1 de març de 2010
4 comentaris

Zapata: ¿un muerto útil?

Per veure una opinió una mica diferent del tema.

Zapata: ¿un muerto útil?

Enrique Ubieta Gómez
La absoluta carencia de
mártires que padece la contrarrevolución cubana, es proporcional a su
falta de escrúpulos. Es difícil morirse en Cuba, no ya porque las
expectativas de vida sean las del Primer Mundo –nadie muere de hambre,
pese a la carencia de recursos, ni de enfermedades curables–, sino
porque impera la ley y el honor. Las Damas de Blanco y Yoani pueden ser
detenidas y juzgadas según leyes vigentes –en ningún país pueden
violarse las leyes: recibir dinero y colaborar con la embajada de Irán
(un país considerado como enemigo) en Estados Unidos, por ejemplo,
puede acarrear la pérdida de todos los derechos ciudadanos en aquella
nación–, pero ellas saben que en Cuba nadie desaparece, ni es
asesinado. Por demás, uno entrega su vida por un ideal que prioriza la
felicidad de los demás, no por uno que prioriza la propia. Así que la
lamentable muerte de Orlando Zapata, un preso común –de largo historial
delictivo, en nada vinculado a la política–, regocija íntimamente a
sus hipócritas “dolientes”. Transformado después de muchas idas y
venidas a prisión en “activista político”, Zapata fue el candidato
perfecto para la autoejecución. Era un hombre “prescindible” para los
grupúsculos, y fácil de convencer para que persistiera en una huelga de
hambre absurda, de imposibles demandas (cocina y teléfono personales en
la celda) que ninguno de los cabecillas reales tuvo la valentía de
mantener. Cada huelga anterior de los instigadores había sido anunciada
como una probable muerte, pero los huelguistas siempre desistían en
buen estado de salud. Instigado y alentado a proseguir hasta la muerte
–esos mercenarios se frotaban las manos con la expectativa de que
muriese, pese a los esfuerzos no escatimados de los médicos–, el
cadáver de Zapata es ahora exhibido con cinismo como trofeo colectivo.
Como
buitres estaban los medios –los mercenarios del patio y la derecha
internacional–, merodeando en torno al moribundo. Su deceso es un
festín. Asquea el espectáculo. Porque los que escriben no se conduelen
de la muerte de un ser humano –en un país sin muertes
extrajudiciales–, sino que la enarbolan casi con alegría, y la
utilizan con premeditados fines políticos. El caso de Zapata me
recuerda el de Pánfilo: los dos fueron manipulados y de cierta forma
conducidos a la autodestrucción de forma premeditada, para satisfacer
necesidades políticas ajenas: uno, llevado a una persistente huelga de
hambre de 85 días (había realizado ya otras anteriores que afectaron su
salud); el otro, en pleno proceso de desintoxicación alcohólica,
invitado a beber para que dijera frente a las cámaras lo que querían
oir. Me pregunto si eso no es una acusación contra quienes ahora se
apropian de su “causa”. Tienen razón al decir que fue un asesinato,
pero los medios esconden al verdadero asesino: los grupúsculos cubanos
y sus mentores trasnacionales. Zapata fue asesinado por la
contrarrevolución.

  1. Ho sento: no m’ho crec.
    És un article cínic, fins i tot sarcàstic. I fa lleig quan hi ha un mort recent. Ara resulta que el mort és un vulgar delinqüent, com si això justificqués la seva mort.  
    Cuba és un estat parapolicial (això sí amb el puny enlaire i la bandera vermella): ni el vetllatori ni l’enterrament es van poder fer amb normalitat.

    El problema és que, a base de mirar cap a una altra banda, hem deixat la defensa de les llibertats i dels drets humans a Cuba, a la dreta. ¿On deu quedar l’esquerra llibertària? A  Cuba, ni rastre, evidentment, però a Europa tampoc és fàcil trobar-la per enlloc.

  2. Si en Francisco Franco Bahamonde hagues conegut a aquest Enrique Ubieta Gómez, l’haguere nomenat Ministro de Información Nacional.  

  3. interessant article

    Millor que no hagués mort, de tota manera, aquest contrarevolucionari, el mateix article ho admet implicitament.

    A mi el que me’scama és la immensa hipocresía cínica de tots aquests tertulians que clamen tant quan van callar com a miserables quan per exemple, van morir DOTZENES de presoners politics turcs i kurds a les presons de Turquia, molts d’ells de vaga de fam, altres massacrats, apunyalats i cremats pels guàrdies d’un país, això sí, fidel aliat de l’imperi.
    O, sense anar més lluny, han callat i callen còmplicement davant les vulneracions de drets hum,ans a les mateixes presons espanyoles, on han mort desenes de persones, entre ells immigrants, presoners polítcs bascos i antifeixistes.

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