23 d'agost de 2009
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“Una veïna de 61 anys anirà a la presó per protestar davant el PP a Lizartza”

Una vecina de 61 años irá a la cárcel por protestar ante el PP en Lizartza

Tanto la sentencia del Tribunal
Supremo como los policías presentes confirman que ni siquiera rozó a la
edil del PP con la ikurriña, pero Kontsuelo Agirrebarrena, de 61 años,
tendrá que ingresar en prisión para cuatro años por protestar ante el
PP en Lizartza. Según el argumento del tribunal español, «el que sabe
que intimida o acomete a una persona que ejerce como autoridad tiene
propósito de atentar contra la misma».

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Gari MUJIKA |

Lizartza es seguramente el punto del mapa que mejor refleja la
dimensión del apartheid político en Euskal Herria. Desde que la Ley de
Partidos fijó por decreto la exclusión de gran parte de la población
vasca, los últimos seis años han estado caracterizados por una absoluta
anormalidad. Hace dos años, de hecho, el PP se hizo con todo el
Ayuntamiento pese a obtener sólo 27 votos en la localidad. Y antes, el
jeltzale Joseba Egibar intentó cumplir con el mandato de su partido en
una legislatura en la que la Ertzaintza impuso cuantiosas multas a los
vecinos. Tras la irrupción del PP, con Regina Otaola a la cabeza, las
represalias y amenazas ya han sido continuas. Ahora llega un nuevo
salto: una vecina de la localidad de 61 años está a punto de ingresar
en prisión para cumplir una condena de cuatro años, impuesta por
protestar ante la Corporación ilegítima del PP.

En los comicios municipales de 2007, la izquierda abertzale obtuvo
en Lizartza 186 sufragios, revalidando su victoria tradicional en un
feudo histórico. Pero como los tribunales españoles ilegalizaron su
lista, el PP, única fuerza que concurría con aval oficial, se apoderó
de la Alcaldía con sólo 27 votos.

Tras la toma de posesión en junio de 2007, en escasos meses fueron
decenas los vecinos represaliados. El caso de Peio Olano trascendió
públicamente cuando fue imputado por la Audiencia Nacional española,
acusado de proferir amenazas contra Regina Otaola. Olano ha sido
condenado hace unos meses a dos años de prisión.

Poco después de los hechos por los que ha sido castigado, llegó el
día grande de las fiestas de Lizartza. El 6 de setiembre, tras las misa
a la que acudieron los ediles del PP -denunciaron incluso al párroco
por pedir a los escoltas que no accedieran armados a la iglesia-, una
nueva protesta con ikurriñas respondía a la ocupación del PP del
consistorio.

De «agresión» a «intento»

Días después, Agirrebarrena fue acusada de agredir a una edil del
PP. La acusación se rebajó, tal y como se apreció en el juicio y quedó
confirmado en la sentencia, a un supuesto «intento». El fallo judicial
estableció como probado que esta vecina blandió una ikurriña al paso de
los concejales ilegítimos, sin que se produjera golpe alguno. Con este
relato de hechos, se ha impuesto a Kontsuelo Agirrebarrena una condena
de cuatro años de cárcel, además de una multa añadida de 1.800 euros.

El Tribunal Supremo español confirmó en julio la condena dictada
antes por la Audiencia Nacional. Sostiene textualmente que debe
aplicársele el tipo de «atentado contra la autoridad», pese a no
haberse producido agresión alguna, porque «el que sabe que intimida o
acomete a una persona que ejerce como autoridad tiene, por lo tanto, el
propósito de atentar contra la misma».

«La acción imputada a la acusada sólo se explica por el clarísimo
significado político que tuvo aquella expresión violenta de rechazo»,
añade el fallo.

Desde su acceso a la Alcaldía, Regina Otaola aumentó rápidamente la
crispación en Lizartza. Entre otras acciones, colocó la bandera
española en el mástil consistorial, retiró las fotografías de los
presos, ocupó policialmente cada semana la localidad y ha llevado a los
juzgados a muchos vecinos que han tenido que abonar cuantiosas multas
económicas.

Pero pese a todo, los lizartzarras siguen protestando cada semana
contra la violación de la voluntad popular. Y de alguna manera siguen
gobernando el municipio a través de fórmulas de desobediencia. Por
ejemplo, Regina Otaola ha desistido de organizar las fiestas patronales
de setiembre, así como actividades como ludotecas, entre otras, debido
al más que extendido boicot que reciben todas sus iniciativas.

Dentro de escasas semanas se cumplirán dos años de aquel suceso, y
el PP volverá a comprobar que en Lizartza no gobiernan a nadie y para
nadie.

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