EL MURO
Sí. Está ahí. No lo derribaron,
ni lo derribarán.
Porque somos nosotros, los que estamos aún vivos,
ese muro ciclópeo, enorme,
contra el que todos disparan.
Y por uno que caiga, o por ciento,
siempre quedamos más
sosteniendo este muro
de la loca esperanza.
¿Quiénes hablan de irse?
¿Quién dispuso coger en la noche
un camino ciego, y que se quedara solo
el muro de la sangre viva?
¡Estamos aquí, no nos vamos!
Estamos aquí, estaremos aquí,
vivos o muertos, sumando al futuro
un presente de mármol.
No es la tierra de nadie
salvación que redima.
¡Tú lo sabes, el muro de los muertos, el muro
de la calcinación!
Hay que estar en un trozo de suelo,
el más ancho, y limpiarlo de mugre.
Nuestros muertos son todos los muertos.
Son todos,
sin clasificación.
Apoyados en ti esperaremos
a que el hombre que huyera en la noche
regrese a su casa…
¿Qué hace fuera de aquí, qué hace lejos
de su guardia del muro?
Cuando vuelva, yo espero que nunca
levante otro enfrente.
(En un mundo de fugitivos, 1960)