13 d'abril de 2018
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¿ Un nuevo relato soberanista es posible ? Cataluña, un pueblo con dos identidades en cohesión.

Los abajo firmantes, Ferran Oliva , Paco Martinez y Xavier Ludevid, pretenden con este artículo reflexionar sobre qué:

  • Cataluña es bi-identitaria y bilingüe,
  • Aunque ello es conocido, no está bien tratado,
  • Por consiguiente, al movimiento sobiranista le falta músculo y no puede controlar el territorio,
  • Planteamos pues un nuevo relato en base a motivos sociales e históricos,
  • Relato que no será comprendido por todos,
  • No obstante, es indispensable un mínimo común denominador entre todos los movimientos inconformistas con la situación actual,
  • Inevitablemente habrá que unirse contra un adversario común por la defensa de derechos fundamentales amenazados, igual que defendía el pueblo en 1714.

En esta lucha Cataluña también saldrá reforzada, como lo será la economía, la justicia, la división de poderes, los derechos sociales, los derechos de las mujeres, los de las minorías, etc.

Un nuevo país es posible.

Existen múltiples identidades en Cataluña, pero la catalana y la española son las que tienen un mayor peso específico con diferencia.

En las décadas cincuenta y sesenta del siglo XX, vinieron a Cataluña 2.800.000 personas procedentes del resto de España, en su mayoría de Andalucía y Extremadura. Tantas vinieron que un poco más y doblan la población de Cataluña. Hoy todavía están presentes entre nosotros unas 1.400.000 personas.

Contra todo pronóstico, se produjo el milagro de los Trapero, Campuzano, Baños y Cuevillas que recogieron la antorcha de la lucha por el mantenimiento de las libertades en plural, que esta tierra siempre ha tenido y ha defendido con pasión. ¿Verdad que no será necesario recordar a los “Remences” o al Noi de Sucre?.

Sucedió a pesar de que las condiciones con las que llegaban no favorecían en absoluto el proceso de adaptación, pues grandes eran las diferencias culturales, educativas y económicas. Tampoco ayudaba la precariedad de los lugares de asentamiento y la escasa capacidad de la Cataluña del momento para absorber tal volumen migratorio. Si a ello añadimos el enorme poder de adoctrinamiento que el estado español ha ejercido siempre sobre sus gentes para enfrentar dos sentimientos identitarios, el milagro de la mutua adaptación y la convivencia en Cataluña ha sido enorme.

Vinieron obligados por el brutal y continuado expolio al que sus castas dirigentes los sometían.

Vinieron obligados por el brutal y continuado expolio al que sus castas dirigentes los sometían. Solo hay que revisar la historia de algunos pueblos hispánicos como el extremeño o el andaluz para saber cuánto han sufrido. Por robarles, les robaron hasta su identidad. No es de extrañar entonces que allí naciera el flamenco, que es una manifestación del dolor extremo.

Porque como nos dicen los de “Navajita Plateá” en Viceversa: “Eso que llaman blues, es flamenco Americano. Nacen de la misma rama, vienen de la esclavitud. Sienten como dos hermanas. Sentimientos más iguales no se pueden encontrar”.

El flamenco tiene claves profundas en el dolor atávico de los seres humanos, del que solo puedes salir, medianamente ileso, con el humor.

Por ello, dos chirigotas de Cádiz inspiran estas líneas. La de la comparsa “Los Cobardes” primer premio de 2016 y la de la comparsa “La playa” de 2017

Los Cobardes:

Desde este sur sediento hoy parto una lanza por tu soberanía, por tu independencia.

Un andaluz asqueado de su patria

No nos entienden desde hace siglos en el Congreso.

Los dos tenemos cuna romana, sol fenicio, el paso fronterizo del alma gitana.

La Playa:

Mas tú adelante, sigue agitando banderitas incansables por la unidad del territorio de tu España, aunque tu España siga rumiando su hambre.

Tú sigue así, pero aunque a ti te duela te lo tengo que decir en el fondo son tu envidia que te hierve las entrañas porque ellos luchan por su Cataluña lo que tú en tu vida nunca has luchado por tu España.

Hay que pensar que el término Andalucía no se volvió a utilizar hasta las cortes de Cádiz, pasados 360 años de la conquista de El-Andalus. Se volvió a utilizar cuando ya casi nadie recordaba qué había sido de aquella bella tierra andaluza. Y a la que solo le permitieron conocer un sucedáneo de su propia historia, eran considerados territorios castellanos.

¿Hay cosa más vil que el robo de tu identidad? La película de Los Santos Inocentes de Berlanga, es muy reveladora de ese genocidio.

Los catalanes aún siendo enormemente maltratados, mantuvieron sus orígenes y su identidad, mientras que los del pueblo andaluz fueron totalmente arrasados.

Que se lo pregunten a Blas Infante, el padre de la patria andaluza y de su bandera. Lo mataron rápidamente en una cuneta.

En la actualidad unas pocas familias casi todas ellas castellanas, poseen el 50% de la tierra de cultivo de Andalucía.

El pecado de estas tierras fue su espectacular hermosura, su inacabable riqueza y la enorme cultura de sus gentes. Este tesoro despertó la sed de conquista, que no reconquista, y su conversión en un cortijo. El pueblo andaluz quedó reducido a la pobreza extrema y la total dependencia de esa casta aristocrática lúgubre y “esaboría”.

La Alambra, la Mezquita de Córdoba o La Giralda de Sevilla son todavía los símbolos más importantes de esa tierra. ¿Que aportó esta casta después de 500 años de conquista? El Puerto de Indias fruto de otro expolio similar, el de Sudamérica. Como decía el Duque de Lemos: “No es plata lo que sacamos de Perú, sino la sangre de los indios”

Mucha gente se pregunta cómo es que el pueblo andaluz habiendo sido tan expoliado se sienta todavía tan amante de España.

España es, por encima de todo, una realidad emocional y afectiva para millones de personas.

Pues porque España no es solo su casta, su gobierno, o sus políticos. España es, por encima de todo, una realidad emocional y afectiva para millones de personas. La cultura y la historia de las tierras y gentes de España son admirados universalmente.

Todo ello a pesar que esa casta aristocrática se dedicó desde muy pronto y especialmente después del Siglo XVIII, a través de la violencia y la tergiversación de la historia, a suplantar el concepto original de “España”, por otro hecho a su imagen y semejanza: Nacionalista, imperialista, centralizadora, uniformadora y contraria a cualquier diversidad que no fuera folclórica.

Consiguieron no ser vistos como los usurpadores de la esencia de España, sino como los máximos artífices de la misma. De la grande y libre donde no se ponía el sol. Llena de leyendas imposibles como de armadas invencibles, de colonias que huyan de la hispanidad como del demonio.

El Imperio fue grande, muy rico, muy poderoso, un Siglo de Oro lo avala, pero efímero. No estaba preparada esa Mesta (antigua asociación de ganaderos que existió en el reino de Castilla desde 1273 hasta 1836) para un golpe de tanta suerte, tanto destino en lo universal y menos para el trabajo que ello conllevaba.

Quedará grabado en la memoria colectiva la conquista de América, los tercios, el arte y las inmensas riquezas que extrajeron con suprema codicia. Aunque ahora de ello solo quede la isla Perejil, José Maria Pemán, un ejercito que no ha ganado una guerra en 400 años, que no sea contra su propia población y una terrible y fundada leyenda negra.

Gracias a ese poderío que combinado con la enorme pobreza e ignorancia a la que sometían a su pueblo, esa casta con sus condes duques, marqueses, aprovechados, vagos, magistrados, mercenarios, desocupados, hidalgos y otra gente de mal vivir, construyeron y hundieron en solo 150 años un fallido proyecto de nación. Así hasta nuestros días. Vivieron y viven del beato, la pompa y de doce quiebras. La última les ha ido de un pelín.

Fue tal la violencia sobre su población, que muchos españoles temen menos a Marruecos o a Francia, que a sus propias clases dirigentes. Todo un síntoma fruto de su castellanización, o mejor dicho de “Casta-llanización”. Seguro que los Comuneros estarían de acuerdo.

Los catalanes en 1714, además de luchar por su patria catalana y por su rey, no por el Borbón, también lucharon por la libertad de toda España.

¿En que país vivimos que con la que ha estado cayendo el pueblo español lleve años sin conquistar la calle?. Y solo haya reventado por la pobreza extrema a la que somete a sus mayores y por el “a por ellos”. Por Pan y Unidad.

Si de esa casta dependiera arrasarían la selva para plantar sólo mandioca. Son como la ministra de vivienda Maria Antonia Trujillo que se preguntaba : “¿para qué asuntos importantes sirve saber catalán?”. Igual decía Antonio Machado; “Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus andrajos, desprecia cuanto ignora”.

Antes de la “casta-llanización” el ser de España había sido muy distinto. Tanto que hasta los catalanes en 1714, además de luchar por su patria catalana y por su rey, no por el Borbón, también lucharon por la libertad de toda España: es conocido que horas antes del último ataque, en el pregón del 11 de Septiembre de 1714, los tres comunes de la Barcelona sitiada por las tropas castellanas, francesas y navarras, se confiaban a Dios y exhortaban a los barceloneses a derramar su sangre: “por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”.

En aquella España -tierra de conejos- se había llegado incluso a respetar las instituciones de los diversos pueblos que la constituyan. Sus reyes llegaron a jurar respeto y fidelidad a las instituciones y constituciones catalanas. Lamentablemente juraban en falso.

España murió el 11 de septiembre de 1714 porque después es Castilla.

Tal como decía Albert Sánchez Piñol en ABC en 2012: “Se puede decir que España murió el 11 de septiembre de 1714 porque después es Castilla.”, aunque se le diga España

Esa casta arrasó y arrasa todo a su paso, sea cuando deciden llamar español al idioma castellano (a sabiendas de que en la constitución no está recogido así), sea cuando se apoderan de la Constitución de todos al autodenominarse constitucionalistas, cuando antaño abominaban de ella por roja y separatista, sea cuando llaman reconquista a la conquista, sea cuando se quedan los recursos económicos de todos, para gastárselos en cocaína, putas, Castor, rescates autopistas, pisos, barcos, armas, bancos, etc.

Son usurpadores de la historia, de la lengua, del derecho, de los impuestos, les da igual. Engañar y amedrentar, les funciona y punto.

Aunque deben el 100% del P.I.B, alardean de ruinosas obras faraónicas, mientras la costa mediterránea no tiene su vital corredor, incentivan carnicerías Nacionales Taurinas y Mega ligas de fútbol para despiste del personal y para que como explicaba el historiador José Luís Gómez Úrdañez el autor de Fernando VI. El rey, y Fernando VI. El reino, ”No fue la burguesía la que se acercó al pueblo para derribar al Antiguo Régimen, sino la aristocracia disfrazada y sus aláteres, lo que todavía hoy les permite manejarse muy bien entre la plebe, asombrando garrulos de pueblo que reverencian a condes y duques y les llevan a los toros o a la procesión, o sacándoles el voto en las elecciones, como la marquesa consorte de Murillo a la que votan los pobres de Madrid”

“Muchos de los actuales cargos políticos tienen un abuelo ya mandando desde la Restauración. Así que “esto” es muy viejo en España y, por eso, tiene mal remedio. En su hipocresía, hace bien poco se han llegado a titular “el partido de los trabajadores”. Siempre se han reído mucho de los pobres.”

Aquella casta aristocracia y sus descendientes, a diferencia de Francia, se escaparon de la guillotina.

Aquella casta aristocracia y sus descendientes, a diferencia de Francia, se escaparon de la guillotina. A consecuencia de ello, el andrajoso imperio nos dejó sin modernización, sin ilustración, sin revolución industrial, sin parlamentarismo y a cambio sumió España en el nacional-catolicismo, la pobreza, la incultura, la Contrarreforma, el vasallaje, la Santa Inquisición, las guerras civiles, Fernando VII, los golpes de estado, el terror de la iglesia, Francisco Franco, la emigración, el paro, el trabajo precario y el impuesto al sol, hasta llegar hasta nuestros días en que esta casta sobrevive detrás del rancio nacionalismo imperialista español del PP y Ciudadanos, con el que han conseguido atrapar, domesticar y neutralizar a la izquierda de este país. Con Podemos esta en ello.

A pesar de ello, no son vistos como una casta de fracasados, sino todo lo contrario ya que consiguieron que esa España fuese percibida como una deidad preexistente al Big Bang, creadora del universo. Dios habla castellano seguro. Por ello no necesitan saber idiomas.

La casta y sus colaboradores son los sumos sacerdotes, los representantes de España en la tierra. La izquierda también participa en ello, pues claudicó hace ya tiempo por miedo a ser declarada hereje.

La bandera española apenas tiene 175 años.

Y ello a pesar de que su ejército de fieles ignora que la bandera española apenas tiene 175 años y sólo 77 años de forma continuada, porque la izquierda española en 1932 “dignificó” la bandera española con el pendón morado de Castilla, pues no soportaba su excesiva catalanidad.

Pero una deidad no se sustenta sin un enemigo al que poder atribuir los males que esa poderosa y santa deidad es incapaz de solucionar. Necesita un demonio, un hereje, es decir, los catalanes

En 1934 el programa de falange decía: “España es una unidad de destino en lo universal. Creemos en la suprema realidad de España. A la que habrán de plegarse inexorablemente los intereses de los individuos, de los grupos y de las clases. Toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen que no perdonaremos”.

Y ahora en la Constitución del 78 existe el siguiente texto en el art. 2: “La constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. Si se fundamenta, debe significar que la Unidad es previa incluso a los propios derechos humanos en ella reconocidos. ¿Podrían ser por tanto abolidos en nombre de la Unidad? ¿No estará pasando ya? ¿Debería declararse por tanto la Constitución Española contraria a los derechos humanos fundamentales?

Con la mezcla de miseria, incultura, boato y mucha pompa se consiguió que aquel lúgubre imperio, fraguase entre sus gentes grandes sentimientos de pertenencia a una gran “Nación”, eso sí, siempre amenazada por los terribles catalanes.

Convirtiéndose ello en un tema más religioso que racional. Y por tanto la realidad ya no despertaría las consciencias. Como cuando la tierra empezó a ser redonda pero el dogma y la Santa Inquisición lo negaron.

Se puede criticar a esa casta señorial, a sus hidalgos, a sus servidores, a sus cómplices, muchísimos de ellos muy catalanes, pero nunca a España, a los españoles o a sus símbolos, porque se saldrá perdedor.

Las creencias y los sentimientos son material muy sensible. Modificarlos requiere sensibilidad, pericia, tacto, consideración, respeto como con las minas anti persona.

Y cuando se menosprecian los símbolos de esas creencias, se ofenden muchos sentimientos encontrados, y de mucha buena gente. Personas que inevitablemente acabaran mostrándose contrarios a todo lo que emane de aquellos que no tengan en cuenta sus sentimientos. Se provocará su radicalización y se favorecerá su reagrupación y fortaleza.

Es un principio básico de las relaciones humanas: “Aunque uno mismo pueda llegar a pensar que su propia madre no sea una buena madre, solo uno mismo puede criticarla. Nadie más.”

Se puede criticar a esa casta señorial, a sus hidalgos, a sus servidores, a sus cómplices, muchísimos de ellos muy catalanes, pero nunca a España, a los españoles o a sus símbolos, porque se saldrá perdedor. El rey es tema aparte porque es humano.

Fernando Ayllon en su libro “Yo Fernando de Aragon, el Unico Rey de las Españas” explica lo “que se ha silenciado y guardado en secreto de aquellos 50 años de reinado para así poder darnos una tergiversada versión de la historia” y así poder manipular nuestras creencias.

Robaron y despreciaron tanto a los catalanes, que muchos no pueden ni desean ya sentirse españoles.

De hecho son la victima de este drama. Siempre envidiados y por ello vilmente despreciados. Solo su escaso número ha permitido mantenerlos sometidos.

Aunque los catalanes tampoco están libres de pecado, la mayoría veniales.

Es poco conocido que el entierro de Pau Claris se realizó una gran parte en castellano y no por obligación

Pues es poco conocido que el entierro de Pau Claris se realizó una gran parte en castellano y no por obligación. Ni que los principales poetas de esa época también preferían utilizar esa lengua.

O que durante la guerra “dels Segadors” más del treinta por ciento de los panfletos llamando a la resistencia, los más revolucionarios por cierto, se imprimían en castellano.

O el hecho de que la figura de Antonio de Villarroel y Pelaez, verdadero héroe y mártir de 1714, fue eclipsada por la figura de Rafael Casanova.

Cuando los catalanes niegan su propia españolidad, mejor dicho su hispanidad, o la de su lengua, que como tantas otras lenguas románicas no es más que latín mal hablado, permiten al ladrón que se apodere sin más problema del concepto de España. Al no discutírsela, se la regalan.

Lo mismo hace con la Constitución, aunque no hay nada en ella que diga que no se puede realizar un referéndum, no haya nada en ella que diga que no se pueda ser una nación.

Al no defenderla, el mundo los verá irrespetuosos con la legalidad, mientras a los herederos de Alianza Popular se los verá como los defensores de los valores de la Constitución. Valores que si a alguien pertenecen es a los que la hicieron posible: la clase trabajadora, los antifranquistas y a los políticos catalanes.

Para colmo se los verá como supremacistas, insolidarios y antiespañoles. A pesar de que los otros son quienes manosean y violentan la constitución. Un contrasentido y una pésima publicidad.

Nada molestaría más al adversario que plantearle estas batallas, pues neutralizaría su relato de enfrentamiento y odio entre aquellos que les escuchan.

Es acertado proclamar con la voz bien alta, un sincero afecto por la hispanidad, la defensa de la constitución, la defensa de las dos lenguas y de los símbolos de todos.

Porque si no, los soberanistas perderán hasta el discurso de la catalanidad. Pues Ciudadanos y SCC (los del corazón en su emblema), los que se nos presentan como los buenos y amorosos catalanes, como los verdaderos protectores de las instituciones catalanas, o como los que quieren devolverles su prestigio y protegerlas del despropósito al que los independentistas las están sometiendo. Ellos que dicen no dar carnés de catalanidad.

Dicen amar Cataluña sin pestañear, aunque ni se dignan a cantar su himno. Pero mucha gente les compra su relato, simplemente porque no tienen reparos en mostrarlo y venderlo.

Califican a los catalanes de nacionalistas y supremacistas en cada frase. Ellos que precisamente actúan como imperialistas. El lenguaje es importante y lo saben. Ya lo decía la Biblia: “En el principio era el Verbo”

El soberanismo, si quiere triunfar algún día, ha de replantear su relato y hacerlo más acorde a la realidad del país.

Definitivamente, el soberanismo, si quiere triunfar algún día, ha de replantear su relato y hacerlo más acorde a la realidad del país. No es fácil, porque trescientos años de opresión y humillación dejan huella.

Y por encima de todo deberá hacerlo mucho más visible allá donde no llega.

Es imprescindible que los respetuosos con los valores republicanos de toda identidad e ideología acuerden un mínimo común denominador para poder ganar músculo y fortaleza. La democracia dependerá de ello.

La razón de una minoría no es suficiente cuando un poderoso adversario utiliza artes pre democráticas.

Se necesitará generar muchísimo más consenso y cohesión democrática, frente a una casta que ve cuestionada su supervivencia y la de su chiringuito. Morirán matando y hay que saberlo.

Pues si Francia perdiese Córcega, perdería un dedo, si Inglaterra perdiese Escocia perdería un brazo, pero si España perdiese Cataluña perdería el corazón y por ende desaparecerían. Y lo saben.

Por tanto, es fundamental que ningún símbolo, ni sentimiento identitario separe a los demócratas.

Más al contrario, para entrar en fase de cohesión profunda, se debe renunciar a algunos de ellos para crear otros más inclusivos y respetuosos con todas las sensibilidades del país.

Si no, arrasaran con su sistema de “Divide et Impera”, con la amenaza de las siete plagas que los independentistas verterán sobre los “buenos catalanes”, amedrentando así a los que ellos denominan eufemísticamente “los suyos”, con mensajes sobre imposibilidad de hablar la lengua castellana en una futura república, o sobre que habrán de volver a su tierra con sus hijos y sus nietos.

Y aunque estos temores y sentimientos nos puedan parecer irracionales y no tener justificación, hay que pensar que son ellos los que guían las decisiones de la humanidad.

El soberanismo ha de hacer una profunda reflexión, no solo sobre lo que debería ser el país, sino en primer lugar, sobre lo que es realmente a día de hoy.

El soberanismo ha de hacer una profunda reflexión, no solo sobre lo que debería ser el país, sino en primer lugar, sobre lo que es realmente a día de hoy. Asumirlo es necesario. Solo entonces podrá crear un nuevo relato adecuado a la realidad.

Pero solo lo será si es fruto de pisar las zonas más refractarias a la República para escuchar miedos, anhelos, criticas, opiniones y condiciones.

Sin la participación de todos los implicados no hay futuro. Sin la mezcla real entre culturas no habrá un proyecto compartido. Sino uno sentido como impuesto.

Será imprescindible repisar el territorio con personas solventes pues el mensaje difícilmente podría llegar a través de la televisión catalana ya que su audiencia es de tan solo un 14 % en toda Cataluña y en zonas refractarias tal vez no sea ni del 3%.

Mensajes que deberían ser transmitidos al mundo político e intelectual del país para ser discutidos y consensuados en la medida de lo posible

Así se caminaría para construir las condiciones para que mucha más personas se sintieran más cómodas y menos temerosas con la nueva República. Porque aunque hay mucha gente muy próxima a los planteamientos republicanos, siente en su interior un temor atávico al movimiento independentista catalanista.

Cuando Mandela decide en 1997 que dos himnos antagónicos se fundan en uno o se viste con la camiseta del equipo de Rugby de sus antiguos opresores, deja sin argumentos a los violentos, lo mismo que hizo Puigdemont cuando besó la bandera Española.

Cuando Mandela decide en 1997 que dos himnos antagónicos se fundan en uno o se viste con la camiseta del equipo de Rugby de sus antiguos opresores, deja sin argumentos a los violentos, lo mismo que hizo Puigdemont cuando besó la bandera Española. Porque en los dos casos no solo se demuestra la catadura moral de cada uno sino un inmenso respeto por los sentimientos encontrados que siempre llevan asociados los símbolos. Y ello siempre es ganador.

No es comprensible que el Príncipe de Inglaterra se vista con faldas escocesas o con el atuendo de los indígenas Maurís, Obama lo hiciera con indumentaria tejana o que nos pongamos la sortija de la suegra que con tanta ilusión nos regaló, y en cambio Carme Forcadell o Josep Turull no vayan a la Feria de abril engalanados para la ocasión, para disfrutar de la fiesta, tomarse unos finos con los visitantes y arrancarse con unos pasos sevillanos, eso si, muy bien ensayados por favor.

No hacerlo, es poco inteligente emocionalmente, pues el otro lo va agradecer y mucho. El sentimiento del ridículo ha de abandonarse delante de la satisfacción de compartir.

No hacerlo, es como siempre dejar el terreno libre para que personas que representando los intereses del IBEX 35 obtendrán el voto de gente trabajadora, oprimida. Todo gracias a la siembra de temores y odio.

Cuando el 55% de la población piensa y vive en castellano, no es comprensible que los políticos partidarios de la Republica no se pronuncien más a menudo en castellano. Si lo hicieran, les iría mucho mejor.

Madela: Si hablas a un hombre en una lengua que entiende, el mensaje llega a su cabeza, pero si le hablas en su lengua, le llega a su CORAZÓN.

El tema del castellano en TV3 es delicado, pero a estas alturas de la película sería recomendable que haya más presencia del mismo, porque como decía Mandela: “Si hablas a un hombre en una lengua que entiende, el mensaje llega a su cabeza, pero si le hablas en su lengua, le llega a su CORAZÓN”. Y Mandela de cohesionar un país a punto de una guerra civil, alguna cosa sabia.

Lengua e identidad no son sinónimas. Ni los sudamericanos se sienten españoles, ni los americanos ingleses, los irlandeses y escoceses no hablan gaélico y no les digas que son ingleses. Tenemos amigos que hablan siempre solo en catalán y se sienten 100% españoles y otros que hablan 100% en castellano y se sienten 100% soberanistas y republicanos.

La Republica no pretende ir contra nadie sino a favor de la necesidad de vivir en armonía y dignamente en libertad.

Pero con las aportaciones de todo el mundo y sin condiciones previas de partida de ningún tipo.

Se ha de desenmascarar a esta casta de señoritos y sus secuaces (tanto a los de allí como los de de aquí, ojo, no olvidarlo nunca), cosa que solo se conseguirá buscando lugares comunes donde trabar alianzas profundas.

No se conseguirá esperando que vengan a ti, a tu concepción de país.

No será sencillo en algunos casos entender este mensaje, porque hace demasiado tiempo que los catalanes fueron expulsados con desprecio de la construcción del devenir de Hispania. Como lo fueron los sefarditas, pero éstos a pesar de su expulsión continuaron amando el idioma de sus ancestros.

Por ello se deben tejer de forma sincera más lazos con la Hispania cultural, “la auténtica”, la que reside en el interior de nuestros conciudadanos y también, porque no decirlo, porque reside en el interior de todos nosotros. Seguro que muchos lo agradecerían de corazón.

Contra las armas de la violencia, la mentira y el odio, hemos de contraponer las armas de los valores republicanos: educación, urbanidad, cortesía., respeto, igualdad, fraternidad, legalidad, la búsqueda de la verdad y la lucha contra la corrupción.

Se puede ser español, sin sentirse de la España imperialista, impostora e impuesta.

Se puede ser mediterráneo sin sentirse griego, ser europeo sin ser Lituano, y se puede ser español, sin sentirse de la España imperialista, impostora e impuesta.

Aunque el movimiento independentista catalán no es supremacista en absoluto, si ha sido a veces, poco sensible a otras realidades tanto más crueles que la suya y demasiado entretenido en lamerse sus propias heridas.

Porque sino ¿cómo se puede calificar a millones de personas huyendo del despotismo y de la pobreza como de “colonos involuntarios”, en lugar de considerarlos personas en búsqueda de un futuro mejor?

La inmensa mayoría de ellos vinieron con pocos recursos, pero vinieron con una inmenso acerbo cultural, uno de las más bellos de la tierra. Acerbo que costó asimilar por parte de los nativos. ¡Viva la Rumba Catalana! ¡Nunca le agradeceremos suficiente lo que ha hecho por todos!

Afortunadamente llegaron a Cataluña, una tierra acogedora. Donde no encontraron facilidades, de sus manos dependieron, pero tampoco impedimentos al desarrollo de sus vidas y familias. De ello son muy conscientes. Saben como nadie que Cataluña es una pequeña y solvente potencia económica.

Esa combinación es la fortaleza de Cataluña y la razón de su supervivencia. De ello también nosotros hemos de ser conscientes.

Paco Candel: Hay que conseguir, de modo natural y sin que constituya ningún problema, que los actos públicos se hable indistintamente el catalán y el castellano.

Por ello se han de implementar estrategias y acciones bien visibles que no dejasen lugar dudas de que la republica defenderá y protegerá tanto los valores republicanos como los sentimientos y símbolos identitarios.

Así se neutralizaría el demagogo relato del adversario, dejándolo sin sus líneas arguméntales principales.

Aquí unas frases del gran Paco Candel que fueron censuradas por el franquismo, por ser consideradas un arma de cohesión masiva: “Parecerá una herejía. Pero yo siempre pondré la lengua al servicio de las ideas, o la supeditaré. Hay que conseguir, de modo natural y sin que constituya ningún problema, que los actos públicos se hable indistintamente el catalán y el castellano. Es un error empeñarse en determinadas actitudes. Hay que abrir todas las puertas, todas las que se pueda y evitar, eso sí, que por ellas se escape lo fundamental que hay en dentro, para que los que vienen puedan entrar”. “Hoy día, tal como van las cosas, el catalán que ama Cataluña de verdad y desea su continuidad, debe ponerse, aunque sea incómodo, en este plan de apostolado y de renuncia”

Como en un “Castell”, Ciudadanos de Cataluña Uníos.

 

Ferran Oliva , Paco Martinez y Xavier Ludevid

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