Pere Meroño

Diari d'un eurocomunista del #PSUC

8 de novembre de 2016
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PSOE y PODEMOS, dos izquierdas opuestas

LA DECISIÓN DE ABSTENERSE DEL COMITÉ FEDERAL DEL PSOE en la investidura de Mariano Rajoy configura esta formación como una izquierda cada vez más antitética a la que encarna Podemos. Lo afirmamos en tres aspectos vinculados entre si: el electorado, la articulación territorial y una actitud opuesta ante la disyuntiva de apuntalar el sistema o reformarlo, como exponemos a continuación.

Electorado: la brecha generacional

juventud-podemosEl politólogo Oriol Bartomeus ha analizado la importante brecha generacional que existe entre el electorado de viejos y nuevos partidos, bien ilustrada por el PSOE y Podemos. Entre el 2003 y el 2015 los votantes menores de 35 años del primero pasaron del 25% al 8.6%, mientras los mayores de 65 años ascendieron del 24.7% al 43.7%. En cambio, Podemos -según un barómetro del CIS del mayo pasado- tendría un 35% de menores de 35 años. Además, diferentes estudios han destacado que a Podemos tiene mayor presencia de voto joven urbano de estudios superiores.

Los electorados de ambos partidos también son distintos territorialmente. En los comicios de junio de 2016 Podemos mostró gran prédica a la periferia, visible en sus resultados del País Vasco (29% del voto total), Valencia y Baleares (25.3% en cada comunidad), Cataluña (24.5%) y Galicia (22.2%). En cambio, el PSOE es cada vez más meridional, como acreditan el liderazgo de Susana Díaz y el peso del sur en sus 85 diputados. Andalucía (31.2%) aporta 20 y 5 Extremadura (34.5%), de modo que ambas comunidades superan los 24 que representan el grueso de la periferia (7 Cataluña, 6 Galicia y 6 más Valencia, 3 el País Vasco y 2 Baleares).

Estructura: centro versus periferia

spot-en-comu-podemEstas bases electorales conforman dos izquierdas de diferente articulación territorial, dado que el importante voto periférico de Podemos se ha traducido en “confluencias” con otras formaciones, hasta el punto de desaparecer el rótulo del partido a las últimas elecciones gallegas.

Esta opción, que contrasta con la estructura del PSOE, parece un viaje  hacia el pasado. ¿En qué sentido? Cuando se articuló el PSOE entre 1976 y 1978 existía una Conferencia Socialista Ibérica que afirmó que su modelo de partido era federal y originó la Federación de Partidos Socialistas [FPS]. Esta entidad agrupó fuerzas como Eusko Socialistak, el PSC-Congrés [PSC-C], el Partit Socialista del País Valencià [PSPV] o el Partit Socialista de les Illes.

Pero las divergencias en el seno de la FPS favorecieron la entente de parte de sus fuerzas con el PSOE (como el PSC-C y el PSPV), lo que eclipsó la eventual configuración de un socialismo más plural y que 40 años después parece tomar corporeidad con Podemos.

¿El sistema: Pilar o ariete?

susana-diazAnte la crisis del sistema político instaurado en la Transición, un PSOE dividido ha optado por favorecer la investidura de Rajoy sin contrapartidas y cerrando los ojos a los casos de corrupción que rodean a los populares. De esta forma, se proyecta como una fuerza más preocupada para mantener el statu quo que por cuestiones ideológicas.

Podemos, en cambio, mantiene un discurso agresivo contra el Establishment y la supuesta “casta” que lo sustenta, visible en la lectura que ha hecho Iglesias de la abstención socialista para hacer presidente Rajoy: “se constata el fin del turnismo como sistema de partidos; nace una Gran Coalición que nos tendrá enfrente como alternativa”.

PSOE y Podemos, pues, dibujan izquierdas inversas. Podemos expresa especialmente un voto joven y urbano que recoge las inquietudes de los indignados y está arraigado en la periferia. Y el PSOE, con un electorado cada vez más envejecido, desplaza su epicentro hacia el sur y se muestra dispuesto a aguantar el bipartidismo, a pesar de deteriorar su imagen y hacer de Podemos la gran alternativa al PP.

¿Anverso y reverso de la izquierda?

En este escenario Podemos parece trazar una trayectoria alternativa a la seguida por el PSOE desde la Transición: si este último marcó distancias del PCE y se desembarazó del marxismo, Podemos ha querido aglutinar la izquierda y devenir su fuerza hegemónica. Recordemos que en las últimas elecciones se coaligó con Izquierda Unida [IU] y aspiró a gobernar con el PSOE. Y mientras el PSOE ha relegado al baúl de los recuerdos la defensa del derecho de autodeterminación de las nacionalidades del Estado, Podemos propone crear un nebuloso “ministerio de plurinacionalidad”.

Ahora se inicia un compás de espera para apreciar hasta que punto Podemos continuará divergiendo del PSOE o bien se moderará para ocupar su espacio. En definitiva, ignoramos en qué grado estamos ante una izquierda dispuesta a revisar el marco erigido durante la Transición, una sucesión de caudillismos (en la que el pablismo será una eventual reedición del felipismo adaptada a los nuevos tiempos) o una combinación de ambas opciones.

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