El 24 de febrer de 2009, La Vanguardia m’ha publicat aquest article.
La combinación de un liderazgo fuerte y de un amplio consenso es una buena receta para conseguir una economía competitiva. Y más en una situación de crisis tan grave, global y profunda como la actual. Esta reflexión se me hizo más evidente al escuchar hace unas semanas a uno de los dirigentes empresariales más importantes de Finlandia, Juha Rantanen.
Finlandia tiene muchas similitudes con Catalunya: una población parecida a la catalana; una gran importancia de la industria manufacturera y de la “nueva industria”; una economía muy abierta que exporta más del 45% del PIB. Pero también hay grandes diferencias que nos separan. Una cultura diferente y una manera de ser diversa que se traducen en actitudes y competencias también muy diferentes y, por tanto, unas capacidades de liderazgo y de consenso de intensidades diversas.
Finlandia está hoy líder en los rankings a nivel internacional. En competitividad, nivel educativo o innovación. Y las razones fundamentales están en la consolidación de un liderazgo fuerte, político, empresarial o sindical, y en un amplio consenso entre los agentes de la economía: empresarios, sindicatos, políticos, investigadores, centros tecnológicos, etc. Esta situación se configuró ante la crisis que vivió el país con la caída de la Unión Soviética y de los países del Este que eran sus principales clientes.
Fue cuando se estableció un fuerte y amplio consenso político y social para la cooperación público-privada en diferentes campos. Primero, para realizar importantes inversiones en innovación, tanto en los sectores de las nuevas tecnologías como en los más tradicionales. Segundo, para consolidar un sistema educativo estable que fomente la motivación de los profesores, la competencia y la excelencia entre los alumnos y la atracción de talento internacional. Finalmente, se fomentó socialmente una aproximación favorable a las empresas y al espíritu emprendedor. Por otro lado, el espíritu emprendedor está muy integrado en los currícula escolares. Al mismo tiempo, las estrategias de las empresas finlandesas se ha orientado a convertirlas en líderes sectoriales en una economía global. Porqué sul objetivo es el de llegar a ser líderes globales. Para ello se han focalizado en los aspectos básicos del negocio (el “Core Business”), han seleccionado un mercado global pero limitado, se han internacionalizado y han hecho grandes inversiones en I+D+i.
No hay duda que, a pesar de algunas similitudes, Catalunya y Finlandia son muy diferentes. Pero aquí deberíamos aprender de las buenas prácticas de la economía y las empresas finlandesas. Especialmente, de la enorme importancia que tienen, y más en tiempo de crisis, un liderazgo fuerte y un consenso amplio para conseguir una economía y unas empresas competitivas y productivas y, en definitiva, líderes en un mundo global. Hoy es urgente que en nuestro país apliquemos estas buenas prácticas.
Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!