Totxanes, totxos i maons

El Bloc de Joan Josep Isern

14 de setembre de 2005
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Una màrtir de la catalanitat.

Quines coses… mesos llargs sense fer cap esment a La Vanguardia i, ara, dos dies seguits amb referències a la secció "El runrún". Ahir amb Màrius Serra i la seva magnífica aportació al debat sobre les bronques que genera la narcosala de la Vall d’Hebron. I avui li toca el torn a Quim Monzó que ens parla de tota la tonteria que envolta les celebracions institucionals (i les altres) de l’Onze de Setembre, de l’estultícia de molts periodistes, del retrocés evident de l’ús públic del català i de la recent descoberta d’una nova figura per al martirologi en defensa de les virtuts més pregones de la catalanitat: la cantaora Mayte Martín arran d’unes boniques i emotives declaracions que va ejacular dies enrere (vejam si ho endevineu… síííí, bingo!, a El Periódico) sobre el calvari de menyspreus i vexacions que li toca de patir a la pobra pubilla cada vegada que es passeja per les espanyes tot catalanejant. Activeu l’opció "Vull llegir la resta de l’article" i prepareu-vos per sucar-hi pa. Us espera el Monzó lúcid de les grans ocasions.  (n’hi ha més)

"Muchas y muy grandes" (La Vanguardia, 14 de setembre de 2005)

"Como cada año por estas fechas repito mi propuesta de que, de forma retroactiva, se cambie el nombre a Rafael Casanova, visto que – con excepciones- no hay manera de que le llamen así. En prensa, radio y televisión, este fin de semana lo han vuelto a convertir en aristócrata y le han llamado Rafael de Casanova e incluso Rafel de Casanova, cualquier cosa antes que su nombre verdadero. Hasta la sin par Pilar Rahola – antigua diputada independentista- decidió rebautizarlo y, si bien no lo aristocratizó pues su republicanismo sigue vivo, en su artículo del sábado en El País lo citaba como Rafael Casanovas. Así, en plural, que es como llaman muchos barceloneses a la calle Casanova, con una fijación de lo más sensato. ¿Por qué una sola casa nueva pudiendo, con la adición de una simple ese, potenciar el boom inmobiliario? De modo que – para adecuar el lenguaje oficial al de la gente- habrá que rebautizar también la calle, cosa que propondré en cuanto se rebautice oficialmente al señor en cuestión. ¿Pero con qué variante de las muchas que le endilgan? Yo sugiero Rafel de Casanovas, para incluir así, de una tacada, el máximo de modificaciones populares. Si los diccionarios acaban por admitir "puntual" en la acepción de "concreto" porque estos últimos lustros las radios y las teles se han dedicado a utilizarlo día y noche en ese sentido, no veo porqué no habría que hacer lo mismo con los nombres de persona.

De paso, habría que admitir, como sinónimo de Diada, la fórmula "el dia de la Diada", que muchos utilizan con un desparpajo que evidencia la distancia estratosférica a la que les quedan estas celebraciones. En contraste con lo sagradas que son para otros, que no tienen mucho más donde agarrarse. Tanto da que durante 364 días al año el país idealizado se difumine si el Onze de Setembre pueden colgar la bandera del balcón y soñar por un día. De ahí los pollos que se montan frente al monumento a "Rafel de Casasnovas" (permitan mi humilde aportación) y la combatividad del Fossar de les Moreres frente al encarcaramiento de la celebración oficial. ¿Qué seria un Onze de Setembre sin trifulcas? El año pasado las hubo porque, con la llegada del tripartito, el escenario era nuevo, y este año, por las palabras de Tura, por la negativa de Pujol a asistir, porque Mayte Martín cantó en español… El uso social del catalán retrocede a ojos vistas, los partidos nacionalistas se acomodan al bilingüismo cuando les conviene, pero lo intolerable es que el día sagrado –ese único día del año en el que algunos imaginan cómo podría haber sido todo si todo hubiese sido diferente- venga Mayte Martín y lo mancille.

Una Mayte Martín que la semana pasada, explicando que no entendía la polémica, dijo en El Periódico: "Yo siempre he sido una realidad catalana. En Andalucía, en San Petersburgo o en cualquier otro lugar. Y como tal me he presentado siempre, a pesar de las dificultades que eso me ha comportado en el mundo flamenco, que han sido muchas y muy grandes". No parece que esas declaraciones hayan sorprendido a nadie. Como con la opa de Gas Natural, todo el mundo da por inevitable la xenofobia anticatalana. ¿Algún día, algún periodista conseguirá que Mayte Martín nos lo explique? Mucho me temo que no, que seguiremos como siempre: dando cinco columnas cuando son éstos los que patinan y corriendo tupidos velos cuando son aquéllos. Pues a mí me hubiese gustado saber los detalles, de qué dificultades ( "muchas y muy grandes") habla exactamente Mayte Martín."

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