Jaume Renyer

per l'esquerra de la llibertat

19 de juny de 2017
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Luis Martínez Garate i Angel Rekalde: “La revolución de octubre en Catalunya”

Els bons amics Luis Martínez Garate i Angel Rekalde publiquen avui mateix al digital de Nabarralde aqueix encertat article sobre el procés sobiranista català vist des d’Euskal Herria/Nafarroa:

Hay fechas que hacen historia. La elección del 1 de octubre para celebrar el referéndum de autodeterminación en Catalunya ha tensado todos los resortes de la situación. Estamos ante un punto crítico. Se hará; el Estado lo impedirá; o veremos cómo se resuelve. Pero algo está claro; el ‘Proceso’ ya no será lo que era; desemboca en una fase superior.

La secuencia de acciones (manifestaciones, actos públicos, concentraciones, votaciones insumisas, declaraciones…) desde que arrancó el proceso, promovido desde distintos ángulos por las iniciativas de Pasqual Maragall y Josep Lluis Carod Rovira, acompasadas con las correspondientes reflexiones teóricas, han conformado un corpus inédito, sin parangón en la historia de la Humanidad, en cuanto a la originalidad de su recorrido hacia el ejercicio del derecho de autodeterminación.

Catalunya ofrece las condiciones objetivas de una nación dominada, subordinada a la gran Nación española. Fue conquistada (1714), su lengua y cultura perseguidas, y su sistema productivo, de una gran riqueza y energía, esquilmado. La depredación fiscal que sufre roza el escándalo.

Pese a ello el tejido social catalán es muy rico. La capacidad asociativa, profunda y variada. La iniciativa empresarial y económica, en general, también. Un refrán muy conocido dice: “Un bon català, de les pedres en fa pa”.

El concepto del Derecho de Autodeterminación no podemos limitarlo a una mera votación. En sí, el referéndum del 1 de octubre es apenas un hito más del proceso. Catalunya empezó a autodeterminarse cuando en las sucesivas agitaciones pasó de reivindicar “mejoras de financiación” o de “infraestructuras” a proclamar “somos una nación”. Este cambio se vio, sobre todo, en la Diada de 2012 cuando se reclamó “Catalunya, un nuevo Estado en Europa”. El grito se transformó en ¡Independencia! Era la sociedad catalana –la nación- exigiendo su estatus político como Estado independiente.

Está por ver cómo evolucionará la situación. Pero al plantearse como un ejercicio explícito de autodeterminación, la posible prohibición del Estado español quizás lo frene (de momento), pero a costa de confirmar que no hay libertades; que España es una cárcel de pueblos, que impone una violencia y ocupación sobre la sociedad de Catalunya. El proceso sigue su curso, tanto en un caso como en el contrario. El referéndum no es la autodeterminación, sino sólo un hito especialmente significativo.

Quienes lideran el proceso catalán actúan de acuerdo con los principios que se exigen a nivel internacional para homologar un proceso de independencia. Tal vez quien mejor haya estudiado este aspecto desde Catalunya haya sido Josep Costa en su trabajo “O secessió o secessió. La paradoxa espanyola davant l’independentisme” (Barcelona 2017, Editorial Acontravent). Analiza los distintos puntos exigidos o recomendados en estas circunstancias. Y los relaciona con lo sucedido en Catalunya desde antes del inicio del “Proceso”, a raíz de los avatares que rodearon el fallido Estatuto de 2006. No obstante, es posible que el libro de Costa se caracterice por un exceso de prudencia.

Según Costa: “España, su clase dirigente, se encuentra ante un dilema existencial de primera magnitud. En su respuesta al independentismo catalán, debe elegir entre salvar la nación o salvar el Estado. Intentar sobrevivir como un Estado-nación es la opción improbable, por mucho que fuese la preferida por la mayoría. Si no se reinventa in extremis como un Estado plurinacional, la independencia de Catalunya triunfará”.

Por contraste, y mirándonos en el espejo catalán, este es un proceso muy alejado de las performances y actuaciones escénicas que se adoptan en nuestra tierra para satisfacer la mala conciencia de los “agentes” políticos que muestran una vez tras otra su incapacidad para promover entre nosotros un proceso similar.

No encontramos la altura intelectual ni la imaginación necesarias para activar (más allá de imitaciones chabacanas) la energía de esta sociedad vasco-navarra que, sin duda, existe y es potente, pero que adolece de cualificación. No tenemos un relato que nos movilice como nación, por lo que todas las acciones que se intentan realizar en su nombre pecan de inconsistencia.

Esta semana pasada murió el canciller Helmut Kohl, un político alemán que lideró otro proceso de autodeterminación, también atípico, en Europa. Nada es fácil. Pero todo es posible. Claro que no tenía enfrente al Estado español.

Post Scriptum, 19 de setembre del 2017.

Una colla de membres de Nabarralde, entre els quals els amics Martínez Garate i Angel Rekalde, han fet pública avui un altre article col·lectiu titulat: “Catalunya: también es nuestra lucha”:

Se avecinan momentos históricos, cruciales, de los que transforman la historia de las naciones. Y, como ocurre en estos casos, son acontecimientos cargados de esperanzas pero también de amenazas para las gentes que los promueven.

Tras años de denuncias ciudadanas, movilizaciones multitudinarias, reclamaciones y la natural frustración por no ver atendidas sus demandas, la situación en Catalunya ha dado paso a un escenario inquietante. El referéndum de 1-O está ahí delante, como un horizonte de autodeterminación tangible; y a la vez, la inminencia y la certeza de su resolución ha desatado las peores tradiciones del Estado español. Vemos a jueces que emiten condenas, que prohíben derechos fundamentales, reunión, información, voto, a fiscales que abren procesos inquisitoriales; la Guardia Civil ha salido a la calle, a asaltar imprentas, a detener, a imponerse, en su mejor estilo de cuerpo represor de motines; los gobernantes no se cortan en sus advertencias y admoniciones… La maquinaria de castigo, un estado de excepción, o de sitio, o de guerra si hiciera falta, está en el aire. No está declarado, puede ser cualquier cosa, lo que los gobernantes del Estado consideren.

El conflicto está servido. La sociedad catalana, como sujeto político, en un proceso de protesta pacífica y concienciación, de movilización pero también de argumentación y debate, se orienta a la construcción de un Estado propio, que le asegure su futuro. Pero el Gobierno español se ha cerrado en banda en todo momento, y se ha negado a cualquier argumentación, a facilitar cualquier negociación o contemplar siquiera la menor alternativa a estas pretensiones.

Conocemos la historia. Por mucho que se empeñe, España no es una nación; ni siquiera una nación de naciones, como a veces, en un rizar el rizo, se pretende. El Estado español es el resultado de una herencia que no prescribe; es la evolución de un imperio genocida, que no ha conocido ninguna interrupción en su núcleo, más allá de las colonias que a lo largo de siglos se independizan, que la desgarran y rompen. Y ello explica sus actitudes. Como en la fábula de la rana y el escorpión, se diría que los comportamientos se llevan en los genes. En estos momentos queda patente, lo dice en su Constitución, en su Carta Magna, que el principal artículo del Estado es el de la ‘indisolubilidad de la patria’. Cada independencia de una colonia ha sido, para el español, un trozo de España que se muere. No hay naciones en realidad en su ordenamiento; no hay libertades; no hay derechos; no hay ciudadanía. Todo se resume en esa unidad indivisible.

Podemos mirarnos en el espejo de Catalunya. Su lucha es la nuestra, la misma lucha contra el imperialismo que impregna los ministerios, los poderes y las esencias españolas. La justicia, el ejército, la prensa, los intelectuales… todo un régimen se posiciona al alimón contra la ‘colonia’ que aspira a ser independiente. En ese espejo catalán vemos que también nuestras libertades y derechos están en juego, que son libertades provisionales, que sirven mientras nadie toque el nervio del Estado, esa unidad esencial constituyente.

Como gentes libres, que aspiramos a un Estado libre, propio, proclamamos nuestra solidaridad y nuestro apoyo a Catalunya en sus reivindicaciones.

Defendemos su derecho a ejercer la Autodeterminación sin violencia ni coacciones exteriores.

Denunciamos la actitud totalitaria del Estado español y su conculcación permanente de Derechos Fundamentales.

Visca Catalunya independent!

Firmantes: Tasio Agerre, Luis Mª Martínez Garate, Angel Rekalde, Beñi Agirre, Iñaki Almandoz, Xoxe Estévez, Iñigo Larramendi, José Miguel Martínez Urmeneta, Josu Sorauren, Marian Pérez, Aitziber Larramendi, Antton Soroa, Josemari Esparza, Turi González, Jose Luis Esarte, Elena Berazadi, Iñaki Egaña, Uxoa Larramendi, Koldo Viñuales, Pascual Larunbe.

Post Scriptum, 19 de juny del 2021.

El suport i seguiment constant de l’actualitat catalana per part de Luis Martinez Garate fa que aqueixa reflexió crítica datada el 22 de setembre de l’any passat sobre el procés independentista nostrat i el paper desarticulador d’ERC calgui tenir-la en consideració: ¿VOLVEREMOS A VENCER?

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