Amunt els punys!

de Sabadell al món

28 de desembre de 2012
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Cerdos y gallinas. Una novel·la negra

La novel·la de Quílez t’atrapa des del moment en què vols descobrir (com la protagonista, la periodista Patricia Bucana) qui hi ha al darrera d’una trama ordida entre delinqüents, policies i polítics corruptes. És una trama on la periodista es mou entre confidents policials, mossos i policies enfrontats, mafiosos, ex-policies de passat fosc (predemocràtics, per dir-ho suau), jutges incompetents, interessos empresarials, corrupció política… Una trama on els que mouen els fils s’amaguen darrera d’un munt de paranys per desviar l’atenció i crear confusió. I que aconsegueixen, així, restar a l’ombra, inaccessibles (o gairebé) a tota investigació.

(…) -¿Qué hay del tal Diego Potro?

–         Eso es una historia aparte. Está en el ajo, de eso no hay duda. Lo que no sabemos es cómo relacionarlo, específicamente, con la movida de la “Gamba”.

–         Quizá el hijo… –introdujo Patricia-, me dijiste que uno de los choros hizo alguna referencia a él en las conversaciones intervenidas cuando estaban en plena juerga.

–         Sí, efectivamente. Creo recordar que fue el Muertes. Lo estamos investigando y seguro que sacamos petróleo. De momento, su teléfono no hace más que darnos problemas.

–         Probemas…

–         Sí, de esos que tanto te gustan a tí y tan poco a mí.

–         ¡Cuenta…!

–         Potro tiene unas extraordinarias relaciones con el partido en el Gobierno. Relaciones íntimas con el aparato de finanzas de dicho partido. Tan íntimas que nos preguntamos si Potro no será en realidad el tesorero del partido.

–         Joder, joder, joder… Ya lo creo que esto me gusta…

–         Han entrado en el asunto los de Delitos Económicos y los de Blanqueo…

–         ¿Potro está desviando fondos del puerto para financiar al partido?

–         No. Bueno, no lo sé. Lo que creemos es que es el hombre que mueve los maletines.

–         ¡Qué me estás diciendo…!

–         Como lo oyes. Ayer por la noche habló con un empresario de Sabadell y le dijo que si quería no sé qué licencia de explotación tenía que comprarle un cuadro a la esposa del conseller de Economía, que se ve que es pintora amateur y hace exposiciones y todo eso.

–         No sabía que la esposa del conseller fuese pintora.

–         Es que yo creo que no lo es. Sospechamos que, en realidad, lo que Potro le decía al empresario es que tenía que pagar peaje si quería la licencia.

–         Hostia puta, menudo mafias…

–         Y el tipo le dijo que estaría encantado de comprar uno o dos cuadros… que era un gran amante de la pintura… ¡El muy cabrón!

–         ¿Quién era el empresario? ¿Recuerdas su nombre?

–         No lo sé. No me acuerdo… Creo que era el dueño de un bingo o algo así… En fin, un hijo de puta pastoso a quien sólo hacía falta escucharle un par de minutos para saber que tenía una amplia experiencia en esto de los sobornos y de las comisiones ilegales. Cuando la cosa se ponga madura, le vamos a proponer al fiscal que pida una pieza separada sobre esta historia, al margen de lo gordo de la Operación Gamba, así podremos investigar con mayor tranquilidad si… –Y sonó su teléfono-. Perdona, Patricia. (…)

 

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