Totxanes, totxos i maons

El Bloc de Joan Josep Isern

10 de juny de 2017
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“1 de mayo: San José Obrero”.

Quan ahir vaig sentir el president Puigdemont anunciant pel dia 1 d’octubre la celebració del referèndum que propiciarà que, per fi, marxem d’España, el primer que em va venir a la memòria  –i m’imagino que a uns quants més de la meva generació–  va ser el denominat “Día del Caudillo” que oficialment commemorava “la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado” ja que va ser l’1 d’octubre de 1936 quan es va proclamar amb aquest títol en un acte que es va celebrar a la Capitania General de Burgos.

Per una senzilla associació d’idees em va venir de seguida a la memòria una altra data assenyalada en dia 1: el “Primero de Mayo” o “Fiesta de San José Obrero”. Una data festiva i de connotacions molt clares en la història de les lluites dels treballadors que el règim franquista  –que mai parlava de treballadors, sinó de “productores”— va voler girar com un mitjó i convertir-la en una exaltació del sindicalisme vertical més ranci per mitjà d’unes espectaculars “Demostraciones Sindicales” que des de 1958 es feien a l’estadi Santiago Bernabeu i eren retransmeses per TVE amb tota la pompa que us podeu imaginar.

També recordo que l’1 de maig era l’únic dia que les empreses que disposaven de mitjans de transport els posaven a disposició dels seus treballadors perquè celebressin el dia festiu al camp ben disseminats i lluny de qualsevol temptació de protesta. Em ve a la memòria la imatge de la carretera de Castelldefels amb un seguit de camions carregats de gent a la caixa en una època que l’ús del sis-cents i les sortides dominicals a la platja o la muntanya encara estaven per descobrir.

Dies enrere vaig explicar aquí que estava llegint “Memorias en blanco y negro”, del periodista esportiu Alfredo Relaño. Avui us reprodueixo un altre article del mateix llibre que parla d’aquells saraus d’exaltació franquista i de les seves connotacions esportives.

I al final de tot, us he reservat una perla: unes imatges del NO-DO corresponents a la primera “Demostración Sindical”, la de 1958. No us les perdeu, que n’hi ha per sucar-hi pa.

 

El mito de los ‘clásicos’ el 1 de mayo

Alfredo Relaño  (El País, 27.04.2014)

Se acerca el 1 de mayo, fecha que me recuerda la cantidad de veces que he escuchado (y leído) que en tiempos de Franco siempre se colocaba un partido entre el Madrid y el Barça en esa fecha, para mantener a la gente en casa, alejada de la tentación de salir a manifestarse. Es una leyenda urbana. Eso sólo pasó una vez, pero ya muerto Franco, en 1976. Presidía el gobierno Arias Navarro y era Ministro Secretario General del Movimiento Adolfo Suárez. El Madrid-Barça de Liga se adelantó al viernes 30 de abril, no al 1 de mayo. Lo que se buscaba era evitar las reuniones que prepararan la manifestación.

La leyenda urbana, desde luego, tiene su base. Desde que la televisión, entrados los sesenta, empezó a ser común en los hogares españoles, el Régimen tendió a proponer veladas tentadoras el 30 de abril mediante el deporte (en general fútbol) o los toros, a fin de sabotear esa posible preparación de actos como manifestaciones o lanzamiento de propaganda subversiva. Siempre el 30 de abril, nunca el 1 de mayo, día en el que el horario estelar estaba dedicado invariablemente a la Demostración Sindical, un espectáculo de bailes regionales y exhibiciones de gimnasia de grupo bastante ñoño. Se inició en el 58 y se extendió hasta 1975. Con el Bernabéu como escenario, salvo la tercera edición, en 1960, que se celebró en el Camp Nou porque Franco estaba de viaje por Cataluña, dándose baños de masas. Para el Régimen, el 1 de mayo era fecha de gran brillo, bajo la advocación de San José Obrero.

Pero, decía, la leyenda tiene su base real. Basta con repasar en la hemeroteca la programación de televisión en cualquier periódico en los sesenta y primera mitad de los setenta. Pero siempre el 30 de abril, para disuadir las reuniones preparatorias. Al hacerlo, hasta se puede determinar con claridad qué años se temía más y cuáles menos un 1 de mayo caliente según el esfuerzo de TVE para mantener a la gente en casa.

En 1964 se ofreció un Atlético de Madrid-Berlín Sport de balonmano, cosa que ahora parecería muy poco, pero que entonces era mucho, por lo que suponía el balonmano como novedad y por el tirón que tenía el Atlético en esa especialidad.

En 1965 debió de haber mucha conflictividad, porque TVE bombardeó tres días: el miércoles 28, Zaragoza-West Ham, de Recopa; el jueves 29, homenaje a Stanley Matthews, el gran extremo inglés que jugó hasta los 50 años; y el viernes, 30, Vasas-Benfica, de la Copa de Europa, cuyo interés en España era muy relativo. En 1966, curiosamente, no hay nada. Fechas de calma, o es que se consideró que el reciente estreno del segundo canal (UHF) era un reclamo en sí.

En 1967 se anuncia un programa deportivo especial, del que circuló el rumor de que sería algo grande y lo fue, porque lo que nos ofrecieron fue un manguerazo de goles de Pelé que maravilló.

En 1968 se anunció, en el UHF, un documental llamado El mundo del deporte, que atrajo a muchos con el recuerdo de lo del año anterior, pero que no dio tanto de sí. En 1969, un especial sobre los caballos jerezanos y el España-Yugoslavia de fútbol. En 1970, un especial con todos los goles de la selección registrados en el NO-DO desde la posguerra, y locutado por Matías Prats. Una gran pieza que se tituló Los de la Furia.

En 1971, triple esfuerzo, todo el día 30, que cayó en domingo. Primero se ofreció en diferido (se disputó la noche anterior, ya muy tarde) el combate de boxeo por el mundial de los superwelters entre nuestro José Hernández (campeón de Europa, sordomudo, al que el público animaba agitando los pañuelos) y el italiano Carmelo Bossi. Fue match nulo, con lo que Bossi retuvo el título. Luego, el Español-Betis de Liga y finalmente un España-San Lorenzo de Almagro de baloncesto, amistoso jugado en Balaguer.

En 1972 se bombardea ya el 29, con un Alemania-Inglaterra de clasificación para la Eurocopa, y el día 30 se ofrece un Atlético-Real Gijón (nada de Spórting por entonces).

En 1973, el 29, domingo, sí hay un Madrid-Barça, pero de baloncesto. Y el lunes 30, a falta de fútbol, corrida, con Miguelín, El Viti y Palomo Linares. En 1974, de nuevo boxeo, Tony Ortiz-Roger Zami, título europeo de los superwelters que ganó el español a su rival francés.

Y en 1975 se adelantan anómalamente al miércoles 30 tres partidos de Liga: Barcelona-Elche, Celta-Valencia y Zaragoza-Real Madrid. Tras jugar con los tres, se televisa el último de ellos (el Madrid, que acababa de cantar el alirón en San Sebastián y lo había celebrado intensamente, fue barrido por el Zaragoza, que le endosó un 6-1).

Así que ningún clásico (que entonces no los llamábamos así) hasta el primer 30 de abril tras la muerte de Franco. El presidente, Arias Navarro, temía que se prepararan movilizaciones para ese 1 de mayo. La mejor solución a mano era adelantar al viernes, 30, el Madrid-Barça, que correspondía jugarse ese fin de semana. Quedaban tres jornadas pare el final, el Madrid iba en cabeza con cuatro puntos sobre el Atlético y seis sobre el Barça. Adolfo Suárez negoció directamente con Saporta y se adelantó al viernes, 30, víspera del puente, tras negociar con el Madrid una compensación de 14 millones.

Ganó el Barça 0-2, goles de Rexach y Heredia, en un partido muy duro en el que fue expulsado Benito. Jugaron por el Madrid: Miguel Ángel; Sol, Benito, Pirri, Camacho; Breitner, Netzer, Del Bosque; Amancio, Santillana y Macanás. Y por el Barça: Mora; De la Cruz, Costas, Migueli, Corominas (Rifé, 63’); Neeskens, Marcial, Asensi; Rexach, Cruyff y Heredia (Sánchez, 81’). La derrota pudo apretar la cabeza, pero el domingo el Atlético perdió en el campo del Español y el Madrid respiró. De hecho, sería campeón el domingo siguiente, a una jornada del final, tras ganar en Granada.

Por cierto, al Madrid le costó cobrar los 14 millones por un asunto curioso, que García Candau recoge en su libro El fútbol, sin ley. El director de TVE era Andrés Reguera Guajardo, atlético de pro (fue directivo del club) pero abonado también en el Bernabéu porque, como a tantos otros, le gustaba mucho el fútbol y quería partido cada domingo. Sus vecinos de entrada en el Bernabéu recibían mal sus comentarios, en los que no disimulaba su inclinación. Esa tensión hizo crisis cuando en febrero de ese mismo año Fraguas fue gravemente lesionado en Salamanca por un jugador local, que procedía de la cantera del Madrid. Reguera, que estaba en el Bernabéu y seguía el partido de los suyos por el transistor, se quejó:

¡Esto es lo que traen las primas a terceros!

Esa insinuación de que el Madrid hubiera primado al Salamanca llevó a algunos de sus vecinos a denunciarle ante la Comisión de Vigilancia. El Madrid sugirió a Andrés Reguera que pidiera él mismo la baja y finalmente lo hizo. Luego retuvo el pago más allá de lo razonable, hasta el punto de que el Madrid tuvo que movilizar toda su fuerza para cobrarlo, y con retrasos. García Candau contó el asunto en este mismo periódico, lo que le costó amenazas de Reguera con los tribunales que no llegaron a concretarse.

En definitiva: mucho deporte y algo de toros en los 30 de abril, nunca en los 1 de mayo, y sólo un Madrid-Barça… ya sin Franco. La leyenda tiene una base, pero es leyenda.

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