Raül Romeva i Rueda

REFLEXIONS PERISCÒPIQUES

Quadern de Gaza

Més que recomanable l’article de Fawaz A. Gerges d’avui a La Vanguardia, de lectura obligatòria, sobre tot, per a qui encara creu en les ‘bondats’ i les ‘legitimitats’ de les accions d’Israel.

CUADERNO DE GAZA (per Fawaz A. Gerges , La Vanguardia, 19/01/2009)

Ante el
ataque de Israel, Hamas se ha ganado las simpatías de millones de árabes y
musulmanes

Acabo
de regresar de Oriente Medio y he sido testigo de primera mano del modo en que
el ataque de Israel ha radicalizado la orientación principal de la opinión
pública musulmana. La orgía de muerte difundida incesantemente a través de los
canales de televisión árabes y musulmanes echa combustible al fuego desatado y
la cólera llameante contra Israel y su superpotencia patrocinadora, Estados
Unidos.
(segueix…)

 

En este
momento, las voces representantivas de la mencionada orientación principal y de
signo moderado que creyeron un día en la convivencia con el Estado judío
cuestionan sus presupuestos fundamentales y abrigan dudas sobre la futura
integración de Israel en la
región.

He hablado con numerosos profesionales cristianos y árabes
musulmanes, anteriormente críticos con Hamas, que han expresado acerbas
críticas por el “comportamiento bárbaro” de Israel contra palestinos
no combatientes, sobre todo mujeres y niños. Ninguno de ellos cree en el
discurso de Israel de que se trata de una guerra contra Hamas, no contra los
palestinos. Existe prácticamente un consenso entre árabes y musulmanes en el sentido
de que Israel está castigando a la población palestina en un esfuerzo por
obligarla a rebelarse contra Hamas, al igual que trató de hacer en Líbano en el
verano del 2006.

Son muy escasos mis interlocutores que se han atrevido a criticar a Hamas, y
buena parte de ellos se han sentido sobrecogidos ante la resistencia opuesta
por sus combatientes. El ataque de Israel contra Gaza ha acallado a las voces
críticas de Hamas, legitimando políticamente al movimiento de resistencia
militante a ojos de numerosos palestinos y musulmanes escépticos. Hamas surgirá
probablemente de esta guerra como fuerza política más poderosa que antes y
superior a Al Fatah, el aparato gobernante del presidente Mahmud Abas de la
ANP. “Nadie se atreve ya a cuestionar el derecho de Hamas a representar al
pueblo palestino”, dice un palestino de izquierdas, de 30 años, titulado
por la
Universidad Americana de Beirut. “¿Por qué?”, le
pregunto. “La resistencia islamista – me responde-se ha ganado un cubierto
en este banquete de sangre”.

Los dirigentes israelíes siguen suscribiendo la desacreditada idea de que
existe una solución militar al problema planteado a la seguridad de su país.
Aunque el Estado judío posee una superioridad militar sobre todos sus vecinos
árabes, Israel no ha quebrantado la voluntad política de sus adversarios ni ha
logrado paz y estabilidad a largo plazo. De hecho, el brutal y desproporcionado
uso de la fuerza en Líbano en el 2006 y ahora en Gaza muestra claramente el
fracaso de su acción disuasoria y el daño causado a su estatus moral en el
mundo. Matar a gran número de palestinos y árabes no aportará seguridad a
Israel.

Los políticos israelíes y sus aliados estadounidenses no comprenden que Hamas
es un movimiento social de amplia base popular, profundamente inserto en la
sociedad, y no sólo una milicia armada. No se puede borrar del mapa sin
masacrar a medio millón de palestinos. Si Israel logra efectivamente matar a la
mayoría de los principales líderes de Hamas, una nueva generación, más radical
que la actual, podría reemplazarlos rápidamente.

Hamas es una realidad incontestable que no va a desaparecer de la escena ni a
levantar bandera blanca prescindiendo del número de bajas que sufra. Al hacer
frente a Israel y defender la identidad palestina, se ha granjeado las
simpatías de millones de árabes y musulmanes y no sólo de palestinos. En mis
recientes viajes a la región desde el estallido de la guerra, me ha sorprendido
el amplio apoyo popular a Hamas, desde estudiantes universitarios y vendedores
callejeros hasta trabajadores e intelectuales.

En el 2006, Israel y Estados Unidos cometieron un similar y mortífero error en
Líbano con elevados costes para la vida civil y las infraestructuras. Israel
respondió al secuestro de dos soldados por Hizbulah lanzando una guerra total
para destruir la organización de liderazgo chií. Hizbulah capeó la tormenta
israelí y alcanzó un nivel inmunitario más sólido y robusto. El resultado fue
que Hizbulah se convirtió en la institución más poderosa en el panorama de
Líbano, echando por tierra la actitud disuasoria de Israel, asestando un golpe
a la política de Estados Unidos en Oriente Medio y ampliando la influencia
iraní en la región.

En mayor medida que la guerra contra Hizbulah, el actual
ataque israelí contra Gaza ya ha socavado la legitimidad y autoridad de
regímenes prooccidentales como Egipto, Jordania y Arabia Saudí a ojos de buena
parte de su ciudadanía.

Tales regímenes se ven acusados de connivencia con el enemigo, en contra de sus
homólogos de religión. Egipto, que comparte frontera con Gaza, se ha llevado la
peor parte de la ira musulmana en todo el mundo. Los manifestantes han puesto
su punto de mira en las embajadas de Egipto en varios países y han pedido al
presidente Hosni Mubarak que abra la frontera con Gaza para aliviar el
sufrimiento de los palestinos sitiados y bombardeados.

Muchos egipcios con quienes he tenido ocasión de hablar se sienten
escandalizados y ofendidos por la postura de Mubarak. Dicen que este país, el
mayor del mundo árabe, es presa de turbación y los ánimos están que arden: el
conflicto de Gaza saca a la luz pública una creciente brecha entre los
gobernantes de Egipto y su ciudadanía que – junto con el empeoramiento de la
situación socioeconómica del país-podría ejercer graves repercusiones sobre su
estabilidad. Aunque Egipto no afronta un riesgo inminente de revolución social,
las fuerzas armadas siguen siendo un enigma y desconocemos la actitud de
oficiales, tanto jóvenes como veteranos, hacia el impopular papel de Egipto con
relación al baño de sangre en Palestina.

Baste decir que los llamados estados árabes moderados están a la defensiva y
que el frente de resistencia dirigido por Irán y Siria es el principal
beneficiario. Una vez más, Israel y la Administración Bush
ofrecen a los líderes iraníes un goloso triunfo.

Barack Obama, el presidente electo, ha permanecido relativamente en silencio
sobre la crisis en Gaza. En una reciente entrevista televisiva en hora de
máxima audiencia, Obama prometió presionar de forma inmediata a favor de la paz
en Oriente Medio y aplicar una clara política de compromiso con Irán. Al
defender su renuencia a hablar a las claras de la brutal ofensiva de Israel
antes de asumir su cargo el 20 de enero, dijo que estaba formando un equipo
diplomático para “al primer día de ejercicio del cargo, disponer
efectivamente de los mejores colaboradores posibles comprometidos de modo
inmediato en el proceso de paz de Oriente Medio”. Apremiado a explicar con
mayor detalle su perspectiva, Obama aludió a un acuerdo relativo a una solución
basada en la existencia de dos estados, cuyas líneas generales – la seguridad
de Israel y un Estado palestino viable-gozan de amplia aceptación
internacional. Una de las lecciones aprendidas de la guerra de Israel contra
Gaza es la urgente necesidad de hallar la solución al conflicto árabe-israelí,
acabar con el sufrimiento de los palestinos sin hogar y resolver la obsesión de
Israel acerca de su seguridad.

Obama parece asimilar esta lección. ¿Invertirá su capital político, como acaba
de corroborar, en negociar una paz árabe-israelí y poner fin al ciclo de la
guerra en Tierra Santa?

Traducción: José María Puig de la Bellacasa

Font foto: La Vanguardia



  1. Et voldria fer una pregunta com eurodiputat:

    Quin és l’import que destina la UE a l’ajut a Palestina (si és que en destina) i quin seguiment es fa del seu us?

    Mercès

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