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els Poders i els seus servidors

20 d'agost de 2014
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Ha muerto Antonio Martín Bellido, un hombre de acción y reflexión

 

Antonio Martín, París

 

 

Amigos, compañeros,

Ha muerto Antonio Martín Bellido, el artificiero de Defensa Interior, DI. de las Juventudes Libertarias. En los años 1960-63

Antonio Martín fue un luchador ignorado y silenciado al igual que sus compañeros los maquis. Arriesgó su vida en los años más duros y sangrientos del franquismo. Luego se dedicó a la Organización.

 

Antonio Martín es un ejemplo de vida. Ha sido una persona buena y coherente, un luchador y militante sindicalista a lo largo de su vida. Merece todo nuestro reconocimiento. No te olvidaremos.

 

Os reenvío el obituario que le ha hecho su amigo, Juan Busquets,

Y la entrevista que le hicimos Benito Castro y el que suscribe a inicios de este año.

 

Txema Bofill

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In memoriam

ANTONIO MARTÍN BELLIDO

 

El 17 de agosto falleció Antonio Martín Bellido a los 75 años, de un cáncer en el páncreas. Me contó unos meses antes de morir, con un cierto humor, que se dedicaba en la sala de espera del hospital animar a otros que sufrían su misma enfermedad. No me chocó en absoluto conociendo su forma de ser, de querer ayudar a otros enfermos menos animosos, en una situación tan delicada y difícil para él.

 

Antonio Martín nació en Canilejas (Madrid) el 11 de febrero 1938. Su padre Félix Martín en 1939 después de la batalla del Ebro se refugió en Francia, internado en el campo de concentración de Saint Cyprien, de allí las autoridades francesas lo enviaron al Norte de Francia para fortificar la linea Marginot.

 

Diez años más tarde Antonio Martín, acompañado de su madre llegó a Estrasburgo en 1949, donde conoció a su padre.

 

Martín, después de terminar, a los 19 años, sus estudios de perito electricista, fue a trabajar a Paris donde se unió a las Juventudes Libertarias. En 1962 hizo una marcha antinuclear en Londres. Meses después fue nombrado Secretario de la Federación Local de Paris de la JILL. Partidario de la acción directa contra el franquismo y militante de la organización clandestina “Defensa Interior”, fue autor de una serie de ataques contra los intereses franquistas, tanto en España como en Italia. El más importante, y que tuvo más resonancia por el simbolismo que representaba, fue la bombita de cien gramos que puso en agosto de 1962 en el Valle de los Caídos (conjuntamente con Paul Desnais, compañero también fallecido recientemente) sin la intención de herir ni matar ni destruir nada, era un petardo alegórico de protesta contra aquel monumento franquista que fue construido por prisioneros republicanos.

 

Como consecuencia del sabotaje fue detenido Francisco Sánchez Ruano, acusado de ser él quien colocó la bomba en el Valle de los caídos, por ello fue condenado a 25 años por un hecho que no había hecho.

 

Los verdaderos responsables del petardo del Valle de los Caídos pidieron audiencia, en tanto que notario, al cónsul de España en París, auto inculpándole de ser los responsables, con el fin de demandar la revisión del proceso.

 

Para los tribunales franquistas el hecho de ser culpable o inocente no influía nada en su resolución condenatoria, que de antemano estaba decidida mucho antes de empezar el juicio. El régimen por delitos Contra la Seguridad del estado, aplicaba de forma despiadada <<La ley de Talión>>. El terror era la única justicia que concebía Franco para mantenerse en el poder.

 

Antonio Martín, siempre dio la cara con valentía por los hechos que había realizado, fue su regla de conducta de siempre, y sin tapujos.

 

Martín siempre fue solidario con los combatientes antifranquistas, y predispuesto a combatir la amnesia de nuestra propia historia a la que España está sometida desde 1977. Ha colaborado en varias demandas con el fin de demostrar, ante las jóvenes generaciones, la criminalidad del franquismo y de sus esbirros y ha escrito un sin fin de artículos sobre temas sociales, científicos y técnicos en múltiples periódicos y revistas de tendencia libertaria.

 

Deseo resaltar mi respeto al militante libertario, el amigo que estuvo siempre presente en los momentos más difíciles.

 

Mi más sincera condolencia a su compañera Amelia y su hijo Rolando.

 

Juan Busquets

 

Antonio Martín, artificiero de Defensa Interior durante los años 60-63

 

Txema Bofill y Benito Castro

 

Debemos recordar a los que lucharon en la época más dura del franquismo. Antonio Martín Bellido es de los pocos resistentes que sobrevivió en la clandestinidad en España. Todavía hoy vive afectado por los compañeros Delgado y Granado, asesinados, y por el sufrimiento de los encarcelados por acciones en las que partició. Antonio participó en los atentados en Madrid, durante los años 62-63. Se camuflaba con los turistas que empezaban a llegar en verano. Ponía las bombas y regresaba. Eran resistentes y activistas de las juventudes libertarias. . Era la época de máxima y cruenta represión. Franco se sentía fuerte por el respaldo internacional y el turismo en cuanto a lo económico. Antonio nos explica sus tácticas de supervivencia. Era astuto y práctico. Sabe nadar y guardar la ropa. Por sus cualidades y por el azar no pisó las cárceles. Medio siglo después sigue preocupado por lo que se hizo mal. Quiere dilucidar los errores que provocaron la detención y asesinato de Granados y Delgado. Dice “No asumir responsabilidades es prueba de cobardía intelectual y escurrir el bulto es pisotear los cadáveres de nuestros compañeros muertos”

Estos últimos años ha organizado encuentros para reunir a los protagonistas y conocer qué pasó, las incógnitas, los errores.

El contexto era el de “Spanish is diferent”. La represión sangrienta fue una de las maneras de paralizar las acciones armadas. Como los nazis, a cada atentado, el régimen encarcelaba indiscriminadamente a un montón de compañeros.

 

En el año 1968 fue confinado a Saint-Brieuc (Bretaña) bajo la acusación de «asociación de malhechores». A partir de 1995 fue uno de los animadores de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de Francia. En 1998 se jubiló de su trabajo de ingeniero informático.

 

Tiene un hijo. Está en el CNR (Centro Nacional de Investigación Científica). Y dos nietos.

Hacemos la entrevista en un restaurante colombiano de Les Lilas, las afueras de París, donde reside.

 

 

Antonio, ¿Cuál es tu origen?

Nací en Canillejas, Madrid, en 1938. Estuve en Madrid hasta los 12 años. Mi padre era refugiado. Hizo la guerra. Primero hizo el Riff. Luego hizo la guerra de España en el 1936. Estuvo en la primera brigada mixta de Líster y siempre estuvo en guerra hasta la batalla del Ebro. Pasó a Francia y estuvo en los campos de concentración. Luego le mandaron a construir la línea Maginot. Allí fue hecho prisionero por los alemanes. Luego le soltaron y le enviaron a trabajar en las carreteras y demás.

 

¿Cuándo conociste a tu padre?

A los 12 años. Cuando fui a Francia con mi madre.

 

¿Cómo viviste la época de posguerra en España?

Yo en España fui un privilegiado porque mi familia, mis abuelos, tenían una maderia industrial. Empleaban 20 obreros. Tenían una gran producción. O sea, en cuanto al nivel de vida estaban bien. No me puedo quejar. En mi familia no se hablaba de nada de la guerra. Fue luego que me enteré de todo lo que ocurrió. En mi familia hubo dramas.

 

¿Cuáles?

El de mi tío que estuvo condenado a muerte en Burgos, durante 3 años, por haber participado en la lapidación del cura de su pueblo. Tres años en el corredor de la muerte. O sea que cuando le abrían la puerta por la mañana pensaba que era para fusilarlo. Entró joven y salió con el pelo blanco. Luego pudo probar que no podía haber participado, pues estaba en el frente.

….

Otro drama, una tía mía precipitó a su cuñado al metro, porque se había chivateado de su cuñado, quien al salir de la cárcel encontró un trabajo de sereno, y se consiguió una pistola ya que tenía miedo de ser agredido por la noche. Denunció a su cuñado que tenia una pistola. Vino la policía y lo metieron en la cárcel. Todo esto lo supe después.

 

¿Cuando supiste que tu padre era refugiado?

Eso lo supe desde pequeño. He vivido sin padre hasta los 12 años, pero no me faltó. En España. viví rodeado de hombres: tíos, primos, abuelos. Pero no se hablaba de la guerra. Mis padres vivieron y trabajaron en Estrasburgo hasta la muerte de Franco. Luego regresaron a España. Mi padre era de la UGT

 

¿Cómo y cuándo tomaste consciencia política?

Yo, todos los domingos iba a la CNT en Estrasburgo. Era el sindicato más importante. Se reunían en un café que se llamaba “La maison rouge”. La mayoría eran refugiados españoles hasta los años sesenta y tanto. Algunos venían de Alemania y se quedaron en Estrasburgo. Se hablaba de la guerra mundial, de la guerra civil, de la situación de España. Yo iba a escuchar. También con mi padre fui docenas de veces a los museos y aprendí mucha historia. En Alsacia era el único niño español.

 

 

¿Sentiste racismo, discriminación por ser español?

No, no. Mis amigos eran alsacianos. Íbamos al teatro, al cine, a los conciertos. Descubrí a Juan Sebastian Bach. Allí en las iglesias protestantes daban conciertos de órgano y pude escuchar mi autor preferido, a Bach. Me siento cosmopolita. Soy alsaciano, madrileño, parisino. Nunca tuve complejos de tipo nacionalista.

 

¿Cuándo empiezas a militar?

A los 19 años, al terminar mis estudios de ingeniero técnico electricista vine a trabajar en París. Y me puse en contacto con la FIJL, las Juventudes Libertarias. Trabajaba y al mismo tiempo militaba y seguí estudios en Artes y Oficios. Esto era en 1959-60. Llegué a ser secretario de la federación Local de la FIJL de París. O sea, que estaba al tanto de todo lo que ocurría. Poco a poco entré en la militancia activa contra el franquismo. Hubo una manifestación frente a la embajada de España en solidaridad con los mineros de Asturias en huelga y me detuvieron con Paul Desnais. Estuvimos encerrados toda la noche en comisaría. A veces venia gente que sin conocerlos nos proponían proyectos absurdos, como el instalar artefactos para escuchar lo que se decía en la Embajada. Estuve en Tolosa cuando se prepararon las acciones clandestinas de Defensa Interior, DI. Se trataba de hostigar al franquismo. No a base de acción directa armada para matar gente, sino se ponían petardos para armar ruido y para que el mundo supiera que en España. imperaba una dictadura sangrienta.

 

¿Estaban separados los anarcosindicalistas en este tiempo

No. Estábamos juntos. Había la FAI, la CNT y las FIJL. La sede nacional y social de la CNT estaba en Tolosa.

 

¿Entendías de artefactos explosivos?

Claro. Era perito electricista.

 

¿Qué petardos pusiste?

Yo, por ejemplo, puse un petardo en Italia, en 1961, en el consulado español de Roma, con un compañero. Después otro, de mas envergadura, en el Valle de los Caídos con Paul Desnais en 1962. Paul era médico y estaba en una organización anarcosindicalista francesa. De ahí su solidaridad con España. Todavía vive. Yo cogí el tren en Perpingan y viajé a Barcelona. Paul me esperaba con su compañera en Barcelona. Nos fuimos en coche hasta Calatayud. Allí armé el artefacto. Compré un despertador, pilas y cables. Y lo armé todo. Sólo faltaba activarlo. Lo puse a las siete de la noche. Fuimos a Madrid y luego al Valle de los Caídos. El compañero con el coche se volvió solo. Y yo me marché de Madrid en tren dos días después hacía Barcelona. En el mochila llevaba para bañarme y acampar. Era un turista mas. Yo dormía en tiendas de campaña o en casa de compañeros de Estrasburgo. Nunca estuve en hoteles. A mi de joven me gustaba mucho leer las novelas negras americanas. Y sabía que cuando se entra en un país para hacer algo hay que regresar por la misma frontera. Unos han caído en el error de entrar por Barcelona y salir por Irún. Grave.

 

¿Por qué?

La policía sabían que los autores venían de Francia. Entonces controlaban las fronteras. Con Delgado y Granado dijeron que debían pedir papeles a todos los jóvenes que iban y venían de Francia a España. Y es difícil de explicar lo de entrar por una frontera y salir por la otra.

 

El material explosivo, ¿de dónde venía?

Alberola nos dió los explosivos. Yo armé los detonadores.

 

¿Cómo valoras este segundo atentado, de alto riesgo para vosotros.

Habían dicho por la prensa que había metido el petardo en el altar mayor. Mentira. Lo metí en un rincón cerca la tumba de José Antonio Primo de Rivera con el fin de hacer ruido y denunciar de pasada al mayor símbolo franquista. Aprendí estando ya en Francia que habían detenido a unos 14-15 compañeros a raíz del petardo del Valle de los caídos. En particular a Ruano. Sánchez Ruano era un amigo de Jacinto Guerrero Lucas. En principio amigos. Después Guerrero ha escrito un libro donde critica a Ruano de mala manera. Mal hecho. Ruano ha hecho 30 años de cárcel y no se le puede tratar como si fuera homosexual y otras cosas.

 

Concretamente, ¿con qué argumentos le maltrata?

A ver. Ruano era un joven que llevaba a los estudiantes a ver museos de Madrid. Y este día, el día de la explosión estuvieron en el escorial. Eran estudiantes norteamericanos. Y a la vuelta, como tenían mucho tiempo, fueron a ver el Valle de los Caídos. Y nada mas entrar en la basílica, se oyó una explosión. Ruano estaba dentro. Pidieron papeles a todos. Yo ya estaba fuera hacía horas. Le soltaron pero, 15 días después la policía vino a su casa, y le metieron 30 años de cárcel. Tenían que encontrar a los culpables enseguida. Así funcionaba la justicia militar. Era en el 62. Y al mismo tiempo detuvieron a unos 14 compañeros, simpatizantes que les acusaron también y les condenaron a unos 5-6 años de cárcel. En particular hay dos casos significativos que no me he explicado.

Cogieron a 3 ex paracaidistas, que hicieron el servicio militar. Los acusaron de querer secuestrar un avión. Este Guerrero habló en Tolosa que tenía compañeros paracaidistas que querían secuestrar un avión. Los tres paracaidistas aclararon: “Nosotros no conocíamos los aviones civiles, conocíamos los aviones militares, y nunca pensamos en secuestrar un avión”. Guerrero por hacerse ver, por figurar, contó que tenía amigos…

 

Ese Guerrero, un lioso,

Un mitómano peligroso. Y ya le habían avisado a Guerrero: “Tu en Francia no te metas en nada que hay muchos chivatos y nos vas a poner en peligro”. Y eso es lo que paso.

 

¿Tu sabias que se preparaba atentar contra Franco?

No lo sabía. El atentado que yo hice era para distracción. Hacer la cabra. Mientras los otros preparaban el atentado de Ajete en el país vasco contra Franco. Se hablaba de eliminar a Franco, pero no sabía que yo estaba mezclado en el asunto. Lo mismo pasó cuando pusimos el petardo en la DGS y en los sindicatos verticales. Eran también de distracción. Y ahí está el problema cuando se repite la misma manera de actuar: La policía debió pensar “si han realizado un atentado simbólico, seguramente están tramando asesinar a Franco”. Es lo que me imagino. Lo que hubiera pensado si fuera policía. Es el problema de repetir las cosas.

 

La policía no piensa, ni es inteligente. Son bastante brutos. Mas que por deducción sacan información a base de torturar a militantes.

Ellos tienen su manera de trabajar. Después de la bomba a la DGS (Dirección General Seguridad) los altos jefes dieron la orden había que pedir los papeles a todos los jóvenes que iban y venían de España. Y Delgado al ir a pedir a la estación del norte los horarios de Madrid-París, lo detuvieron. En España había que ir con cuidado con los taxis, hoteles, gasolineras, y sitios de información a viajeros. Eran empleados adictos al régimen, privilegiados. A la salida de la estación dicen que un policía los detuvo porque les oyó piropear en francés groseramente a unas muchachas. No se.

En el documental un policía declara que Inocencio Martínez ya era confidente en esta época

 

Háblanos de ti. Eras consciente del riesgo de las acciones en España y de su dificultad debido a la represión.

Yo baje para quedarme en España. Baje con un compañero asturiano. Eran íntimos. Decidimos quedarnos en Barcelona, de miedo de tropezar en Madrid con amigos y familiares. Allí encontramos trabajo. Yo en Olivetti. Y fui a Madrid a hacerme el DNI, que era mejor para andar por España. Y hicimos el atentado a los Valle de los Caídos. Si no vas en hoteles, y si no te cogen en el acto, no te cogen nunca. Yo pensaba que era más peligroso estar en Francia que en España.

 

¿Por qué?

Nosotros íbamos y veníamos. En Francia nos veíamos con mucha gente. Y los que no peligran tienen tendencia a hablar. En cambio en España es mas peligroso, pero muchos menos contactos, sólo con compañeros metidos en el asunto.

 

¿Por qué esperáis tantos años para denunciar y anunciar que sois los autores?

Hay gente que no quería ni que hubiéramos hablado. Cipriano Mera era de esa opinión.

 

Vosotros erais la prueba de que Delgado y Granado eran inocentes.

Entonces había que decir que éramos nosotros y ¿cómo lo probamos? En el Tribunal Supremo ahora no creen en nuestras afirmaciones. En aquel tiempo, menos. Se ha hecho la demanda de revisión del proceso y no se ha podido revisar. Los jueces han dictaminado en contra.

 

¿Qué piensas de estos jueces?

Son jueces que no quieren hacer jurisprudencia. Si con nosotros se revisa, se hubiera hecho jurisprudencia y otros hubieran podido revisar sus procesos. Es lo que no quieren. De cinco jueces, dos estuvieron de acuerdo con nosotros. Se pidió también la revisión del juicio de Ruano. Estuvo en el consulado. El cónsul haciendo de notario, y declaramos que no fue Ruano sino que fuimos nosotros los que colocamos el artefacto en el Valle de los Caídos. Luego tienen mucha cara dura, porque estos jueces ahora dicen que lo condenaron por estar en el Movimiento Libertario. 30 años por estar en el Movimiento libertario. Y Ruano nunca fue libertario.

 

Eso se merece revisar. ¿Qué piensas de este Tribunal?

Son del sistema. Cuando murió Franco los mismos jueces continuaron. Y como en esto de la Justicia, igual que los militares, va de padre a hijos. Se reproducen y son los mismos. Ahora el presidente del Tribunal es uno del PP. Y aquí no pasa nada.

 

Después del asesinato de los inocentes Granado y Delgado, ¿qué haces?

Me regreso a Francia al constatar tantas detenciones y chivateos. Me retiró de la militancia activa, armada. Me ocupé de sindicalismo. Hasta abril 1968.

 

¿Cuál era vuestro objetivo?

Resistir. Nosotros nos consideramos resistentes. Nuestro objetivo era eliminar a Franco, denunciar la dictadura franquista. Pensábamos que la muerte del dictador era crucial para un cambio en España. Franco reunía alrededor suyo a todas las derechas. Sin él, la situación hubiera explotado. Había que matarlo, pero no era fácil. No teníamos ni los medios económicos suficientes, ni la información necesaria, ni quizás la competencia para llevarlo a cabo.

 

Explícanos la falta competencia.

Los militares cuando hacen una operación, después de la operación analizan como se desarrolló y aquí no hubo análisis. Eso de hacer atentados de distracción a cada intento de eliminar a Franco, no está bien. Hay que variar la manera de proceder. Por otro lado, nosotros íbamos con nuestro dinero. Es más difícil, menos seguro.

 

Las cosas positivas de vuestra lucha y la de los maquis en general.

La lucha contra el tirano siempre se justifica. El tiranicidio se puede justificar. Matar a un guardia civil, no. Pero a un tirano, si que está bien. Se hizo lo que se pudo, con pequeñas competencias de cada uno.

 

Y no hay alguna asociación o colectivos que os puedan ayudar en vuestras demandas por la revisión

El problema está que el movimiento libertario está dividido. Y las cosas no se hacen debido a esto. Hubo jaleos después del 63. Hubo una escisión y se critican los unos a los otros.

 

¿Cómo ves las divisiones del movimiento libertario?

Hay muchos personalismos. Y también el problema que no quieren encarar la verdad. No hay valentía para decir los errores. Y entonces se acusa a derecha y izquierda. Al no asumir los errores se presta a hablar demasiado y a criticar y se buscan justificaciones. Y eso crea divisiones.

 

¿Piensas escribir tus memorias pensamientos, tu vida.

No se. Y ¿que voy a decir? Quiero evitar criticar a la gente. Busco ser racional y no pensar en las teorías de complots.

 

¿Y la autocrítica?

Los responsables de errores deberían auto-criticarse.

 

Y en tu vida, ¿de qué te arrepientes? Una autocrítica

Yo era un pequeño militante, aunque lo que he hecho ha causado dramas. Soy uno del montón. Y al ser del montón no soy responsable. Yo hacía lo que me han dicho. Y claro he buscado salvarme yo también. Por eso al ver que había mucho chivato, y al ver tantas detenciones incomprensibles, me retiré. Me puse a estudiar. Sabía que para ganarme la vida bien para mi y mi familia debía estudiar. Y lo hice.

 

¿Lo que más te alegras de tu vida?

Creo que he sido coherente. No me he cambiado de chaqueta. Aun soy español. Demasiado pretencioso decirlo, pero siempre he estado en contacto con España. Estoy contento de haber llevado las tres cosas juntas: la acción militante, los estudios y el trabajo. Mi juventud no ha sido de bailes, porque estaba ocupadísimo.

 

 

Libros que hayan sido referentes tuyos

Los libros de Chomsky, la ayuda mutua de Kropopkin, la conquista del pan, los libros de Albert Camus.

 

¿Qué piensas del anarquismo?

Lo mismo que Chomsky: El anarquismo es una tendencia del pensamiento y de la acción de los hombres para identificar las estructuras de autoridad y dominación. Hay que exigir a las Autoridades y Poderes que justifiquen su dominación.

 

¿En qué actividades estás ahora?

Ahora estoy en una asociación que se ha creado para hablar de la 9, la novena compañía de la segunda división del general Leclerc que liberó París. El próximo verano (2014) vamos a hacer algo importante para explicar el rol de los españoles que participaron en la liberación de París. Los han ignorado. El azar quiso que esta división estuviera compuesta en su mayoría por libertarios.

 

¿Quienes estáis?

Somos unos 10. Entre ellos, Evelyn Mesquida, que ha escrito un libro sobre la Nueve división.

 

Un lema de vida

No dañar a la gente. Es un principio moral: no hacer daño a los demás.

 

Un personaje

Louise Michel

 

¿Por qué a Delgado y Granado les aplicaron el garrote vil, y no el fusilamiento como corresponde a los políticos?

Porque los trataron como a bandidos. No sólo les quitaron la vida, sino que los quisieron humillar.

 

Mil gracias amigo Antonio por desenterrar la memoria silenciada y olvidada. Un gran saludo a Sergio Hernández, compañero de lucha de Antonio Martín, quien tuvo la osadía de entrar en la DGS de Madrid y meterles la bomba dentro. También para Paul Desnais. No os olvidamos. Antonio Martín, artificiero de Defensa Interior durante los años 60-63

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