Totxanes, totxos i maons

El Bloc de Joan Josep Isern

4 de març de 2021
0 comentaris

El conflicte entre Eduard Artells i Terenci Moix: més batalletes de l’arxiver (5).

(La sèrie comença aquí)

La croada empresa per Eduard Artells contra la moda de les ‘Montses’ va posar-se novament en acció en el paràgraf final de l’article ‘El llenguatge de Joan Oliver’, publicat l’octubre de 1970 a Serra d’Or. L’articulista comença parlant en un to molt elogiós de l’estrena al Teatre Capsa de dues obres d’Oliver‘Cambrera nova’ i ‘Allò que tal vegada s’esdevingué’– dirigides per Ventura Pons. Un to elogiós, però, que s’estronca just abans d’acabar:

“Remarques al programa: ‘posta en escena’. ¿No és això un calc de la ‘mise en scène’ del francès? Per a expressar ‘l’acció de posar en escena’ nosaltres preferiríem d’emprar simplement el mot ‘escenificació’. ‘Vestuari: Montse Esther’. No s’hi val a malmetre talment el nom de Montserrat! Ja ho diguérem un altre dia: Montserrat en català és, ‘tout court’, Montserrat.” (*)

I ara sí: agafeu-vos bé, que arriba la resposta de Terenci Moix publicada el dijous 12 de novembre de 1970 a ‘Satiriconissimo’, la seva secció al Tele/eXpres.

¡Ay, maese Artells, no me toqueis el voraviu!

Echando el ojo al Serra d’Or del mes en curso, dedicado a Lérida -y es noble afán descentralizador- me topo con ideas inspiradísimas, debidas a la pluma, antaño inquisitorial de don Eduard Artells, corrector de textos, en catalana lengua escritos, y en catalana corrección desfigurados. Don Eduard, sí, aquel sacrosanto imponedor de leyes a los escritores nativos  -¿no dijo Valle Inclán: ‘Soy poeta, reservadme el alfabeto’?- , aquel que con sus reglas estuvo años negando a los poetas toda posibilidad de libertad creadora; aquel que convirtió la literatura en gramática, la poesía en diccionario, la libertad de creación en vano sueño de Maria Aurèlia, empeñada en que su Jeroni Campdepadros fuese ‘afrancesat’ y no ‘francesat’, las posibilidades de reconocimiento de un pueblo con su lengua a vil servilismo, a la polémica sobre el sexo de los ángeles mantenida por doctas lenguas en el Institut d’Estudis Catalans. Y, en fin, don Eduard; aquel que convirtió la labor ordenadora e insigne de Pompeu Fabra en una cadena que hace que este nombre sea abominado por todos los escritores que en nuestra lengua intentamos renovar; él, mas pompeuista que don Pompeu, cuya generosa labor le haría odiar seguramente a los pompeuistas de estar por casa, estratificadores de la lengua, sepultureros de aquella maravillosa facultad que tiene el pueblo de crear su propio lenguaje y ‘fregar-se-ne’ de las dictaduras impuestas en nombre de no se sabe qué cultura para momias, ni siquiera egípcias (si fuesen egípcias, ¡qué placer, todavia, estrecharlas entre nuestros brazos, más allá de la muerte! ¡Oh, placer de una necrofília más selecta que la del Institut d’Estudis Catalans y la de nuestros correctores oficiales (?).

Don Eduard Artells, el mantenedor de las sacrosantas leyes de una gramática que no sirve para nada, nos habla en Serra d’Or del lenguaje de Joan Oliver y, tras ponderarlo, se mete con el folleto de presentación de su espectáculo. Ustedes dirán: es que tal vez se descuidaron un acento, es que quizá deslizaron un castellanismo,  es que… Pues no. El señor Triadú de los correctores va más lejos, lleva su investigación hasta el fondo del alma popular catalana y, refiriéndose a la vestuarista del espectáculo Joan Oliver, el hada Montse Esther de la etérea botica “Saltar i parar”, dice: ‘Vestuari: Montse Esther. No s’hi val a malmetre talment el nom de Montserrat! Montserrat no admet escurçaments de cap mena: Montserrat és Montserrat tout court’. ¡Increible y alucinante!

Yo pregunto al señor Eduard Artells: ‘de quin pa feu rossegons, mestre?’ ¿Le parece a usted que el estado actual de la cultura catalana está para dictaminar si se tiene que decir Montse o Montserrat? ¡Señor mío! Un poco de seriedad, que no es tan cara! Nuestra hada Esther es Montse porque nos da la gana, porque sí; y a usted, si no le gusta, póngase a desfigurar textos a destajo, pero con un poco de cuidado, porque si en el extranjero hay gente que lee Serra d’Or, y me consta que la hay, puede echarse a reir al ver que Cataluña, sus hombres, su cultura y sus hadas, han quedado reducidas a esto: a un cottolengo donde los impotentes negados para la creación, se dedican no sólo a desfigurar textos más o menos ilustres, sino a armar cartas de batalla porque una señora  -divina mujer que con Bohigas mantiene el cetro de una cierta sublimidad de la locura-  le da por ponerse Montse en vez de Montserrat.

Por otro lado, señor Artells, señores del Institut, para Montserrat ya tenemos la montaña. Que ya está bien de tanta cerrazón, señores puritanos. No se quejen, luego, de que la juventud les volvamos la espalda y nos comamos, en su honorable honor, una buena butifarra con judías.

De nada, señor Artells.

Terenci Moix (Tele/eXpres, 12 de novembre de 1970)

——————————————————————————-

(*) Montse Ester es va morir un dia d’agost de 2013. Vegeu aquí la necrològica que li va escriure el fotoperiodista Kim Manresa a La Vanguardia. Vegeu també aquest article que Isabel Olesti va publicar a El País molt abans, més concretament el juliol de 2002.

——————————————————————————-

(Continua aquí)

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Aquest lloc està protegit per reCAPTCHA i s’apliquen la política de privadesa i les condicions del servei de Google.

Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!