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El bloc personal de José Manuel Almerich

7 de gener de 2008
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1 comentari

BERNIA

La sierra de Bernia

José Manuel Almerich


 
 
 
 
 
Hacía seis años que no volvía a Bernia. Recuerdo con quien, pero no cuando, aunque creo, por la luz, que fue por estas fechas. Para los que no somos profesionales, ni tan siquiera grandes aficionados, la luz es nuestra gran aliada. Gracias a ella la fotografía se convierte en un arte, y combinada con el paisaje, crea ese ambiente mágico que nos hace prisioneros de su propia belleza. 
 
 
La sierra de Bernia, eterna y vigilante, ha sido el escenario de nuestra ruta; abierta a los vientos del levante y del gregal, de perfil definido y reflejada en el mar, Bernia simboliza hoy más que nunca la fragilidad de las montañas valencianas. Ayer la recorrimos en su totalidad, y la luz se volvió a aliar con el paisaje, y la sierra de nuevo nos invitó a compartir con ella su luz y su belleza aunque a veces, caprichosamente, nos la arrebate para siempre. 
 
 
Durante muchos años, las altas y ásperas cumbres de Bernia tuvieron como único señor a un pastor, que año tras año, le quemaba la piel en su incauta ignorancia, para que surgieran los pastos necesarios para su supervivencia y la de sus ovejas. Ahora, para bien de la montaña, el pastor la abandonó para siempre, pero la sierra se ha quedado modelada dejando a expensas del viento y de la lluvia, su afilada y vigorosa silueta. 
 

A tan solo una hora de Valencia, los últimos espacios libres de urbanizar luchan por sobrevivir en un entorno caótico y excesivamente humanizado. El pastor ya no está, pero los nuevos señores la van socavando por debajo para buscar un hueco donde todavía se pueda ver el mar. Y así los jubilados nórdicos y centroeuropeos, podrán pasar los últimos días de su vida contemplando, frente a ellos, el mar Mediterráneo.

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Ver imágenes de la sierra de Bernia
Libro sobre excursionismo por Bernia
 
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  1. Benvolgut Manolo:
       Llegint el teu bloc i recordant els nostres encontres, me n’adone de la importància d’haver-te conegut fa catorze anys. Primer pel teu taranna, obert i jovenivol que tant han influit en mi; segon pel que m’ensenyares, el plaer de fer bicicleta com a mitja i no com a finalitat; tercer per descobrir el nostre territori, tan prop però tan llunya alhora; i quart per donar-me la teua amistat sempre que l’he reclamada. Crec que les persones agafem una mica del que ens agrada de cada esser humà per a conformar la nostra manera d’entendre la vida. Sens cap mena de dubte tú ets una d’eixes persones que han deixat empemta en mí i per açó t’he de donar les gràcies. El Manolo que jo vaig coneixer no dista molt del que he retrobat fa poc, actiu, compromés, treballador, aventurer… No canvies amic…

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