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jordimartifont

27 de maig de 2013
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El “Dents i ungles” de la Maria Romano: Rainer Maria Rilke

Dents i ungles (P70 27.05.13)

Rainer Maria Rilke
Textos: Nueva antología poética (2009). Traducción de Jaime Ferreiro Alemparte
Música: Ravel – The Hamburg Symphony Orchestra (“Bolero”); Moondog (“Dog Trot”, “Bird’s Lament”); Georges Moustaki (“Ma liberté”, “Ma solitude”, “Tango de demain”); Wolgang Rihm – Trio Recherche (“Musik für Streicher. Estre Teil”); Wolgang Rihm – Stuttgart Radio Symphony Orchestra (“Tutuguri: IV. Bild Kreuze…das Hufeisen…[die sechs Manner…der Siebte]”); Wolgang Rihm – ChorWerk Ruhr & Ensemble Modern (“Motetus I”); Prokofiev – Anna Vinnitskaya (“Concert per a piano i orquestra no 2 en Sol menor, op. 16 – Andantino-Allegretto”); Ravel – Anna Vinnitskaya (“Pavane pour une infante défunte”, “Miroirs: III. Une barque sur l’océan”); Johnny Cash (“Hurt”); The Aquarium (“Maxxo Sesh”); Pelécis – Alexei Lubimov (“Concertino bianco for Piano in C major: II Con venerazione”); Valent – Ars Ensemble & Josep Vicent (“Kaiassa”, “Quatre estacions: Tardor”); Adams – The World Orchestra by East-West Music & Josep Vicent (“The Chairman Dances”).
Avui aprofundim en el misteri de les coses, amb un poeta tan difícil com magnètic.

Pues Señor, están las grandes ciudades

perdidas y disueltas;
como fuga ante el fuego es la más grande,
y no hay un alivio que la conforte,
y su pequeño tiempo se evapora.
Allí viven hombres, mal y con penas,
en cuartos hondos, de medrosos gestos,
más asustados que hato de novicios;
y fuera alienta despierta tu tierra,
mas ellos existen y no lo saben.
Allí medran niños junto a ventanas
envueltas siempre por las mismas sombras,
sin saber que afuera llaman las flores
por un día amplio, dichoso y con viento,
y han de ser niños, siendo niños tristes.
Allí se abren muchachas a lo desconocido,
y echan de menos la tranquilidad de la infancia;
pero allí no está aquello por lo que ellas ardieron,
y temblando se vuelven a cerrar.
Y en ocultos cuartos trasteros tienen
los días de su maternidad desengañada,
y helados los años sin contienda y sin vigor.
Y en la oscuridad están los lechos mortuorios,
y hacia allí se sienten atraídas;
y mueren largamente, mueren como en cadenas,
y desaparecen como mendigas.
(Del Libro de las horas, 1905)

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