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Amb el títol “Nación palabra incomoda”, l’edició internacional de la BBC publicava ahir -dilluns dia 30 de novembre-,  en el seu diari digital, un article, en llengua castellana, signat per Gabriela Torres analitzat el contenciós del Tribunal Constitucional espanyol amb l’Estatut de  Catalunya. (segueix)

 

Nación, palabra incómoda en España


Gabriela Torres-BBC Mundo

En España hay una palabra que a veces causa miedo, otras deseo y, en definitiva, mucha polémica: Nación.

Ahora, el Tribunal Constitucional de ese país ha vuelto a abrir una herida nunca cicatrizada, con la verificación de la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, aprobado en referendo hace tres años y sobre el que pesa un recurso en contra.

Si en comunidades autónomas como el País Vasco, Cataluña y Galicia el término nación reafirmaría el sentimiento de pertenecer a un colectivo con un origen, idioma y tradiciones comunes, quizás en Madrid o en el sur del país la palabra está ligada a Estado y soberanía.

Son en estas diferencias donde la sangre de todos los españoles puede llegar a hervir. Y sobre estas diferencias semánticas e ideológicas el Tribunal Constitucional de España deberá emitir una sentencia.

Los principales puntos de fricción de este marco legal son la definición de Cataluña como nación, en la que se reconoce a su bandera, himno y fiestas como símbolos nacionales; el derecho y deber de conocer la lengua catalana; así como la articulación del poder judicial catalán y la relación entre esta comunidad autónoma y el Estado español.

Sus detractores consideran que el Estatuto, que ya está en práctica, contradice los dictámenes de la constitución española, que si bien reconoce las diferentes nacionalidades o regiones que componen el país, le atribuye el término de nación sólo a España en su conjunto.

Quienes están a favor sostienen que aceptar el documento catalán es aceptar la “madurez democrática de una España plural”, tal y como firmaron el jueves pasado una docena de periódicos catalanes con la publicación de un mismo editorial.


Nación sin Estado, Estados sin nación

El debate, que ha llevado al Tribunal Constitucional a retrasar por tres años su sentencia, debería ser exclusivamente jurídico. Sin embargo, en un país donde en sus tres décadas de democracia no se ha podido tener un diálogo oficial sobre la identidad española, la sentencia de la corte también tiene tintes políticos e ideológicos.


“El concepto de nación no es un concepto jurídico, es sociológico
“, le explica a BBC Mundo Teresa Freixes, catedrática en Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona.

“En el mundo hay Estados-nación, pero también hay naciones que no son Estado. Hay naciones que están repartidas entre varios estados y hay estados que contienen diversas naciones. En nuestra Constitución a quien se le otorga el título de nación es a la española”, agrega.

No obstante, para el catedrático en Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, José María Reniu, nación y nacionalidad (que es lo que la Constitución de ese país concede a las autonomías), son la misma cosa.

“Nacionalidad es un atributo de alguien que forma parte de una nación”, le aclara a BBC Mundo.

Para el historiador Juan José Álvarez Junco, este debate se está reabriendo constantemente y es “poco menos que inacabable”. “Digamos que hay identidades que se solapan. Se puede ser escocés y a la vez británico y el caso español no es muy distinto. Si la manera de entender el ser español no fuera demasiado monolítica, ni demasiado exclusivista, podría aceptarse que Cataluña es una nación”.


Atribuciones de Estado

El problema en el caso del Estatuto catalán no es sólo la utilización del término nación en el preámbulo del documento. Para Freixes, el trasfondo de la cuestión está en que distintos artículos están redactados como si se tratara de un Estado.

“A veces plantean las características funcionales de Cataluña como si no fuera una comunidad autónoma inserta en el Estado español, que es lo que jurídicamente es, sino como una… ya no digo nación, sino Estado”.

Freixes explica que en algunos puntos del Estatuto se plantea lo que según la analista se podría llamar la “bilateralidad. Es decir se concibe a Cataluña como una entidad que decide “para ella sola, para ella con el Estado o ella con Europa”.

La constitucionalista recuerda que en esta comunidad española hay defensores de un Estado independiente, y “eso se reflejó en la redacción de algunos artículos del Estatuto”.

“En Cataluña hay una visión muy reduccionista que no plantea esa inserción más allá de lo que serían los límites territoriales catalanes”, continúa Freixes.

Esta visión la comparte José María Reniu, quien considera que el debate que domina la opinión pública española en este momento es la organización territorial del Estado. “Y una de las posturas es entender que las comunidades autónomas no pueden avanzar el nivel de autogobierno dentro del marco constitucional (actual)”.

“El telón de fondo es el mantenimiento de un modelo de organización territorial negociado durante el proceso de transición (de la democracia) que no se cerró y que ahora se intenta cerrar mediante un instrumento jurídico”, agregó el experto en ciencias políticas.


Punto de inflexión

Quizás estos detalles interpretativos es lo que haya llevado al Tribunal Constitucional a tomarse con calma la sentencia del recurso. Quizás porque sabe que su decisión podría significar un punto de inflexión en España.

Este debate sobre nación, nacionalidad, símbolos nacionales puede, según el historiador Álvarez Junco, ayudar o perjudicar. Todo depende del dictamen que la corte está a punto de emitir.

“Si la sentencia convalida el Estatuto de Cataluña, yo creo que puede ayudar. Si la sentencia declara el Estatuto como inconstitucional, pues se va a presentar un problema político poco menos que insoluble, porque ese estatuto ha sido aprobado por el Parlamento catalán, el Parlamento español y por la sociedad catalana en un referéndum”, agrega.

El catedrático Reniu no quiere ni pensar que el Constitucional anule la totalidad del documento porque “estaríamos en una situación de crisis política de primer orden”.

No obstante, hay quienes no son tan pesimistas. La constitucionalista Freixes opina que no pasará absolutamente nada, porque el debate del Tribunal Constitucional forma parte de un trámite “un poco largo, pero normal” de control de los estatutos de autonomía.

El inconveniente se encuentra en que el estatuto ya está en vigor y produciendo efectos, por lo que habría que revisar a fondo la extensión de la repercusión de una posible sentencia en contra del marco legal.

 

 

Aquesta entrada s'ha publicat en Sense categoria el 1 de desembre de 2009 per Josep Arasa

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