tempus fugit

Els albercocs són d’ancestral tradició culinària llaminera a les Illes Balears.
Arreu de l’arxipèlag, herència dels àrabs -o dels cristians o jueus que d’ells l’heretaren- el cultiu, consum immediat així com la manipulació en totes les facetes després de la collita, eren tota una tradició ben viva i present en aquella Eivissa del 75.
En donen fe la imatge d’avui i la dels tres dies vinents que completaran la sèrie de l’entranyable escena de dones eivissenques atrafegades en la fase d’esmitjar albercocs.
Cercant per la xarxa documentació sobre la tradició albercoqueral, el mes de juny del 2011, una secció del Diario de Ibiza “El portal de Ibiza y Formentera” fa una acurada ressenya del “Sequer” y “Chapat” d’albercocs. Aquí l’enllaç i aquí un tast del text:
...Y en lo referente al proceso de secado que recogen las fotografias, el primer dato curioso es que los frutos que se habian de secar se cogían del suelo, al pié del àrbol, porque se preferian los más maduros. Después, una vez seleccionados y limpios, se encajaban cuidadosamente i se transportaban en carros a lugares donde cuadrillas de mujeres los partian por la mitad con un seco tajo de trinxet, uno por uno, apartando los huesos que se vendian a empresas turroneras y colocándolos luego sobre cañizos –la pulpa mirando al sol-, de manera que con dos dias de solana quedaban secos. A continuación, los cañizos se apilaban y fumigaban con azufre para conseguir una total desinfección y se dejaba secar durante otro dia para obtener el suculento orejón. Finalment se encajaban para comercializarlos,no sin antes hacer una última selección para eliminar los que tuvieran taras, que se utilizaban para la fabricación de conservas, confituras, mermeladas, gelatinas y dulces. El trabajo era minucioso y duro, pero las ganancias suculentas. El mayor problema para el payés era la lluvia durante el proceso de secado y un pequeño bichejo, els escarabajo cabezudo, que en los árboles causaba estragos.”