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jordimartifont

1 de juliol de 2013
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José Manuel Caballero Bonald al “Dents i ungles” de la Maria Romano

Dents i ungles (P72 01.07.13)


José Manuel Caballero Bonald
Textos: Antología personal (2002); Manual de infractores (2005); Poesía amatoria. Nueva edición aumentada (1952-2005) (2007)
Música: Carlos Bonell – The Beatles (“Penny lane”, “Lucy in the sky with diamonds”); El Quini, Manuel Valencia (“A tu casita no voy más”); Gustavo Santaolalla (“Forgotten memories”, “The outbreak”, “Vanishing grace”, “The hunters”, “All gone”, “vanishing grace (Innocence)”, “By any menas”, “The last of us (You and me)”, “The quarantine zone (20 years later)”, “Opening”, “Proesión”, “Jardín”, “Les yeux de sa mère”, “La letre”); Ezequiel Benítez, Manuel Valencia (“A voces te estoy llamando”); Leon Bates, Chick Corea (“Children’s Songs: Children’s Songs:IV”, “Children’s Songs: Children’s SongsXII”, “Children’s Songs: Children’s Songs:XVIII”); Isabelita de Jerez (“Que ella es buena y volverá (Fadangos)”); Jorge Grundman (“Surviving a son’s suicide I: Browsing his childhood”, “Adagio for clarinet, cello and piano”), Ezequiel Benítez, Pedro Garrido “Niño de la fragua”, Moneito, José Carpio “Mijita”, Juanillorro, David Carpio, Jesús Méndez, El Tolo, El Quini, Luís de Pacote, Manuel de la Fragua (“Fiesta por bulerías”).
La nit i la memòria es colen per les pàgines de Dents i ungles, al so del cant de Jerez.

VERSÍCULO DEL GÉNESIS

Por las ventanas, por los ojos
de cerraduras y raíces,
por orificios y rendijas
y por debajo de las puertas
entra la noche.
Entra la noche como un trueno
por las rompientes de la vida,
recorre salas de hospitales,
habitaciones de prostíbulos,
templos, alcobas, celdas, chozos,
y en los rincones de la boca
entra también la noche.
Entra la noche como un bulto
de mar vacío y de caverna,
se va esparciendo por los bordes
del alcohol y del insomnio,
lame las manos del enfermo
y el corazón de los cautivos, 
y en la blancura de las páginas
entra también la noche.
Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes, 
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en fragor de las palabras
entra también la noche.
Entra la noche como un grito
por el silencio de los muros,
propaga espantos y vigilias,
abre sus últimos boquetes
entre los cuerpos que se aman,
y en el papel emborronado
entra también la noche.
(Las adivinaciones, 1952)

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