’ strategy ignores the real enemy”.
The so-called Eleventh Commandment—”Hamas is deterred”—is now well known to every Israeli. Those of us on the Foreign Affairs and Defense Committee became acquainted with it long before October 7.
It was echoed by all security bodies in every forum. This assumption was based on a neo-Marxist worldview that sees man as a socio-economic being. “Sinwar will not risk his immense wealth or Hamas’ social and economic interests,” they explained to us.
Despite the fact that Hamas is an enemy driven entirely by identity, religion, and ideology, the official intelligence assessment firmly concluded that Hamas prioritizes economic interests—hence, “Hamas is deterred.”
October 7 has passed. We have crossed rivers of blood: beheadings, hostages, rapes—a day of Holocaust. And yet, this same dangerous refrain continues, with the military and political leadership still failing to recognize the true nature of our enemy, define it correctly, and confront it accordingly. Israel remains deeply entrenched in the same misguided conception—only the name has changed.
The “Hamas is deterred” concept has now evolved into the “Head of the Snake” doctrine, which currently guides the security establishment’s strategic outlook. Every discussion in the cabinet, the National Security Council, security leadership forums, and the Foreign Affairs and Defense Committee begins with the ultimate preface: “The primary axis—Iran!”
Iran is the head of the snake—decapitate it, and you will achieve a new Middle East. Even the Nagel Committee, which was established to examine necessary changes in the defense budget, concluded unequivocally that investment in ground forces should be postponed, as threats from neighboring states were not identified as significant. Iran was deemed the root cause of all threats, and therefore, all energy, budgets, and training should be directed at countering the Iranian enemy.
The truth is that even Iran itself does not see things this way. Khomeini, who established the Ayatollah regime, and his successors were never Iranian patriots. Iran is of no significance to them—it is merely a tool in service of the global revolution.
Their primary goal is the religious victory of global jihad. If Iran is destroyed in the process, that is entirely acceptable. From the outset, the Khomeinist ideology was designed so that the global revolution would continue even if Iran were to fall. This is why radical Shiites and Sunnis alike invest above all in religious ideology.
And that is the real enemy—not just of Israel but of the entire world. Yet, the leaders who adhere to the old conception are missing this crucial point. The enemy is not a state, an army, or an organization—it is religious ideology. Wherever it takes root, it fosters both social and military organizations.
Even when these organizations are dismantled, they regenerate time and time again. They will always reemerge because the fuel of the revolution is not military strength—it is spirit. And that is what we must break in order to achieve victory.
“The primary axis—Allah.” This should have been the security establishment’s realization after October 7. This understanding has dramatic implications for Israel’s and the West’s strategy, as well as for intelligence assessments and operational planning. The first conclusion from this realization is: Gaza first! Not Iran first.
Why? Because the October 7 war is the ultimate litmus test of how a Western state fares against radical Islamic ideology. If Hamas’ ideology emerges victorious, as has been the case so far, this lesson will be learned in every arena—from London to Tehran, from Damascus to Berlin. The conclusion will be that the postmodern West, despite its overwhelming military and economic advantage, does not know how to defeat radical Islam.
1. The West struggles to target imams and mosques due to a distorted discourse on religious freedom—even though they are the Muslim equivalent of Goebbels’ propaganda machine.
2. The West fails to understand that victory is defined by control over land, because the enemy’s ideology is driven by a totalitarian aspiration to conquer the entire world as a religious imperative.
3. The West is incapable of subjugating enemy populations and imposing human values on them, because deep down, it justifies their struggle as that of the oppressed proletariat.
This is why Gaza is the test of the West. If we cannot even secure victory in Gaza, we will fail everywhere else.
Moreover, the immediate regional threat around us is far greater than Iran because the enemy’s goal is the conquest and destruction of Israel. Missiles from Iran would be met with missiles from Israel, and on Judgment Day, with even more strategic weaponry.
But what the jihadist fighters did in Gaza could just as easily be done by the Muslim Brotherhood in Egypt and Jordan, or in Lebanon and Syria. Against this threat, Israel needs an army with a strong ground force—one with the capability and willingness to seize land, establish control, and subdue the population, just as the free world did with Nazi Germany and Imperial Japan. This is why victory against Iran—or anywhere else—begins and ends between Gaza and Rafah.
Tragically, our military and political leadership has already folded and retreated from Gaza two weeks ago. This week, the Netanyahu-Trump meeting will likely continue the “Head of the Snake” doctrine, focusing primarily on two topics: Saudi Arabia and Iran, Iran and Saudi Arabia. The ultimate enemy, and with it the possibility of total victory, will not even be on the table.
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