L’aportació “friqui” i musical d’aquest cap de setmana ens arriba de la mà de Manolo Escobar, protagonista d’una inefable pel·lícula de José Luís Sáenz de Heredia que es va estrenar a finals de l’any 1969 i que es va titular “Juicio de faldas”.
Fent companyia a Escobar el repartiment de la cinta aplegava el bo i millor de l’ampli repertori de noms que varen consagrar el gènere de l’“españolada”: Concha Velasco, Gracita Morales, José Sazatornil, José Luís Coll i Antonio Ozores. Ben mirat, per completar el quadre només hi faltaven Pepe Isbert i Lina Morgan.
Val a dir que l’argument de “Juicio de faldas” és dels que es porten l’oli. Vegeu de quina manera la premsa de l’època el va resumir. No us en perdeu ni un detall:
“Engracia, una chica de pueblo no muy agraciada y algo tonta acusa al camionero Manolo de haberla dejado embarazada. De la defensa de Manolo se encarga Marta, una guapa abogada, de la que al principio desconfía porque es mujer, pero que pronto le demuestra sus grandes dotes profesionales. Marta comienza a hacer indagaciones y pronto se convence de que su patrocinado es inocente. El problema es que todas las pruebas circunstanciales apuntan a Manolo, de modo que no tienen más remedio que encontrar al verdadero culpable, pues en caso contrario Manolo sólo tiene dos opciones: la cárcel o la boda con Engracia.”
I per si se us ha escapat algun matís aquí teniu la lletra de la cosa:
(José Luís Sáenz de Heredia / Rafael de León)
Con el debido respeto y humildemente le expongo a usía y a toda la compañía lo que esa noche pasó cuando a Madrid yo venía, cumpliendo mi obligación.
Yo venía cantando con alegría, más no crea la sala que estaba puesto por la bebía, y al salir de una curva me la topé, un borracho no frena y yo frené.
En mitad el asfalto, me valga Santa Ana, que esta tendía igual que una rana, me tiré de un salto y me fui pa ella, vi que estaba viva, bendije mi estrella.
Y así me dijo Gracita, maldita sea mi suerte, ya estoy atropellaita, soy la novia de la muerte. Me la subi a la cabina, pues mi intención era sana, y la dejé en una esquina y así le dije, con Dios paisana, por la pastora divina, que la he tratao como a mi hermana.
Yo juro solemnemente como lo piden las escrituras, que de esa escalabraúra, soy inocente del to, que miente esa criatura, lo mismo que Eva mintió.
Desde que el mundo es mundo a los varones, nos buscaron las hembras señores mios las perdiciones. Si recuerdan la historia comprenderan que me pasa lo mismo que al padre Adan.
Donde ven que hay tela, y perdone usía, se van a por uno como una jauría, y como yo tengo la vida resuelta, esa sanguijuela me busca las vueltas.
Si por ser bueno y honrao y dar la sangre a cualquiera y cumplir con lo mandao de auxilio en la carretera, me puedo ver condenao y encerrao como una fiera, le juro señor letrao cuadre o no cuadre de esta manera, que no paro ni a mi padre ni aunque le vea las tripas fuera, que no paro ni a mi padre ni aunque le vea las tripas fuera,
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